Con un amigo querido, que sabe mucho de política, vengo debatiendo, desde hace años, la viabilidad y futuro del PAC como partido; tanto para las calles como para las elecciones, y ahora ya como gobierno.
Mi amigo –ahora exdirigente del PAC– me contradijo siempre sobre el futuro de su organización, que se cimentó en la lucha del referéndum contra el TLC y que sembró allí todas sus posibilidades de triunfo para las elecciones del 2014.
Mi tesis, que ya expuse en un artículo anterior (véase El accidente Solís, en carlosmoralescr.com) era, y es, que esa organización no es un partido político desde 2010, sino un rejuntado electorero sin futuro promisorio.
Él, también exmilitante de la izquierda, sostuvo que el PAC no tiene por qué ser un partido, sino que es lo que en política “progre” llaman un frente, es decir, una especie de alianza de fuerzas afines, como sería el Frente Amplio de Uruguay.
Con esa tesis, él se sintió vencedor de nuestro largo debate, al resultar el PAC premiado en las presidenciales del 2014, y lo atribuyó al “carisma del candidato, a una “excelente campaña y una poderosa organización”.
Testadura como soy, me mantuve en mis cinco de que el PAC no logró la Presidencia por buenas estrategias proselitistas sino, principalmente, por la suerte coyuntural que capitalizó el candidato “menos tiznado”, como dicen ahora de Cocorí. Eso está explicado en el artículo que supra cité y, por tal razón, mi perspectiva sigue siendo pesimista; si bien reconocí varios pasos pa’lante en un segundo texto que también publicó este Semanario.
Pero ahora, antes de difundir un análisis general que tenía prometido, el ilustre gobierno del PAC se nos dispara con la demolición escandalosa del FIA, un evento internacional que se inició en 1976 y que se ha efectuado con éxito casi todos los años en los gobiernos del PLUSC.
Es increíble que el gobierno del PAC, que empezó periodo embarrialando a todos los del Ministerio de Cultura, que habían realizado con éxito los FIA anteriores, y diciendo que eran malvados, corruptos, traficantes de influencias y no sé cuántas caricias más, venga ahora y se defeque en un evento que tampoco exige mucha cabeza, pues suele colgarse de las giras internacionales que, desde los 70, convocan México, Bogotá y Caracas.
Eso sólo puede ocurrir con un gobierno improvisado, desarticulado, sin cuadros, sin prospectiva, sin humildad para pedir consejo, sin planes, sin políticas culturales. En fin, un gobierno del PAC.
¡Y se hunde el FIA y nadie renuncia! Todos se hacen los majes. Y el presidente los apapacha.
Los que estarán revolcándose de la risa son los vilipendiados jerarcas del gobierno anterior, a quienes, por cierto, nunca acusaron judicialmente, si bien se los amenazó el mismo día del traspaso.
Con mi amigo de debates, hoy día alejado del PAC, insistí siempre en que el mayor peligro de este gobierno es acabar en el ridículo; a lo cual parece acercarse con FIAscos como el registrado. Y agregado el del 1 de mayo.
Nombrarán una comisión para ver qué pasó.
Cómo si no lo supiera todo el mundo: artesanos, músicos, comparsas, vendecopos, chicas fiebres del FIA. ¡La orientará la propia Ministra del ramo! Nadie renuncia por dignidad. Despedirán a los culpables más chicos, talvez les den una embajada o un consulado, pero el merengue continúa. Un pasito pa’lante y un pasito pa’trás. ¿Y el cambio?
Se me parece mucho a los escarceos políticos de la UCR de los años 70, cuando también por frustración y mero azar, ganó la presidencia de la FEUCR un saltimbanqui nudista que bailaba chingo en el Pretil ante cientos de estudiantes jodedores que llegaban para vacilarlo, aunque él se sentía Nureyev.
Aquello fue algo muy ridículo. Tanto, que hubo que sacarlo por las malas. Y cáiganse ustedes de espaldas, no me lo van a creer: su partido… ¡también se llamaba PAC!
No es broma, investiguen y verán que no miento.
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