Las condiciones generales de la política exterior costarricense y la geopolítica del país, sostienen retos y desafíos importantes, dignos de analizarse desde el contexto de su tradición democrática, institucional y pacifista, que se ha caracterizado principalmente por la abolición del ejército en 1949. A partir de este memorable acontecimiento, la institucionalidad lograda en Costa Rica permite solucionar los conflictos internos y externos por las vías del derecho internacional y el liderazgo regional, afianzado en su tradición democrática el respeto a los derechos humanos.
Es por estos principios democráticos, que Costa Rica gestiona recuperar y fortalecer el liderazgo político en la región centroamericana, lo que le ha permitido en forma particular, buscar soluciones pacíficas al conflicto limítrofe con Nicaragua; además, promueve mecanismos conjuntos en la lucha contra las actividades del crimen organizado y en particular del narcotráfico; pero, sobre todo, gesta la lucha en proliferar políticas que permitan el desarrollo óptimo de la Institucionalidad democrática y la convivencia pacífica.Entre los años 2010 y 2011 Costa Rica logró demostrar que es posible revertir la tendencia creciente de la criminalidad en la región. Los indicadores criminales demuestran la reducción de delitos como homicidios y robos, y además los estudios de opinión pública sugieren que ya este problema no es considerado como el más importante por los costarricenses. Sin embargo, se debe estar a la vanguardia, pues ha de considerarse que este país se ubica en una región considerada mundialmente como violenta y muy vulnerable.
Las políticas públicas han intentado presentar un enfoque integral, que atiende los diferentes componentes del fenómeno de la seguridad ciudadana, especialmente las políticas de prevención, control y rehabilitación de las personas privadas de libertad.
La relación entre estos buenos resultados y las políticas integrales desarrolladas, debe estudiarse con más atención y rigurosidad. Sin embargo, es digno reconocer que la mejora en las condiciones de seguridad ciudadana que hoy se vive en Costa Rica, es al menos en parte responsabilidad de un enfoque acertado por parte de las autoridades públicas.
Con relación a la defensa y la seguridad externa, el país ha vivido retos importantes, especialmente derivados de los históricos conflictos limítrofes con Nicaragua y las amenazas de la geopolítica del narcotráfico. Las políticas y decisiones costarricenses han estado siempre fundamentadas en una estrategia basada en su condición de democracia desarmada y en una confianza en las instituciones y el derecho internacional, como forma de resolver los conflictos.
Los principales dilemas a futuro se relacionan sobre todo con la evolución de las condiciones de seguridad ciudadana interna. La situación puede seguir mejorando y con ello se comprobará el éxito de las políticas progresistas e integrales. Si por el contrario hay un retroceso en los indicadores, corresponderá hacer una revisión y posiblemente algún mayor énfasis, en las causas y en el control de los factores de riesgo. Sin duda, el principal reto que queda es la atención de la dignidad de las personas privadas de libertad, para lo cual se deberán buscar estrategias y recursos, para atender el grave problema de la sobrepoblación penitenciaria.
En el campo de la seguridad exterior y la política de defensa, el país continúa a la espera de la resolución de la Corte Internacional de La Haya, con respecto a la disputa con Nicaragua alrededor del tema de la Isla Calero. De cualquier forma, la tradición respetuosa de la paz y del derecho internacional del país no está en cuestión, y esa seguirá siendo la principal característica de la política exterior de Costa Rica por muchos años más.