Este primero de mayo del 2015 será recordado como el intento por volver al pasado, como el recuerdo nostálgico de dos partidos políticos por revivir aquel 28 de abril de 1995.
La alianza entre el PLN y el PUSC, forjada como el mayor de los secretos en la noche del pasado 30 de abril, tenía como único objetivo tomar el control de la Asamblea Legislativa con una agenda excluyente de derechos humanos fundamentales. La cereza en el pastel sería el control de las comisiones del Congreso, que fueron repartidas como botín de guerra, con el cuidado de no incluir a quienes no participaron de la agenda oculta, los cuales además podrían propiciar cambios importantes para la ciudadanía prometidos durante la campaña electoral.
Aquel famoso pacto del 95 entre los hijos de los caudillos, se gestó también en la oscuridad, con miras a privilegiar el autoritarismo, el control del poder de manera absoluta, lo que permitió la venta de importantes e históricas instituciones públicas, con el consecuente despido de cientos de trabajadores. Hoy como ayer, el pacto se realiza a espaldas de las organizaciones sociales, de la participación popular, con graves consecuencias para la democracia.
El nuevo directorio de la Asamblea nombrado este 1 de mayo e integrado mayoritariamente por lo que se ha dado en llamar el PLUSC, refuerza sus posiciones con la presencia de los partidos que se autodenominan “cristianos”, con una lista de objetivos generales que carecen de propuestas concretas. Lo que sí queda claro, es que han sido silenciados derechos humanos que deberían integrar una agenda prioritaria en el Congreso: la fertilización in vitro, los derechos civiles y patrimoniales de las personas del mismo sexo, el respeto por los derechos laborales de los trabajadores (as), el impedir el recorte presupuestario de los programas sociales… Quedan vetadas además las medidas urgentes para combatir el fraude y la evasión fiscal de administraciones anteriores, ante la cortina de humo para tapar la corrupción.
Se han cumplido ya 20 años desde la fundación del PLUSC; ¿podría repetirse en el 2015 la historia de políticos que han atentado contra la democracia convirtiendo el patrimonio nacional en botín personal? Las últimas elecciones mostraron con claridad que no se puede borrar la memoria de todo un pueblo, que la ciudadanía está cansada de la corrupción, de la pérdida de derechos, de la impunidad en la gestión gubernamental. El pueblo votó esta vez contra la vieja política tradicional.
El error del PLN y del PUSC es creer que la ciudadanía olvida con facilidad, y que por esta razón los eximió de toda responsabilidad. Lo que han logrado uniendo a las fuerzas conservadoras para el control de la Asamblea Legislativa es polarizar el Congreso, además de obligar al movimiento popular y a la ciudadanía en general, a tomar las calles para defender incondicionalmente derechos humanos irrenunciables.
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