Cuando mi hija era pequeña, muchas veces venía a mi mente la canción de Joan Manuel Serrat: “Esos locos bajitos”. En esa época daba el curso de Didáctica para Preescolar y mis alumnas de entonces podrán atestiguar que muchas veces la usé como recurso para el aprendizaje.
Veinticinco años después (con mi hija ya adulta y mi curso enfocado en el uso de las tecnologías digitales para el aprendizaje), recuerdo de nuevo a Serrat, especialmente cuando dice: “Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación”.
Pero ahora, pienso en nosotros, docentes universitarios. Posiblemente ejercemos el oficio, sin conocerlo y muchos incluso, sin vocación. Y nos auto-engañamos tratando de convencernos de que, como lo hemos hecho por tantos años, lo hacemos bien.
Pensemos en otros oficios/profesiones… ¿las ejerceríamos bien sin conocerlas, sin haberlas estudiado y sin vocación? La respuesta es un rotundo NO. Mas aún, tal vez ya nos hubieran acusado de mal praxis y el colegio profesional respectivo ya nos hubiera demandado. Pero no dudamos en ejercer la docencia universitaria y nos empeñamos en “enseñar” al estudiantado, sin saber el oficio, y sin vocación. La Docencia Universitaria es una profesión y un campo de investigación y quienes la ejercemos, deberíamos preocuparnos por comenzar a conocer el oficio, es decir por profesionalizarnos.
La tendencia a profesionalizar el quehacer docente universitario es internacional. En algunas de las más prestigiosas universidades del mundo, no se puede ejercer la docencia, a menos que se tenga una espléndida trayectoria en la disciplina, y formación en docencia. En días recientes, el joven y mundialmente laureado arquitecto costarricense Benjamín García Saxe, quien visitó la UCR, comentó en varias de las actividades en las que participó, que para ser contratado y ejercer como profesor o profesora de la famosa Escuela de Diseño de Rhode Island (Rhode Island School of Design) de donde él se graduó, es necesario tener título en Docencia Universitaria. Además, esta Escuela de Diseño tiene un convenio con la Universidad de Brown (ampliamente reconocida por su docencia) para ofrecer actualización permanente a su profesorado. Cuando en una de las actividades le preguntaron al Arq. García, qué consideraba él que hace de la Escuela de Diseño de Rhode Island una de las mejores del mundo, respondió: “Los profesores saben lo que hacen.”
En la Universidad de Costa Rica, en los últimos años la Vicerrectora de Docencia, Dra. Libia Herrero Uribe, ha hecho grandes esfuerzos para ayudarnos con esta responsabilidad. Algunos ejemplos son Red Institucional de Formación y Evaluación Docente RIFED; la Unidad de Apoyo a la Docencia con Tecnologías METICS; La Cátedra de Transdisciplinariedad, Complejidad y Ecoformación CátedraU; el programa radial LENGUAJEOS; el Portafolio de Vida Docente PVD y el apoyo al Departamento de Docencia Universitaria DEDUN para la creación de carreras de Licenciatura y Maestría en Docencia Universitaria. Algunas de estas iniciativas han sido acogidas por la comunidad docente de la universidad con gran entusiasmo. Otras, enfrentan mucha resistencia. Por una parte porque amenaza la zona de confort en que nos encontramos; por otra porque resulta que ser profesional en docencia universitaria (como también en cualquier otra disciplina) no es fácil. Se requiere conocimiento, reflexión, autoevaluación, y actualización permanente.
Pero aunque las reacciones de entusiasmo/resistencia son esperables, el hecho es que ya resulta indispensable profesionalizar nuestro ejercicio docente universitario.