La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) ha publicado hoy en su página web el informe final de gestión 2013-2014, firmado por el presidente ejecutivo saliente, administrador de empresas y economista Lic. Litleton Bolton-Jones, un documento que por su importancia consideramos debe ser analizado en el debate nacional para el sector ambiente y energía, por la coyuntura de muy altos precios de los combustibles a los consumidores finales.
Recordemos que en la administración pasada, Recope tuvo dos presidentes ejecutivos, el Ing. Jorge Villalobos Claré, quien renunció el 20 de Junio del 2013 debido al criterio de la CGR para la Junta Directiva de Recope de abstenerse de utilizar el estudio de factibilidad realizado por HQCEC, y al Econ. Litleton Bolton Jones desde el 13 de agosto del mismo año, buen conocedor de la industria, ya que anteriormente había ocupado la misma jefatura en el período 2002-2006.Se contrastan algunos logros alcanzados vs. el plan estratégico 2010-2014, que señaló la pauta de las acciones emprendidas para dicho período. En la lectura del Informe de Gestión resaltan: 1.- una menor calificación en el índice de gestión institucional (IGI), otorgado por la Contraloría General de la República, CGR, 2.- omisiones en la publicación oportuna de las actas de la Junta Directiva y otros acuerdos, 3.- así como los principales desafíos que tiene la empresa de cara al futuro, bajo las riendas de la nueva jerarca, la ingeniera Sara Salazar Badilla, desde el 8 de mayo.
En el 2012, Recope había obtenido una calificación de 100 en el índice IGI de la CGR y en el 2013 su calificación bajó a 76,1. Este indicador mide la eficiencia en los diversos aspectos del quehacer de las entidades públicas de Costa Rica. Según la Junta Directiva de Recope, ambos índices no son comparables vis-à-vis porque la metodología de la CGR fue revisada. Dentro de los elementos incorporados, la CGR evaluó si Recope publica de manera oportuna, para conocimiento general, las actas de su Junta Directiva o los acuerdos del jerarca a más tardar en el mes posterior a su firmeza, condición que no se cumple actualmente.
Destacan algunos avances importantes en las áreas de proyectos estratégicos, investigación y desarrollo, en materia de capital humano y en responsabilidad social, salud ambiente y seguridad. En cuanto al avance de los proyectos en etapa de desarrollo más relevantes al mes de mayo del 2014, el común denominador es un retraso en casi todos los proyectos de infraestructura descritos según diferentes restricciones presentadas en la ejecución. La notable excepción es el proyecto de almacenamiento de gas, Sagas, que se espera terminar en el 2016.
Aparte del proyecto de ampliación y modernización de la refinería de Moín, en la provincia de Limón, hay otros proyectos muy importantes para el país sin ningún avance en construcción, como el terminal petrolero del Pacífico, el plantel Chorotega, el Sistema de Filtración y el oleoducto Garita-Barranca. En Limón, el proyecto de ampliación de la terminal portuaria petrolera del Atlántico tiene un avance del 35,17%. El proyecto de construcción de cuatro tanques (bunker y asfalto) tiene un avance del 20,22%; el de tres tanques de gasolina súper diesel y bunker, un avance del 3%. En Barranca, la Garita y el Alto el avance de la construcción de tanques es de 19%, 1% y 5%, respectivamente.
Cualquier experto de economía petrolera puede confirmar que el atraso de todos estos proyectos, así como el déficit financiero y deterioro de índices, tiene un impacto negativo en los precios más altos de combustibles, debido a pago de mayores fletes marítimos, mayores costos de almacenaje, economías de productos sustitutos, pérdida del margen de refinación por no refinar, aumento precio de los materiales, mayor dificultad negociación de financiamiento, etc.
Al cierre de diciembre, Recope verificó una pérdida de ¢6597 millones de colones y un deterioro en todas sus razones financieras. El informe antes mencionado concluye con las sugerencias de la anterior administración en cuanto a la mejora del sistema de control interno y otras recomendaciones para la buena marcha de la empresa y recuperar el equilibrio financiero; asimismo, detalla el estado actual del cumplimiento de las disposiciones giradas por la CGR y otros órganos de control tales como la auditoría interna.
Dos aspectos adicionales han llamado nuestra atención: la dificultad en la toma de decisiones por la existencia “de un ambiente de inseguridad (…) en varios casos se tuvo criterios técnicos-legales cambiantes” por parte de la dirección de la empresa. El otro aspecto se refiere a la poca flexibilidad en la contratación que permita dotar a la empresa de personal calificado y actualizado en temas de comercio exterior, administración de proyectos, dominio de varios idiomas, etc., ya que “no se ha notado un dominio de estos temas tan importantes para la buena marcha de una empresa de la importancia nacional como lo es Recope”.
