En su respuesta a una insolenta y muy grosera columna de don Julio, el expresidente don Óscar Arias le manifestó lo siguiente:”… don Julio Rodríguez quiere que renuncie a mi derecho de poder decir lo que pienso. Que calle sobre los problemas que aquejan a Costa Rica. Que me doblegue bajo la línea editorial o de su columna de opinión, pero no con argumentos serios y fundamentados, sino con insultos y ataques personales, como lo ha hecho desde hace casi 30 años. Pero no me voy a callar. No sólo porque abonaría su cinismo magistral, su fanatismo y su intolerancia, sino que no lo haré porque implicaría dejarlo hablando solo desde su tribuna soberbia e impoluta. Desde esa misma tribuna en la que, escudado bajo la etiqueta de periodista, ni rinde cuentas, ni reconoce verdades, ni acepta errores, ni se retracta de falsedades, ni se arriesga a trabajar por su país más allá de la silla de su escritorio.”
En el último mensaje a La Nación y con la firmeza que le caracteriza, afirmó don Óscar Arias: “Los gobernantes, como los metales, se prueban bajo presión. ¡Ay de aquel que, por temor a la oposición, a grupos poderosos o a los medios de comunicación, se doblegue en sus más firmes convicciones!”. Precisamente Liberación Nacional, con el comunicado aprobado, demuestra que es una fracción valiente, solidaria, y que sabe defender sus mejores activos, que son las grandes obras de sus gobiernos y de nuestros líderes que las hicieron posibles.
Rehúyen la confrontación quienes no tienen claro su ideario; no es el caso de Óscar Arias, ni de Liberación Nacional: defendemos la ideología socialdemócrata. Dudan ante la confrontación los que tienen temores a que en la prensa se les congele o se les maltrate; tampoco es nuestro caso porque buscamos equilibrios, confrontamos con decencia, pero no permitimos que se nos doblegue porque alguien tiene la posibilidad de usar un micrófono, una cámara o un periódico de una manera reiterada durante todas las semanas y muchas veces de forma mal intencionada.
Aquí hay principios éticos y derechos humanos en juego; no somos timoratos que respondemos con el silencio. Estamos para construir con el diálogo y expresar nuestros puntos de vista sin ningún tipo de cortapisas ni cálculos medrosos.
La libertad de prensa que algunos defienden es con censura previa; propia de los totalitarismos de derecha y de izquierda. Muchos artículos ha querido publicar Bruno Stagno, a propósito de estos temas, que no se los publica don Julio. Por eso hay que ir a leerlos a otros medios. Esa no es la libertad de prensa, ni de pensamiento que debe exhibir un periodista. Estamos en contra de esas censuras previas y como partido democrático, auspiciamos y respetamos la diferencia de ideas, de pensamientos y de opinión. Eso es lo que engrandece a un país democrático y esa es otra de las grandes diferencias éticas que nos separan.
La fracción analizó esta discusión. Por el lado del expresidente Arias hay razones, principios y, tesis de fondo; mientras que del periodista Rodríguez, subjetividades, descalificaciones y ofensas personales. El que lee uno y otro artículo sabrá ubicar al final del análisis, quién está actuando con transparencia y la verdad y quién sustenta sus apagadas velas en equivocados dictámenes viscerales.
Las diferencias entre Liberación Nacional y La Nación son añejas, y no acabarán aquí. Se han mantenido por sesenta años, porque son ideológicas. La Nación se ha opuesto al ideario socialdemócrata que ha transformado el país.
Por último, estoy seguro de que con don Óscar Arias sucederá lo mismo que con don Pepe, quien asediado por un mezquino sector de la prensa que siempre lo persiguió, al final terminaron declarándolo el “personaje del siglo”.