Corría el siglo I, cuando Marco Valerio Marcial (40-104) denunciaba que los poemas que él componía, Fidentinus los recitaba bastante mal. En otros términos, una copia no es igual a su original. Valerio comprende el término plagiarius como el que se vende por autor de un libro de otro. Más tarde, Ulpiano (170-228) entiende el término plagiarius como el que compra un hombre libre sabiendo que lo es y lo tiene forzado a esclavitud (de Dic. latino español, V. Salvá, París, 1873).
Según el Diccionario de la Real (¿real?) Academia, plagiar, primera acepción, es copiar en lo sustancial obras ajenas dándolas como propias.Esta preocupación de hacer pasar como propio lo que es ajeno es una mala práctica, que lleva siglos de existencia; no obstante, en nuestros días conocemos casos de ministros que han caído por haber hecho plagio en sus tesis doctorales; en el 2011 el Ministro de Defensa alemán y en el 2012 la Ministra de Educación y Ciencia alemana. Sus universidades retiraron los títulos obtenidos. Así ha sucedido con autores reconocidos que sobre su persona ha caído la sombra del plagio, tal el caso de Bryce Echeniqu, condenado a pagar una multa por un tribunal administrativo (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual de Perú) por plagiar artículos periodísticos. Excelente novelista, infortunado articulista.
Un tristemente célebre exdiputado presentó un proyecto Ley de independencia del Ministerio Público de la República de Costa Rica (2008) en el cual se imponían multas en bolívares. ¡Sí, leyó bien, en bolívares! El burdo proyecto, así publicado, copiaba textualmente artículos de una ley venezolana, sin tener ni siquiera el cuidado de variar el nombre de la moneda.
La Universidad de Costa Rica, en el Reglamento de orden y disciplina de los estudiantes, entre las faltas muy graves incorporó el plagiar en todo o en parte, obras intelectuales de cualquier tipo. Así como presentar como propia una obra intelectual elaborada por otra u otras personas, para cumplir con los requisitos de cursos, trabajos finales de graduación o actividades académicas similares (Art.4, incisos j – k). Las sanciones consideradas como muy graves, tal el caso del plagio, según el inciso a) del art.9, van desde aplicar una suspensión como estudiante regular no menor de 6 meses calendario, hasta por 6 años calendario.
Según acuerdo de la sesión N.º 5758, del jueves 3 de octubre de 2013, el Consejo Universitario decide someter a consulta la modificación al Reglamento de régimen disciplinario del personal académico, precisamente para adicionar el plagio como falta muy grave, así como presentar como propia una obra intelectual elaborada por otra u otras personas o falsificar información para cumplir con las obligaciones propias de sus funciones y actividades institucionales. Ya la consulta concluyó, ahora manos a la obra. No se debe esperar más, pues si los estudiantes tienen que cumplir con el deber de originalidad y observar la ética en las acciones que desarrollan, el personal académico ha de ser el primero en dar el ejemplo en materia de originalidad, ética en el desempeño y acatamiento a la propiedad intelectual.
