El primer mes de gobierno de Laura Chinchilla se caracteriza por una serie de situaciones convulsas que dejan muchas dudas acerca del rumbo y buen manejo de la administración.
Recordemos que doña Laura fue designada candidata a la presidencia por el entonces presidente Óscar Arias, en un acto irregular e inconstitucional en donde el mismo Arias reconoció sentirse orgulloso de haber escogido a la primera mujer presidenta del país.
Acto seguido, Arias le exigió a Laura concederle varias curules en la Asamblea Legislativa con el fin de que sus discípulos allanen la senda hacia la candidatura presidencial de su hermano Rodrigo para las elecciones del 2014. A partir de ese momento Óscar y Laura quedaron ensamblados en un arias-laurismo, y Laura le dio continuidad a varios proyectos inconclusos de interés particular y de su política ambiental.
Podemos reconocer la mente y la mano autoritaria de Arias en los funestos proyectos de Sardinal (donde los desarrolladores inmobiliarios pretenden construir ilegalmente un acueducto entre Sardinal – El Coco – Ocotal); también en la minería a cielo abierto en Las Crucitas, en el Parque Las Baulas y en otros sitios donde se dan prácticas perversas de deforestación y destrucción de la biodiversidad en forma masiva y constante.
De ese modo, Laura retoma la iniciativa de poner fin a la convivencia pacífica con la naturaleza, sepultando los viejos anhelos de vivir en armonía con todos los ecosistemas y realizar proyectos amigables y sostenibles con la naturaleza.
Paralelamente, la Dama en común acuerdo con 35 diputados de varias fracciones políticas, habían acordado a hurtadillas legislar en beneficio propio, inaugurando su potestad de crear leyes con una que les aumentaba los salarios en ¢4,3 millones.
Expertos y analistas políticos consideran que la presión por las deudas asumidas en la campaña electoral fue el detonante para que esa mayoría de diputados intentaran aprobar en forma apresurada el millonario aumento.
El proyecto de ley para aumentar el salario de los diputados se acordó antes de que los actuales congresistas asumieran su cargo y formó parte de la oferta de negociación del PLN para conseguir los votos necesarios para hacerse del control del directorio del Congreso. Pero no previeron el escándalo social que suscitaría el proyecto, el cual obligó a Laura a amenazar a los diputados con vetar la ley, y en consecuencia, a los legisladores a abortar su proyecto.
Otros “defensores de la Patria” que pactaron bajo la mesa son tres ex diputados que después de traicionar los ideales de sus respectivos partidos, se aliaron a la campaña de Laura por intereses económicos y políticos.
La exdiputada Evita Arguedas, electa por el Movimiento Libertario, fue designada como integrante de la junta directiva del Banco de Costa Rica.
Los otros dos ex diputados, José Manuel Echandi y Andrea Morales esperan impacientes el llamado de Laura para recibir la tajada del botín político que les asigne.
La actitud gubernamental destaca y profundiza la prostitución de los sumos poderes del Estado y en particular, la de los funcionarios que ostentan los cargos.
Las décadas de corrupción acumulada por los partidos políticos tradicionales junto con los cómplices que pactan en secreto han endurecido sus prácticas; eso significa que nadie podrá garantizar firmeza y honestidad en los próximos cuatro años: ya vendrán otras oportunidades para llenar de dinero los bolsillos de los Padrastros de la Patria.
Por el momento el Arias-Laurismo amenaza con imponer a Fernando Sánchez como Embajador ante el Estado Vaticano, este primo de Óscar Arias y coautor del “memorando del miedo” que deshonró nuestra democracia. Vale recordar que el memorando describió meticulosamente los mecanismos que debían utilizarse para meterle miedo a la población si votaba en contra del TLC o no se aprobaba.
Por otro lado, Bruno Stagno, canciller durante el Gobierno de Óscar Arias, renunció el 2 de junio como embajador de Costa Rica en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por haber firmado él mismo varios documentos relativos a su nombramiento como embajador en la ONU, que le valieron las críticas por parte de la prensa y de la Procuraduría de la República, así como la amenaza de Laura de levantarle un procedimiento administrativo.
Este lúgubre panorama hace pensar que si antes contaban, con esperanza y optimismo, los últimos días de gobierno que le iban quedando a Arias, ¿con qué ánimo podremos enfrentar los cuatro años del engendro Laura-arias que recién cumple su primer mes ?