Siembra vientos y cosecha tempestades (Oseas 8,7)

Seguimos comentando sobre la publicación de Miguel Rojas en el Semanario UNIVERSIDAD 1895 del 27 de abril de 2011. Nos referimos ahora a: La

Seguimos comentando sobre la publicación de Miguel Rojas en el Semanario UNIVERSIDAD 1895 del 27 de abril de 2011. Nos referimos ahora a: La juventud nazisandinista y la identidad de la nación boruca.

La Juventud nazisandinista. Nos gustaría una detallada elaboración teórico conceptual de un catedrático universitario de esa cosa que Miguel Rojas llama nazisandinismo (sospecho que me quedaré con las ganas). Dice él: “La juventud nazisandinista es fanática del ejército y del partido sandinista, de pelear, de ser muy machitos y hacerse machorros pegando gritos, agrediendo todo aquello que sea Costa Rica”.

Yo he tenido la oportunidad de trabajar al lado de jóvenes nicaragüenses del FNT, de universidades y del sandinismo, he conocido muchachos y muchachas con disciplina, críticos y llenos de sueños y expectativas. También he sentido su cariño fraterno, sus contradicciones e interrogantes, saben que a veces han sido utilizados y no se reprimen de decirlo y reclamarlo cuando es necesario, sueñan con su revolución y no renuncian a construirla; los insultos sin conocimiento de primera mano de Miguel Rojas son inaceptables.

Sobre la identidad de la Nación Boruca. Y sobre esto, haciendo contraste entre el Güegüense y la identidad costarricense, Miguel Rojas roba algo que le es ajeno: la identidad de la Nación Boruca, dice: “el juego de los diablitos de boruca, puro Costa Rica, es un símbolo nacional de resistencia perpetua y no de no entrega a ningún imperio, porque a diferencia de los llamados güegüenses los borucas libran una lucha sin cuartel cíclicamente cada año, lucha a muerte contra el imperio español, contra cualquier fuerza exterior nacional o extranjera que los quiera esclavizar”. La lucha boruca es también contra la Costa Rica idealizada de Rojas, que los quiere desplazar para convertir sus tierras en un embalse en nombre del progreso. Se equivoca Rojas cuando dice de los borucas “puro Costa Rica”, porque los borucas son y han sido mucho antes de Costa Rica, son una cultura en sí misma que no le debe nada a Costa Rica, con una lengua y cultura propios; en su lugar, Costa Rica (igual que los países de nuestra región) es un invento reciente, resultado y resabio colonial. Debería tener cuidado Miguel Rojas cuando insulta a una cultura, dígale lo mismo a los chinos “Puro Japón” a ver qué le pasa. ¡Por favor, tenga el mínimo rigor académico!

Siembra vientos y cosecharás tempestades. Esta advertencia del profeta Oseas que tomo prestada de la tradición judía, es oportuna en esta ocasión. Con qué facilidad Miguel Rojas emula las palabras de Laura Chinchilla cuando dice: “qué ironía la de la historia, que del mismo país donde Juan Santamaría ofrendó su vida para defenderlo, llegaron ahora nuevas botas filibusteras a ultrajarnos”; qué palabreja tan maleable esa: filibusterismo; aplica a todo; así nos llamaron a los que luchamos contra el TLC, y seguramente quien le escribió el discurso a doña Laura.

Para evitar sospechas, aclaro que soy costarricense, nací en Costa Rica, mi madre también lo es, mi padre no, él es nicaragüense (posiblemente eso me hace sospechoso a los ojos de Miguel Rojas), pero en mi Costa Rica, un pequeño país tan rico en diversidad, un país donde somos tantos ticaragüenses, donde todos tenemos un amigo, un cuñado, un abuelo nica, y un largo etc.,  la realidad nos exige llamar a la concordia y la unidad de los pueblos, al entendimiento y la creatividad para construir puentes y no fronteras.

Que don Miguel Rojas no nos venga a hablar de constitucionalidad ni tratados y laudos;  precisamente esos instrumentos sólo sirven para distanciar lo que está unido; que no nos hable desde el odio, aunque sea eso lo único que conoce; que hable como catedrático y honre ese honor y postura opinando con rigurosidad, apelando a argumentos y exhaustiva investigación y no con la doxa digna de un borrachín haciendo catarsis dominical en cualquier barra de cantina.

Cuando Miguel Rojas siembra vientos diciendo: “¡Nicas invasores sin excepción, váyanse, no los queremos y los combatiremos a muerte!” , debe saber que las tempestades que cosechará son de odio, xenofobia e intolerancia; los que gritarán su consigna serán los peores, los que odian, los que se refugian con miedo ancestral en su caverna sintiéndose amenazados de todo, que sólo los miserables dan la vida luchando contra lo que odian.

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