En el siglo XXI las universidades enfrentan nuevos e inéditos retos.
Entre ellos, el aseguramiento de la calidad, la internacionalización, la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación (TICS), y hallazgos de las ciencias cognitivas que arrojan luz sobre los procesos de aprendizaje.
Ante este panorama, la función docente universitaria ha pasado de ser únicamente una labor de transmisión de conocimientos para convertirse en una compleja tarea, en procura de la constante construcción de conocimientos propios así como de los y las estudiantes, desafiando las barreras de tiempo y espacio.
De esta forma, resulta evidente que el profesorado universitario debe tener diversos saberes (actualizados permanentemente) no solamente de su disciplina o especialidad, sino también sobre el uso educativo y creativo de las nuevas tecnologías, y de una pedagogía que integre los conocimientos de la psicología, ciencias cognitivas, antropología, sociología y la teoría educativa como tal.
Esta situación se traduce en necesidades claramente sentidas por el profesorado universitario, por lo que un reciente estudio realizado por SINAES y CEDAL (y reseñado por este Semanario en la edición del 6 de mayo pasado), concluye que es necesaria la creación de un Centro para la Formación del Profesorado Universitario en el país.
Si bien concordamos plenamente con la identificación de la necesidad, tal como hemos expuesto en los párrafos anteriores, nos permitimos apelar a nuestra propia experiencia en la formación y evaluación del profesorado en la Universidad de Costa Rica UCR, para proponer una estrategia alternativa.
Al enfrentar el reto de la formación y evaluación del profesorado en la UCR también iniciamos contemplando la necesidad de la creación de un Centro que apoyara la docencia y contribuyera con su calidad e innovación. Sin embargo, rápidamente se nos hizo evidente que, aunque dispersos, ya existían esfuerzos en diversas instancias de la institución que apuntaban a ese objetivo y que daban cuenta de que la formación y evaluación docente, como procesos para el mejoramiento académico, tenían un horizonte más allá de solamente el manejo de metodologías para la enseñanza Algunos de estos esfuerzos estaban incluso duplicados, por lo que la creación de un nuevo centro con el mismo propósito, parecía inadecuado. Es así que con una visión sistémica optamos por la creación de una Red Institucional de Formación y Evaluación Docente RIFED, que identificara, potenciara e interconectara, de una manera más fluida y natural, los esfuerzos ya existentes en la universidad, con miras a propiciar espacios para el mejoramiento y la innovación de la docencia.
En abril de 2008 nació RIFED en la UCR, conceptualizada por quienes suscribimos, con el apoyo de la Dra. María Eugenia Venegas, Decana de la Facultad de Educación y con la dirección de la Dra. María del Pilar Zeledón. A un año de su nacimiento, ha logrado identificar e interconectar las instancias, grupos y personas que realizan tareas de formación y evaluación docente en la Universidad de Costa Rica y ha propuesto a la comunidad universitaria programas de formación, actividades de capacitación, conferencias magistrales, charlas conversatorios, y exhibiciones y ha propiciado al profesorado espacios informales de autoformación, como son por ejemplo, las Tertulias de Autoformación; conversar, comer y compartir, que se realizan una vez al mes a la hora del almuerzo.
Con este ejemplo en mente, y seguras que en todas las universidades ya existen esfuerzos en materia de formación y evaluación docente, proponemos entonces la creación de una Red Interuniversitaria de Formación del Profesorado Universitario que interconecte y potencie las iniciativas existentes y apoye a la educación superior del país a enfrentar un reto común.
Más que un centro, el establecimiento de una Red sintoniza mejor con una sociedad y un mundo interconectado.