A raíz de los últimos acontecimientos donde se ve involucrado un estudiante que dispara un arma de fuego en contra de una docente, supuestamente por venganza. Diferentes opiniones, desde padres de familia, autoridades e incluso la ANDE, han salido a condenar al muchacho que realizo este hecho.
Pero el problema de fondo nos es el estudiante que dispara, ya que los estudiantes son seres sociales y como tal adquiere su conducta, sus valores y moral en el seno de la misma sociedad. Una sociedad con muchos problemas tanto de índole económico, político y social que son transmito directa o indirectamente a nuestros jóvenes.
La conducta que se aplica en los colegios es la que el adulto quiere ver en los adolecentes, y no la que los adolecentes quieren vivir, es en ese momento donde surge el choque de criterios, el sistema coercitivo de nuestro sistema educativo, es de por si tenso para los y las estudiantes, ya que cualquier “movimiento en falso” tiene su boleta.
Ya sea porque las faldas de la camisa va por fuera, o el escudete esta torcido, o el color de las medias no corresponde a las exigidas, situaciones que mucha veces no tienen nada que ver con lo académico, es decir se vive bajo una tensión diariamente.
Frente a esto; mi propuesta va encaminada a lo siguiente:
1. Crear la cátedra de solución de conflictos en las diferentes instituciones educativas del país.
2. Cada institución educativa contará con un consejo de solución de conflictos que abordará los diferentes problemas que atañen a los estudiantes y hará las respetivas recomendaciones, este consejo debe ser tripartita (padres, docentes y estudiantes).
3. Crear consejos regionales de solución de conflictos, con las diferentes entidades, para generar propuestas preventivas y educativas para ser aplicadas en los colegios y escuelas.
Debemos tener en cuenta que nuestra función es educar y no de castigar, “eduquemos al niño para no castigar al hombre” y busquemos los males o los problemas donde realmente se genera; finalizo con la frase de A. Makarenco, pedagogo Ruso que escribió sabiamente “Los piojos no están en la cabeza, están en la casa”