“Pan y circo”, versión posmoderna

¿Cómo no apreciar el deporte genuino? Es superación humana lograda a largo alcance, a base de tesón diario. ¿Cómo no amar el arte? Genuina

¿Cómo no apreciar el deporte genuino? Es superación humana lograda a largo alcance, a base de tesón diario. ¿Cómo no amar el arte? Genuina comunicación humana, de dentro para fuera, hacia la comunidad. Pasa que cuando esas manifestaciones, instrumentalizadas y combinadas en función del comercio y la política, están regidas por el poderoso caballero don dinero, en el marasmo de intereses, corremos el riesgo de que se pierda lo esencial: la persona.

Respecto del deporte, ¿cómo no pensar en grande al recordar esos juegos olímpicos en la Grecia clásica? En cambio, en los años 30, horror de manipulación, aquella versión hitleriana (el totalitarismo no ha muerto).

Ha pasado mucha agua por no sé qué ríos en Tres Ríos y vemos que el mismo contraste prevalece. Por un lado, el deporte practicado sanamente en diversas manifestaciones y oportunidades evidencia lo que ya proclamaban también los “viejos” romanos: una mente sana en un cuerpo sano, tarea urgente. Por otro lado, hablando de estética, pavoroso el panorama de esos gordinflones drogados de fútbol, frente al televisor, alimentándose de chatarra para el cuerpo y la mente, con tanta publicidad simplemente estúpida.

Pero volvemos al deporte, qué digo, al fútbol. Cada vez más hay manipulación para que sean sinónimos, reduciendo el rico panorama. No se preocupen, no es ningún trauma personal. También lo he practicado y no ignoro que se trata de 11 contra 11 y meter la pelota en un marco en tiempo reglamentado. Por las razones a continuación, ahora no meto pie en bola y escribo con las patas.

Viendo ahora el show mediático y tanta envoltura, pobrecitos los romanos, lo que se perdieron. Pero ya existía la maniobra: es la locución latina del “pan y circo”, mantener tranquila a las masas con alimento y entretenimiento de baja calidad. La expresión moneda corriente, ahora con equivalentes en diversos idiomas, como el “pan y toros” de los españoles, la acuñó el poeta romano Juvenal, ya antes de Cristo pero ¿ qué constatamos?

En versión posmoderna desapareció el “pan” y va el chorro abierto de alienación: la manada (¡qué diferente del individuo!) y el berreo (¡vean las fotos, casi siempre con esperpénticas caras de gritones!), todos dóciles consumidores. Lo plasma el cantante argentino Andrés Calamaro, con su canción “Clonazepán y circo” en referencia a un ansiolítico. Drogar pareciera lo importante, hacer que la gente no piense, o que piense lo inducido.

Felicitaciones al equipo de Costa Rica por su meritorio desempeño, pero ni hablar de la confusión deporte-despelote en la Fuente de La Hispanidad. Hasta mi matutino, con toda su retórica de “inmortales” y de “olimpo”, se puso amarillista. Cómo no, el deporte es un arte… para los que lo practican; lo demás es demagogia y manipulación. Terminó la reciente racha de futbolatría. Desbordó la copa.

 

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