Sequía + erupción del Turrialba= desastre perfecto

A finales del año pasado, la noticia recurrente fue la erupción del volcán Turrialba. A finales de este, lo ha sido las sequías

A finales del año pasado, la noticia recurrente fue la erupción del volcán Turrialba. A finales de este, lo ha sido la sequía y las inundaciones, sobre todo urbanas, debido a los cortos pero intensos aguaceros. Debido a la lejanía en tiempo, y nuestra costumbre de no integrar la información, tendemos a ver cada fenómeno como separado. Pero ¿qué pasaría si en los meses venideros, a la pronosticada sequía se uniera una no pronosticada erupción del volcán Turrialba?

Solo para dar algunas ideas de lo que enfrentaríamos: las erupciones del Irazú en el período 1963-65 se dieron en un momento en que también teníamos el fenómeno del Niño (ENOS), y las lluvias eran copiosas. Aquella ceniza que caía en las ciudades y que no podía ser recolectada de las alcantarillas era lavada por la abundante agua de lluvia, algo que ahora no se daría. La ceniza del Irazú que caía en los cauces de los ríos era transportada al mar. La del Turrialba cambiaría el cauce seco de los ríos sin agua.

Aunque no podemos construir un paraguas tan grande que cubra nuestras ciudades cuando empiece a caer la ceniza, sí podemos diseñar estrategias ante eventos previsibles. Para ello, es necesario poder calcular, con cierta exactitud, cómo la ceniza se moverá al ser transportada por el viento. Es justamente esto lo que desde hace un mes hacemos, con ayuda de un sistema de cómputo paralelo que un pequeño grupo multidisciplinario de investigadores bajo mi dirección diseñamos, construimos y actualmente utilizamos. El proyecto incluyó la escogencia de los componentes electrónicos, el diseño de cómo ensamblarlo, el contacto con otros grupos que compartieron con nosotros varios años de elaboración de código para la implementación de teoremas matemáticos que eventualmente multiplicó varias veces la velocidad esperada del cómputo, la compra de algunos componentes, según las mejores prácticas conocidas de otros centros de ingeniería de nivel internacional con los que se coincidió en ubicaciones tales como Silicon Valley.

Desde hace un mes, cada día en forma automática nuestro sistema interroga otro residente en servidores de la NOAA, del que obtiene datos de rapidez y dirección de viento obtenidos satelitalmente para nuestro país. Estos son luego reelaborados para poder pronosticar hora a hora cómo se comportará en las próximas 24 horas. A este patrón de vientos se le sobrepone el cálculo de la pluma posible del volcán Turrialba, según algunos parámetros escogidos razonablemente. De esta manera, unos pocos minutos después el posible usuario podrá ver una animación del movimiento de la pluma sobre un mapa de Costa Rica.

Los parámetros más reales que se obtengan del Turrialba el día que haga realmente erupción pueden ser incluidos en el computador en cualquier momento para mejorar la animación. La animación también incluirá varias animaciones adicionales de cómo se movería la ceniza a alturas diferentes, como ayuda al piloto que tenga que intervenir en el caso de la emergencia.

Creemos que el análisis de estas animaciones diarias por un grupo interdisciplinario pueda ayudar en el diseño de estrategias de acción previas al momento de la emergencia.

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