Los textos discutidos:
“El placer como fuente de bienestar es el eje que abarca el conocimiento del propio cuerpo, siempre considerando el vínculo, tanto de manera corporal, como afectiva, ética y espiritual. El concepto de placer se amplía para incorporar diferentes sensaciones que se experimentan con otras partes del cuerpo ante estímulos también distintos, tales como el arte, la música, el deporte, el descanso, la alimentación saludable, las amistades y la cultura”.“Frente a una cultura que tiende a banalizar la sexualidad humana, porque la interpreta y la vive de manera reductiva y empobrecida relacionándola únicamente con el cuerpo y el placer egoísta, la educación debe evidenciar y construir el conocimiento sobre la sexualidad como una riqueza de toda la persona, cuerpo, sentimiento y espíritu”.
“La conceptualización de identidad psicosexual no puede desligarse del concepto de vínculo y madurez emocional. No se reduce a lo biológico, sino que abarca las dimensiones cognitiva, social, ética, espiritual y emocional. La dimensión cognitiva consiste en mirar positivamente el cuerpo, en sentirse hombre y mujer en todas sus manifestaciones, en ser capaz de desarrollar un proceso de aceptación del propio cuerpo y de la forma de comportarse”.
“Con base en este enfoque se hace el abordaje acerca de la orientación sexual, la construcción de los vínculos heterosexuales, homosexuales, bisexuales, el impacto en sus vidas y en la de los demás, la presencia de la madurez emocional y los valores como fuentes de protección y promotoras de respeto y disfrute de las diferencias. También se aborda el tema de la identidad de género y su impacto afectivo, psicológico, social, familiar y cultural.”
“El eje de la salud reproductiva se aborda integralmente. Este eje y enfoque le permiten al educando fortalecer y crear barreras de protección con la vivencia y manejo de su ciclo reproductivo. Se abordan temas de anatomía, respuesta sexual, toma de decisiones y comunicación, todo relacionado con el vínculo humano en sus tres dimensiones: afectiva, corporal y espiritual”.
Un discernimiento ético-teológico:
En primer lugar afirmamos nuestra convicción que no hay ninguna razón, ética, jurídica, filosófica, teológica, social o psicológica, ni de cualquier otra dimensión auténticamente humana, que nos permita cuestionar los principios fundamentales del Programa del Ministerio de Educación Pública sobre “Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral”.
Posiblemente hay defectos u omisiones, pero el documento en su misma estructura educativa interna está abierto al diálogo y a cualquier corrección que se vea como necesaria.
Las deformaciones políticas, económicas o incluso religiosas, pueden llegar a ser una corriente destructiva de los mejores programas educativos. En el campo de la sexualidad hay muchos temores, ambigüedades, culpas y confusiones. Todo esto pude superase en un programa educativo global. Lo peor es cuando los problemas se comentan y discuten “en la calle”, en lo clandestino y en la oscuridad, o desde intereses ajenos a un programa de educación. La ignorancia en este campo de la afectividad y de la sexualidad es la raíz de muchas posibles perversiones y daños graves contra la salud de las personas, especialmente de las mujeres y los menores. La ignorancia en el plano afectivo y sexual solo podemos superarla con una educación global adecuada.
Me parece contraria a toda ética la utilización del temor de haber violado una ley impuesta como “divina”. Miedo también al castigo y la angustia por opciones sexuales condenadas como perversas. La historia reciente ha demostrado el peligro cuando el “poder religioso” interviene abusivamente en el terreno de la afectividad y la sexualidad.
(*) Doctor en Teología (Roma)
Doctor en Ciencias de la Religión (París)
Miembro del equipo interdisciplinar del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI)