Whiplash

Con el boom de la distorsión posmoderna y la asfixiante presión del Banco Mundial en la educación, se impulsaron en los últimos años algunas estrategias

Con el boom de la distorsión posmoderna y la asfixiante presión del Banco Mundial en la educación, se impulsaron en los últimos años algunas estrategias pedagógicas que intentan solventar dos problemas opuestos, que requerirían respuestas opuestas, pero que en el contexto de un capitalismo agonizante desde los 1970, son irresolubles; o sea, la necesidad de control social ante la descomposición social cabalgante (por ejemplo, la lucha de clases disfrazada de problema racial) y el imperativo de generar tecnológicamente más plusvalía.

Así, la pedagogía devino el cuento chino que la estimulación permitiría hacer genios tecnócratas (aquí se inserta la actual vertiente global de la ciencia ficción neoliberal), con tendencias suicidamente consumistas. Se habló entonces de tolerancia e inclusión, en el marco de un desprecio por la imprescindible memoria y los procesos racionales, a favor de técnicas pedagógicas basura que pretenden (al estilo del vulgar pragmatismo estadounidense) un alumnado capaz de generar conocimiento de la nada.

De hecho, en cuanto la nada es el fundamento “cantoriano” de esta pedagogía, todos tendrían cabida en las aulas y, según las ideas del Banco Mundial y un poco de corruptos pedagogos, también la misma capacidad si se les estimulara. Luego, se distorsionó a Piaget y a Vygotsky, para crear un adefesio que busca borrar la biologicidad del ser humano que lo reduce a discurso: el lenguaje se quiso ingenuamente arreferencial.

En este marco, la película Whiplash ofrece, más allá del enfoque individualista burgués y de las quizás exageradas presiones del profesor Fletcher, un importante punto de reflexión sobre la necesidad social de dar educación y oportunidad a las personas con mayor capacidad.

Todos los padres quieren ver a sus hijos profesionales, pero nuestra naturaleza biológica da una alta capacidad solo a un porcentaje de alrededor del 20% de la población. En el mundo económico se sabe que los recursos siempre son limitados y el secreto está en maximizarlos. Invertir en personas sin talento o sin capacidad, a pesar de los buenos sentimientos que haya detrás de esto, es un desperdicio de recursos.

La película muestra que aquellos con capacidad pueden devolver algo a la sociedad, mientras los que no tienen talento y habilidad deben ser reinsertados en funciones diferentes dentro del todo social. La sociedad requiere gente que cultive, que dé aseo a las ciudades, que atienda en diferentes dependencias, etc., es decir, no todos pueden y no todos deben ser profesionales.

En muchos países, la educación privada, mercantilizando obscenamente la educación, viene a “darles oportunidad” a todos aquellos que un proceso serio de selección no fueron aceptados en el ámbito educativo, lo cual satura el mercado con pseudoprofesionales, que quitan espacio de desarrollo a aquellos que sí tienen capacidad.

La educación primaria debe ser para todos; la secundaria, para las mayorías; la superior para muy pocos. Cuando este orden se altera por fines de lucro, la sociedad termina pagando las consecuencias, como en Estados Unidos donde la necesidad de una educación como aparato de control social ha llevado a ese país a depender de brillantes profesionales extranjeros, que este país no ha generado ya hace tiempo.

Ya no vemos los Gauss, los Riemann, los Einstein, los Marx, etc. Cada vez nos conformamos más con los Lacan, los Friedman, etc. Cada vez vemos mucha forma (puro título) y nada de contenido. Con el fin de la primera mitad del siglo XX, parece que los verdaderos talentos son un asunto de la fantasía de algún esquizofrénico.

Los principios de tolerancia e inclusión de la pedagogía neoliberal solo significan el hacer sumamente mediocre la educación, ya que se trabaja al ritmo de los menos dotados y se pierden entonces las mentes brillantes. Con Duncan Dhu se puede luego decir: “Y en las sombras mueren genios sin saber de su magia, concedida sin pedirlo mucho tiempo antes de nacer”.

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