Novum de la crítica costarricense sin espíritu

Resulta interesante toparse con ciertos artículosde crítica literaria como “Novum de la cienciaficción costarricense” publicado por la revista deFilología y Lingüística de la UCR y cuyo autor esdon Roy Alfaro, en donde se menciona a ciertoscolegas autores a los cuales personalmente admiropor su talento, creatividad e imaginación, y he tenidoel honor de acompañar en antologías, […]

Resulta interesante toparse con ciertos artículos
de crítica literaria como “Novum de la ciencia
ficción costarricense” publicado por la revista de
Filología y Lingüística de la UCR y cuyo autor es
don Roy Alfaro, en donde se menciona a ciertos
colegas autores a los cuales personalmente admiro
por su talento, creatividad e imaginación, y he tenido
el honor de acompañar en antologías, a quienes
se les descalifica su obra por razones supuestamente
ideológicas, o por mediciones que resultan
absurdamente limitadas.Debido a que no tengo formación alguna en
teoría literaria, filología o ningún área de letras me
resulta tan imposible como indiferente responder
desde una óptica academicista. Como artista lo
que me interesa es el arte mismo, la producción y
la expresión artística como una vía de comunicación
y creación. Para mí la literatura no es un frío
objeto de estudio y análisis según reglas definidas y
referentes académicos, sino una herramienta para
la manifestación de la creatividad, una excusa para
dejar volar la imaginación. Mi función al escribir
es expresarme y realizarme como artista, no cumplir
con las normas y reglas impuestas por otros. Es,
en síntesis, una experiencia pasional y emotiva que
emana del alma, y no un mero ejercicio cerebral.
Pero también lo es leer. Acá es donde debo,
como lector, manifestar mi voz. No porque mi
obra haya sido aludida –mi humilde cuento “Sofía”
se menciona marginalmente un par de veces y
dentro de una alusión genérica– sino por la excelente
narrativa de los colegas mencionados.
Desconozco si don Roy alguna vez ha escrito
narrativa (jamás antes había escuchado su nombre),
pero estoy seguro de que no, es un artista a
raíz de la forma tan fría y calculadora en que redacta
su artículo. Tampoco he escuchado nunca de
Dorka Suvin, quien es seleccionado por don Roy
como quien definió qué era y qué no, la ciencia
ficción. Las características de esta definición son
muy específicas; suceder en el futuro, tener tecnología,
basarse en los conocimientos físicos actuales,
explicar como funciona la tecnología con detalles
científicos reales, usar neologismos (?) y ser crítico
del sistema económico capitalista. Pareciera que,
según esto, un autor de ciencia ficción sólo puede
ser un físico marxista.
Todo autor que sea de derecha, de centro, de
centroizquierda o sencillamente apolítico no califica
pues no estaría haciendo oposición crítica ideológica
al “modelo neoliberal”. Esto significa que Asimov,
Bradbury, Heinlein y Lovecraft están descartados
por razones políticas. También Verne, pues sus
historias no tienen neologismos y no suceden en
el futuro (sino en su presente), al igual que Welles.
Lovecraft es doblemente transgresor pues sus historias
no tienen tecnología y cuando no suceden en el
presente acontecen en el pasado distante. Asimov
sería “ciencia ficción blanda”, lo que para don Roy
es sinónimo de “mala”, pues él jamás explica cómo
es que las naves interestelares entran al hiperespacio
o como funcionan los “cerebros positrónicos” que
dotan de inteligencia artificial a sus robots.
Pues bien, esa misma capacidad de estimular la
mente y deleitarme con la belleza narrativa que he
disfrutado en los autores arriba mencionados la he
experimentado con los colegas Daniel Garro, Iván
Molina, Jessica Clark, Laura Quijano y demás mencionados
(y descalificados) por incumplir –según él–
los cánones suvinianos concluyendo por tanto que
en Costa Rica no se ha escrito ciencia ficción y todos
los autores fomentan, por ello, el neoliberalismo.
Por supuesto que la crítica literaria y el análisis
académico son importantes, no quisiera que
se piense que desdeño tal ejercicio. Sin embargo,
como lector y como artista, es decir, como persona
que se entusiasma con el arte sin preocuparse por
la ideología del autor (si es que tiene) o los rigurosos
mandamientos predicados por don Roy, sí les
recomiendo a todos los lectores que busquen las
obras de estos autores nacionales, y les aseguro que
las disfrutarán mucho, aunque se enojen Suvin y
su discípulo por ser un montón de “neoliberales”
que no usamos neologismos ni sabemos nada de
física cuántica… como Asimov.

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