En el periódico La Prensa Libre del 17 de diciembre pasado, el magistrado Luis Paulino Mora, Presidente del Poder Judicial, indica: “Yo creo que la efectividad es la solución correcta”, refiriéndose al sistema penal garantista que se ha impuesto en los últimos años en nuestro país. Pero, ¿qué entiende el señor Mora por “efectividad”?
En Administración de Proyectos, se entiende por eficacia, la capacidad de lograr los objetivos propuestos. La eficiencia, por su parte, consiste en la capacidad de minimizar el uso de recursos para alcanzar los objetivos de la organización. Si algo es eficaz y eficiente a la vez, entonces es efectivo.
Don Luis Paulino asegura, además, que “la solución a la delincuencia no es meterlos a todos en la cárcel, deberíamos implementar el cumplimiento de labores comunales y la utilización de los brazaletes”, esto, para él, es una solución “efectiva” para el problema de la inseguridad ciudadana.
La anterior aseveración me lleva a pensar que la propuesta de los brazaletes en lugar de cárceles para los delincuentes, no es más que una mera ocurrencia de los garantistas que han gobernado este país. Porque, de ser cierto que esa es una solución “efectiva”, entonces debería publicar las conclusiones a las que se llegó, después de haber llevado a cabo un estudio de factibilidad que, al menos, contenga: un estudio de mercado que haga un análisis de la oferta, la demanda y los costos del proyecto; un estudio técnico que contenga la localización, el tamaño, la tecnología y la ingeniería del proyecto; una evaluación financiera o económica – social, que contemple los costos de inversión, los costos de operación, los ingresos y la sostenibilidad del proyecto, así como las fuentes de financiamiento con las que se contará. En fin, demostrar que se beneficia la sociedad como un todo protegiéndola de los delincuentes y no al contrario, facilitando que los delincuentes continúen con sus prácticas aún después de sentenciados.
El sistema carcelario en nuestro país es todo un proyecto que tiene muchísimos años de estar en ejecución y operación, y se ha demostrado que funciona. Sobre todo, les funciona a las víctimas de los delincuentes, a las víctimas del hampa, a las víctimas de la inseguridad. Evidentemente, a los delincuentes no les conviene ese sistema. No obstante, si nos ponemos del lado de las víctimas y no de los antisociales, las cárceles sí son –al menos- eficaces. Cumplen el objetivo de separar de la sociedad a aquellos que son incapaces de ajustarse a sus reglas y de cumplir sus leyes. Son eficaces para la víctima que vio vulnerados sus derechos en manos de un delincuente. Son eficaces para la sociedad, que espera que sean los delincuentes los que vivan tras las rejas y no, como sucede en nuestros tiempos, que son los delincuentes los que andan libres por las calles y nosotros vivimos tras las rejas de nuestros hogares.
Por eso, don Luis Paulino, demuéstrenos que los brazaletes para los delincuentes son una solución efectiva, pero demuéstrenoslo con estudios técnicos. Demuéstrenos que la fuerza pública o la policía judicial tienen la capacidad operativa y cuenta con los recursos financieros, materiales y humanos para llegar en cuestión de minutos a controlar a un forajido que ha violentado el perímetro que su “brazalete” le indica.
El pueblo de Costa Rica no necesita más ocurrencias garantistas, necesita soluciones reales a problemas reales. La inseguridad ciudadana es un problema real, la vulneración de los derechos de las víctimas de los delincuentes es un problema real y estos problemas no se solucionan dándole más derechos a los delincuentes, se solucionan devolviéndoles a las víctimas los derechos que les han sido robados.