Suele escucharse: la Iglesia (Católica) debe vender o regalar todas sus propiedades y riquezas y ya no habrá pobreza.
A veces la voluntad de las gentes dona dineros y propiedades; a veces históricamente se donan bienes culturales; la donación nace de voluntades libres y con eso es expresión del ejercicio de la libertad de pensamiento y de la libertad de culto. Y ese ejercicio es personal o de familias. Que alguien no lo comparta es admisible. Pero el ejercicio de una creencia religiosa y el ejercicio del pensamiento libre (del creyente o del no creyente) son también admisibles mientras la coexistencia social se garantice.La cristiandad está llamada a ser “sal” y “luz” (=ejemplo de vida) ante todos los hombres. Si no lo cumple muy bien en una época, o le es difícil cumplirlo, no significa que sea ella la responsable de toda la desigualdad y desgracias entre los seres humanos y en todas y cada una de las sociedades.
Del actual orden de la sociedad occidental se ha escabullido el amor real al ser humano y el amor que ofrece el ser humano de hoy se confunde con sexo descarnado y descontrolado, con apetito orgiástico por el dinero y la colección de posesiones, con la vida de “fama”, con la imagen de “éxito” y de “eterna juventud”.
Dos años con toda el hambre controlada, eso es lo que se logra si la Iglesia donara todas sus “riquezas”. Y por implícito, desaparición de múltiples obras de arte y legados culturales de siglos. Y admitamos que lo sea. Pero, ¿y otros grupos harán algo igual con sus “riquezas”? ¿Y los ricos del mundo y los empresarios harían lo mismo? Admitamos que sea. ¿Pero saben? Hace unos días encontré una artículo de la UNESCO, de los años 70: “Gastos mundiales en armamentos: 1 000 000 de dólares por minuto”. Creo que este dato ha cambiado. Implementáronse nuevos tipos de armas. ¡Y los gastos también aumentaron! ¿Alguna propuesta en relación con la pobreza mundial o con lo que veníamos diciendo?
Nota: Es más barato amar que armarse. ¡Y es más divertido…!