Los años pasan, y los giros del lenguaje popular se olvidan o cambian; porque también varían las situaciones que les dieron origen. Por eso, a los jóvenes de nuestros días no les resulta familiar el: mátalas callando!; utilizado por los abuelos cuando deseaban expresar, lo más breve posible, la actitud de una persona o un grupo, que quería hacer algo en forma furtiva, sin que nadie se diera cuenta, y de pronto, zas!!, la sorpresa. Cuando se descubría esa forma de ser o de actuar, se decía que era un: mátalas callando.
Pues bien, creo que ese calificativo lo merecen un grupo de diputados de la actual Asamblea Legislativa que, a Dios gracias, ya les queda poco tiempo de vida… parlamentaria. Este grupo, integrado por cuatro diputados liberacionistas y toda la fracción libertaria, incluyendo el renunciante Salas Ramos, presentó una reforma constitucional al artículo 132, que dice, léase bien: «No podrá ser elegido presidente ni vicepresidente (de la República) quien haya ejercido la Presidencia de la República durante dos periodos consecutivos o alternos…»!!, es una aparente prohibición que autoriza la reelección presidencial por dos períodos consecutivos; es decir, va más allá de lo que «generosamente» la Sala IV le regaló a los grupos de interés de este país.
Estos «matalas callando», ya tienen el proyecto en el segundo lugar de la agenda del Plenario Legislativo, en el capítulo de tercera lectura y admisión.
Este desaguisado de proyecto, por supuesto que no es comentado por la Gran Prensa porque, son parte del equipo(o directores técnicos) de los mátalas callando que hay en este país, que como las lagartijas, se meten por cualquier hendija, hasta en la Sala IV y la Asamblea Legislativa.
Por supuesto que los argumentos son: la orientación estratégica que necesita el país y que no se logra con miras cortoplacista, los cambios de gobierno a que impiden la planificación, la experiencia, el desperdicio de recursos y talentos(?) y otras zarandajas más, para ocultar la verdad: la ambición de poder de unos pocos que, engañando a muchos, se cobijan bajo distintas banderas, pero en una sola cama, aunque esta sea del hospital geriátrico, desde donde, posiblemente, piensan que alguno pueda ejercer una tercera magistratura.