¿Óscar Arias? ¡Nunca más!

Después de que este Semanario me publicara el artículo «Juan Pablo II y Oscar Arias» (9 de junio de 2005)  recibí mensajes y llamadas de

Después de que este Semanario me publicara el artículo «Juan Pablo II y Oscar Arias» (9 de junio de 2005)  recibí mensajes y llamadas de amigos, sorprendidos porque no estoy con Arias.

Personas allegadas al candidato, que falsificaron listas de contribuciones en la campaña pasada, me incluyeron arbitrariamente en ellas, asumiendo que yo aceptaría ser un testaferro más,  para justificar aportes nunca aclarados. Siendo sus amigos los que cometieron esta bochornosa acción, es vergonzoso que los tenga hoy tan cerca en su campaña. Analizando lo anterior y otras cosas, me terminé de convencer de que jamás podría yo, apoyar un candidato que considerándose «águila», y llamando despectivamente caracoles a los costarricenses, use sus escuálidas alas para cobijar este tipo de polluelos.

Jamás apoyaría a un candidato con un ego tan desmedido, que se atribuye el derecho de viajar a Washington a defender el TLC, y ose decir a los congresistas y al Gobierno de los Estados Unidos, que va en nombre de todo el pueblo de Costa Rica.

Jamás apoyaría a un candidato con ideas neoliberales, que en pleno siglo XXI, y vestido en esta campaña con ropa ajena, envíe un aburrido mensaje disfrazado con un SI; que mantiene una imagen del siglo pasado, que le han tratado de disimular hasta con una pulserita de hule de Lance Armstrong; que vende a los votantes la idea engañosa de que va adelante en unas encuestas en las que categóricamente el único y verdadero ganador es el abstencionismo y los indecisos; y que utiliza en sus discursos la ideología socialdemócrata, cuando la verdadera se la llevaron consigo los dirigentes, que por su culpa renunciaron o se separaron del PLN, porque les pertenecía.

Jamás apoyaría a un candidato que en el 2003 habló de austeridad y de campañas políticas cortas, y  hoy se desdice iniciando una campaña larga y desesperada, sin contendientes que lo ataquen y haciendo un derroche suntuoso de dinero en propaganda. El mismo equipo de Brasil no luciría bien, si  entrara solo a la cancha, sin contrincante, y con el estadio vacío…

Jamás apoyaría a un candidato que de manera insolente se queja ante la prensa porque el Presidente de la República no le hace caso cuando más bien es don Abel quien debería aconsejarlo a él; y que para remachar, dice públicamente que llama a Penélope Cruz para convencerla de que deje al novio; chiste, que por supuesto causa risa, a pesar de ser cruel y de mal gusto, pero que si se analiza a fondo, es un asunto ridículo, porque se trata de una joven de quien podría ser su abuelo. Esto es un agravio para la juventud entera, porque cronológicamente se deben guardar las distancias con respeto. Menos ridículo haría si siguiera soñando con Maripepa.


 

Un día Arias manifestó refiriéndose a su deseo de volver a la presidencia: «Me parece que el único camino es una reforma constitucional en la Asamblea Legislativa». «La Sala Constitucional no tiene nada que ver con esto. Sería burlar a 57 diputados si uno esquiva el debate en el Parlamento. Sería una actitud antidemocrática tocar las puertas del Poder Judicial».(Entrevista de Berlioth Herrera, La Nación, 2 de Dic. De 1999). Y después muy «democráticamente» luego de que la Sala Constitucional le facilitó la entrada por la puerta del patio, declaró: «No debe entenderse que este fallo favorable significa que debemos abrir ya una campaña política porque eso sería nefasto para Costa Rica.» (Ronald Matute, La Nación 05-Abril-2003). «Costa Rica tiene otras prioridades y faltan muchos años para que arranque la política electoral. Además, la gente está cansada de las campañas…» (Alexánder Ramírez en San Juan, Puerto Rico La Nación 06-Abril-2003). Lo resaltado es mío.Arias, sin duda se ha dado a conocer lo suficiente, para que le digamos que no queremos más de lo mismo. Costa Rica se encuentra sumida en el caos y se puede sacar  adelante sin necesidad de despilfarros ni de circos. En este país hay mucha gente brillante que no debemos menospreciar. No podemos demostrar ni indiferencia ni ignorancia en este difícil momento en que debemos reaccionar y unirnos. ¿Se puede confiar en una persona que predique una cosa y haga lo contrario?

* Excolaboradora Movimiento Arista

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