Me sorprendió no verle, diputado Echando, el día en que se puso la primera piedra del nuevo Estadio Nacional.
El pasado 17 de marzo en el periódico La Nación leí detenidamente las declaraciones que el diputado antes mencionado daba ante el inminente reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la hermana República de Cuba y Costa Rica.
“Sería contradictorio de un gobierno cuyo presidente (Oscar Arias) es premio Nobel de la Paz que establezca relaciones diplomáticas con un país que no respeta los derechos humanos.” Se expresaba así el diputado Echandi sobre el acercamiento significativo que se venía dando entre San José y La Habana.
Me sorprendió no verle con pancartas, consignas y declaraciones “anti-China” el día que se puso la primera piedra del nuevo Estadio Nacional que el gobierno de la República Popular de China muy amablemente nos dona.
Asumo que al diputado Echandi le parecerá igual de contradictorio que un gobierno de un Nobel de la Paz acepte un obsequio de unos de los gobiernos que más sistemáticamente viola los derechos humanos como es el de China. Si no sabía de dichas violaciones, Sr. Echandi, le recomiendo leer el Reporte Mundial 2009 de la Organización “Human Rights Watch” y buscar la sección “China”; le adelanto que en dicho reporte se enterará de algunas de las muchas faltas que el gobierno del gigante asiático comete.
Me sorprendió de sobremanera no verle el día de la puesta de la primera piedra, don José Manuel declarando con la misma vehemencia su descontento por nuestra relación con uno de los gobiernos que entre otras cosas falla en libertad de expresión, ataca a cualquier tipo de disidencia, prohíbe a activistas de hablar con medios extranjeros (particularmente durante los pasados juegos olímpicos), restringe diferentes expresiones espirituales y religiosas y que cada vez se comporta mas punitivo y restrictivo con el Tíbet además de prohibirle a sus socios comerciales (como nosotros) recibir a otro Nobel de la Paz, el Dalai Lama.
Es mi humilde opinión, diputado Echandi, que el no establecer relaciones diplomáticas con Cuba era simplemente un resabio absurdo de la Guerra Fría, tiene usted todo el derecho a discernir conmigo. Pero por eso me sorprende no haber escuchado una palabra suya crítica sobre nuestras relaciones con China, supongo que usted no pondrá un pie en ese majestoso Estadio Nacional que nos construyen pues sería contradictorio que el país de un Nobel de la Paz disfrute de un regalo de un gobierno violador de los derechos humanos. ¿O no?