El fútbol “profesional” es un negocio; los dueños nos hacen creer que es un deporte donde participamos todos. Por eso, una de las bebidas transnacionales más dañinas del mundo, pregona: “Coma fútbol, sueñe fútbol”. Sí, la Sele no es de todos, unos cuantos lucran con ella a nombre de un país. Cuando esos señores (llámense FIFA o FEDEFUTBOL) toman una decisión, nos involucran a todos en “defensa de Costa Rica”; incluso hablan de “patrimonio nacional”.
La destitución del entrenador Jorge Luis Pinto sorprende, porque se destituye a quien arroja resultados inéditos en el fútbol nacional. Pocas veces, en una empresa o en una institución, a un funcionario/dirigente se le destituye por obtener buenos resultados; eso sí, la serruchada de piso y la envidia/rencor, por quien realiza bien su trabajo, es moneda corriente. Por eso, en muchas de nuestras actividades lo que predomina es el “nadadito de perro”.El craso error de la dirigencia futbolera exhibe sus contradicciones y carencias: si alguien “acusa” a quien está realizando su trabajo y año y medio después se demuestra, con resultados, que aquella persona no tenía razón, lo lógico sería despedir al “acusetas”. Porque al señor Pinto ya se le conocían sus métodos de trabajo y las relaciones laborales que establece. Veamos.
Una exitosa gestión al frente de Liga Deportiva Alajuelense (LDA), equipo que durante su conducción (2002-2003) ganó los respectivos campeonatos nacionales. Sí, ya había dirigido la Sele (2004-2005) y fue cesado “por malos resultados” en las eliminatorias del Mundial Alemania 2006. En ese proceso, de regreso de Trinidad y Tobago, en el avión se le comunicó su despido. La desgana de los jugadores en aquel empate con los trinitariotobaguenses y la actitud de uno de los futbolistas insignias en contra del entrenador fueron notorias. La forma en que fue destituido y la manera en que se expresaron algunos jugadores, guardan cierto paralelismo con lo recién ocurrido: inmensa vergüenza ajena.
Veamos lo que dice uno de los expertos en liderazgo, planeamiento estratégico y cambio organizacional, don Germán Retana: “El inagotable entrenador de Costa Rica es un científico del fútbol y le apasiona ofrecer charlas sobre cultura de la ejecución. Se somete a sí mismo a largas jornadas de estudio de los rivales, luego diseña el camino para ganarles. Quienes hemos trabajado con él en un equipo, somos testigos de su exigencia para alcanzar el alto desempeño, de sus intensos horarios (…). El técnico Jorge Luis Pinto Afanador es un afanado trabajador y la cosecha le llegó en Brasil. No he cooperado con otro técnico más meticuloso, obsesivo con la excelencia, «terco» con los detalles, ávido ganador, crítico insaciable de sí mismo y maestro de cada jugador para enseñarle llegar a la cima” (Columna semanal, publicado por German Retana el día 23 junio, 2014).
Si los detractores de Pinto llevan razón (abusaba verbalmente de los miembros del cuerpo técnico, maltrataba a los jugadores, denigraba a las personas, se burlaba de los dirigentes, humillaba a las mujeres), ¿por qué no lo despidieron, por qué la prensa deportiva entonces no dijo nada? (Un periodista radial de Colombia insinuó que ya en Brasil se gestionaba la contratación de otro colombiano: el señor Juan Carlos Osorio. ¿Será el sustituto de Pinto?). Llama la atención el silencio generalizado hasta la destitución. Si Pinto Afanador actuaba de la manera en que lo señalan, merecía el despido. ¿Qué sucedió?
¿Y si las condenas son coartadas? ¿O no lo toleraba un sector de la élite futbolística y la prensa comercial, porque, como dijo Paulo César Wanchope, “no tenía nada qué enseñarle”? Su destitución es el gran desaguisado del futbol de este país, cuya dirigencia no da muestras de resolver graves problemas en los campeonatos nacionales (¡la insuficiencia de nuestras canchas con el negocito del césped sintético!) y de las selecciones menores, a juzgar por la eliminación en la recién finalizada UNCAF sub-20. No atiende siquiera al hecho de que la gran potencia futbolística que se avecina no es Honduras, México o Estados Unidos, sino un país vecino de escasa tradición: Panamá.
El factor Pinto fue primordial para llegar hasta los cuartos de final en Brasil 2014. Eso nadie lo duda. Nos puso a soñar porque se apostó al trabajo con ahínco y obligó a asistentes y jugadores a hacer lo mismo. Y eso, en la cultura nacional de regodeo, chota, serruchada de piso y pasito tuntún, no se perdona; mucho menos en el fútbol rentado. Es una verdadera pérdida; los resultados futuros así lo atestiguarán.