Siempre crees que será alegre ver a tus alumnos en el futuro. Y ¡¡¡claro que lo es!!! A Ginés, p. ej., a Karla, Grethel, Ariel y a Iván, a Roberto y Sergio, a Hellen, Ivania, y Eder y a Luisa y Lucero, a Nathy y Katherine, a Vanessa y tal vez algún día a Layla. Es lindo encontrar a tus alumnos en el futuro.
Y un día, ahí por la Corte, creí que un indigente me mataría al acercárseme tanto y tan de repente. Harapiento y cargado de un hollín oscuro, aceitoso maloliente iba. −¡Tranqui profe!, ¡Soy yo!
Por el susto perdí una bolsa de libros. Y recordé lo triste que puede ser la libertad en la vida: cada quien elige (no se sabe bien porqué) lo suyo. O dicho con la Biblia: el hombre propone y Dios permite (…!).