Solo en Costa Rica…

Algunos se quejan de que la defensora, así con minúscula como lo vengo escribiendo desde hace tiempo, sea, también, del cogollo de un partido

Continúo con los endemismos propios de esta aldea que tenemos por Patria y que, precisamente por su pequeñez, trasluce algunas evidencias de subdesarrollo en esta cultura de la incultura, algunos botones idiosincráticos, en fin, hechos que muestran mucho y solo ocurren aquí, solo en Costa Rica…

Algunos se quejan de que la defensora, así con minúscula como lo vengo escribiendo desde hace tiempo, sea, también, del cogollo de un partido político. Pero si así ha sido siempre, por qué tanta alarma ahora. Que me nombren un solo defensor que no haya sido nombrado por ser “hijo de”, “primo de”, “exdiputada íntima de” o “diputada amiga de” en fin, “partidaria de” con la excepción salvada de la última que apenas alcanza para confirmar la regla. Y que no se me malentienda, porque obviamente está mal, pero siempre lo ha estado, y mientras la Asamblea Legislativa siga cooptada, todo lo que de ahí salga también lo estará. Lo suponía Einstein: “nada nuevo vendrá de los de siempre”. Solo en Costa Rica se supone lo contrario.
También, solo aquí se supone legítima una campaña electoral que en pleno siglo veintiuno impide votar a los costarricenses que se encuentran en el extranjero, mantiene la intromisión del capital privado en el financiamiento partidario poniéndole precio al poder público y sostiene listas cerradas que convierten al ciudadano en mero legitimador, pero nunca en un elector. Y a pesar de eso, solo en Costa Rica se atreven algunos a condenar a los que se resisten a participar de un juego con semejantes penduras.
Además, solo en Costa Rica celebran la maquillada reforma electoral los mismos que la sufren.
Y cambiando de lides, no se ve en todas partes que se facilite la importación de automóviles de segunda desahuciados en cualquier país que se precie en el mundo, pauperizando el nivel de conducción y amenazando a todo el mundo en las carreteras con armas rodantes que operan por milagro y no solo dudosamente.
Solo en Costa Rica el mercado negro de los repuestos robados, incluidos motores y piezas de carrocería completas, se da a diestra y siniestra, a pleno día, sin que Tributación se plante el guante y exija las pruebas de desalmacenaje o compra de tales mercancías o la Fiscalía se preocupe. Y sobre todo, solo en Costa Rica, los mismos a los que les roban, van a los topaderos a comprar las mismas piezas, sus piezas, en vez de ahogar ese círculo vicioso que Nash identificó hace tiempo como un típico “dilema del prisionero”. 
Solo en Costa Rica ciertos comunicadores se arrogan la potencia moral de distinguir a los “personajes del año” y sin reparo ético elevan dignificando a un corruptor confeso, olvidando la tesis de Rousseau resumida en que “no hay peor crimen que un mal ejemplo”.
Y todo esto solo es posible en Costa Rica por un infame complejo de superioridad que permite a los chinameros sentirse dueños del mundo, a los intrusos estrellas de no sé qué firmamento y a los futbolistas emblemas de un país que si antes leía, hoy si acaso repara más allá de los sucesos, pero eso sí, no sin antes declararse egregio en su conocimiento de todo, de tal modo que no solo es el mejor conductor del mundo, sino el más entendido politólogo, el más astuto abogado y el mejor médico y farmaceuta que se pueda encontrar. Ni que decir de la filosofía, él mismo la inventó.
Por eso solo en Costa Rica la mejor campaña política es siempre la peor de todas. No lo supuso de otro modo Ortega y Gasset al afirmar que “una estupidez no se puede dominar sino es con otra”.
Tal vez esa misma sea la razón por la que hoy la receta es cárcel y garrote desde la Fiscalía, la Asamblea, el Ejecutivo, los Partidos y los directores de toda la orquesta: las empresas de comunicación.
Y sin duda por esa misma razón, a excepción de uno, los directivos del ICE, nombrados para defender y potenciar a la Institución, acordaron en días de guardia baja, despojar “voluntariamente” a su representada del espectro radioeléctrico que le corresponde por ley y necesita por mercado.
Como venimos diciendo en voz alta, estas originalidades solo pasan aquí, solo en Costa Rica… 

 

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