Por eso, desde el anuncio del Gabinete vimos cómo el señor Presidente no pudo sustituir al Ministro de Seguridad y cerrar la tristemente célebre DIS, oficina de espionaje que ha hostigado incluso a periodistas de este Semanario. Obviamente el poder superior (imperial) no iba a permitir esos cambios, dada la necesidad de “profesionalizar” (léase militarizar) la Fuerza Pública. Los reportajes de un canal de televisión comercial sobre el entrenamiento de estos “policías”, no dejan dudas acerca de la preparación que están recibiendo para reprimir la movilización popular.
¡Y luego aparece en escena el Otro Solís investido como diputado y acompañado de su escudera! En clara violación de la autonomía universitaria (¿conocerá los artículo 85, 86, 87 y 88 de la Constitución Política esta señora?) la escudera del Otro exigió la nómina de salarios del Tecnológico de Costa Rica (supongo que de las otras universidades también) para revisar la escala salarial. ¡Habrase visto! ¡Ahora resulta que somos los profesores universitarios los causantes del problema fiscal! (estamos avisados: ¡vienen por nuestros salarios!).
Los megarecortes presupuestarios que atentan contra las universidades, programas educativos y socioculturales y otros, son una muestra de la histeria neoliberal incubada por este sacerdote de la doble moral. No hay duda tampoco, de que ha sido el Némesis que los sectores dominantes del PLN (Arias y cía) necesitaban para construir una “oposición” blanda y así lograr el trámite rápido del TLC/USA y otras gollerías, como la ofrecida a la empresa holandesa ATM en puerto Limón (de la cual, por cierto, el Otro y su escudera no dicen nada).
Sí, el PAC es un invento liberacionista (mejor dicho, arista), una estructura electoral, que no partidaria, para desplazar al PUSC y contrarrestar el ascenso de la izquierda parlamentaria. Sus actuaciones son claras y siguen el libreto heredado de las infames administraciones liberacionistas. Lo positivo de este destape es que ya estamos avisados y no queda más que emprender seriamente la construcción de una alternativa ante la nueva entente neoliberal instalada en la Asamblea Legislativa y cogobernando: el PACPLUSCLIBERTICIDA.
Los ingenuos que creyeron en un PAC sólido y progresista deben comprender, de una vez por todas, que la realidad política está al revés. Por eso debemos leer correctamente la consigna escrita en una de las paredes, justamente, del principal puerto caribeño siempre abandonado y golpeado por la violencia estructural: ¡basta de hechos, queremos promesas!