Un replanteamiento de la educación

Ante los innumerables conflictos sociales que acaecen en nuestros tiempos, suele desenfundarse con ira una proclama que generalmente

Ante los innumerables conflictos sociales que acaecen en nuestros tiempos, suele desenfundarse con ira una proclama que generalmente se encamina hacia el incremento de la represión de los individuos. Sin embargo, las posibles soluciones estarían en un ámbito preventivo, concretamente en la educación, idea que se ha tildado de demagógica por tratarse de un discurso prostituido y carente de realismo.

¿Y qué tal si decidimos dejar a un lado el rechazo a priori y evaluamos lo que realmente está ocurriendo con la educación de los futuros ciudadanos?

De las instituciones más respetadas y arraigadas en nuestra sociedad está la escuela. ¿Quién cuestionaría su importancia? No obstante, quizá esa premisa sustente el porqué de su incorruptibilidad. Es de vital importancia repasar las implicaciones en los estudiantes de un sistema educativo formal que requiere una revisión a fondo.

Cuando pensamos en una escuela la imaginamos llena de niños y niñas, en donde los docentes guían el proceso de aprendizaje de la “mejor” manera, en un ambiente “libre”. Pero ya veremos que realmente no es así. Basta con verificar que la mayoría de centros educativos están aislados mediante una infinidad de muros, rejas y barreras posicionando al menor en una especie de prisión de la que no puede salir hasta que una deshumanizada campana así lo ordene, reflejando una rutina de adiestramiento escolar.

Sobre los conocimientos, existe una escala evaluativa, preparada por administrativos, que no es para nada objetiva con la que se pretende medir a cada estudiante, esperando resultados idénticos de individuos que no lo son; esa metodología es injusta en el tanto obliga a cada estudiante a responder como el programa lo pide sin considerar la multitud de comportamientos que un solo individuo puede presentar ante un hecho concreto.

Así las cosas y echando un vistazo a los programas educativos y a las escalas evaluativas nos damos cuenta que están diseñados para convertir a los estudiantes en trabajadores que en un futuro no tendrán capacidad de modificar su entorno, pues mediante su proceso de aprendizaje les fueron cercenadas las capacidades individuales de desarrollo. De esta manera, el actual sistema educativo propicia el control social.

Generalmente, al educando se le invita a finalizar el proceso educativo para obtener un título y llegar a ser alguien en la vida, sin considerar que ya de por sí, como seres humanos, lo son, y que el título no otorga, por sí solo la posibilidad de éxito personal.

En la actualidad, a los escolares y colegiales se les educa en un ambiente cargado de presión en el que el maestro lejos de proponer las actividades en clase impone contenidos, y por su parte los niños y niñas deben obtener notas altas para superar a sus iguales, agradar a los maestros y principalmente ganar el mérito ante los padres, situación que no refleja más que una necesidad de aceptación a través de un aprendizaje basado en el miedo. Lo ideal sería que en ese proceso de comprensión haya un consenso sobre lo realmente importante y que en un entorno de confianza en el que abunda la libertad e independencia otorgadas a los estudiantes, estos puedan resolver situaciones por sí mismos. En medio de dicho proceso, el niño y la niña conocerán la responsabilidad entendida como una experiencia habida en virtud de un descubrimiento personal.

En consecuencia, el aprendizaje de los niños y las niñas debe prescindir de su metodología actual: no interesa la memorización de contenidos evaluada por escalas arbitrarias fomentando la competencia, resulta impertinente saber quién es mejor o peor, no se trata de imposición de contenidos, se trata de brindar un acompañamiento a los menores por parte tanto del maestro como de los padres, en el que estos últimos deben ejercer un papel más activo, para interactuar en un proceso de comprensión que ya de por sí es prácticamente inherente a la condición de ser niño o adolescente.

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