Primero revisemos algunas de las tesis que sobre la crisis de acumulación especulativa que hoy padecen las potencias capitalistas y sufren los países de la periferia, como el nuestro, hemos planteado (ver Semanarios del 3/04/2008 y 4/06/2008), a saber:
1.Que toda formación socioeconómica sustentada en la ceguera ontológica y en la injusticia social, más temprano que tarde, con arreglo a las leyes del desarrollo histórico, fenece.
2.Que en los regímenes políticos injustos no sólo el pez gordo se come al flaco, sino que cualquier trastorno existencial que amenace al fuerte será endosado al débil para que éste lo resista.
3.Que de los quinientos años de vida en crisis que han pesado sobre los pueblos indohispanos, trescientos corresponden al yugo del feudalismo peninsular y doscientos al capitalismo norteamericano y europeo, cuyo eje común, en ambos períodos, ha sido el traslado de la carga de las crisis de las metrópolis imperialistas a sus dominios transfronterizos, haciendo más pesado el grillete que les oprime.
4.Que a diferencia de los países hermanos que recientemente han buscado nuevos horizontes de desarrollo y libertad, Costa Rica continúa sumisa a los dictados del capital imperialista y ya siente el peso de la recesión que los amos le trasladan y le montan sobre su crisis crónica de cinco siglos y que ahora remachan con el TLC.
5.Que el imperialismo neoliberal no pudo inventar mejor mecanismo de traslación de riquezas en dirección sur-norte y de trastornos recesivos del norte al sur que la bendecida en nombre de la libertad y del dios mercado, y nunca consultada con los pueblos, política del “libre comercio” o “TLC”. Es decir, los dueños del mundo descubrieron, casi a tiempo, que, ante fortuitas crisis financieras era imperativo sellar legalmente, entre estados, la relación comercial asimétrica que determina quién se come la piña y a quién le duele la panza.
6.Que la magnitud de la actual crisis imperialista brinda oportunidad invaluable a aquellos pueblos que han trazado su propia senda de liberación y codependencia entre iguales y plantea retos impostergables a las naciones que, como la nuestra, continúa tambaleándose bajo los hilos del titiritero en el marco de la telaraña oprobiosa del último de los sistemas injustos socialmente y depredadores de la madre naturaleza.
En síntesis, ante el nuevo ciclo de crisis capitalista, sólo organizado desde el dormitorio hasta la calle, pasando por múltiples formas de articulación, como lo ha venido haciendo durante los últimos años, el pueblo costarricense alcanzará su anhelada libertad y la autodeterminación política y económica; claro, no sin menospreciar el apoyo solidario que desde mediados del siglo XIX hemos recibido de los hermanos indolatinos (remember Perú cuando la agresión norteamericana a Centroamérica).
Y en cuanto al desgobierno bipartidista neoliberal de los hermanos Arias, diremos que la única promesa de campaña que cumplieron fue la que hicieran a su majestad Bush, que consistía en la aprobación del TLC; solo que sus logros han sido pírricos y tardíos, porque hoy los EEUU no están para seguir empobreciendo a sus trabajadores con el traslado de la industria al tercer mundo y los gringos aún no se alimentan de papel moneda. Entonces, al quedar descalificados de la arena política, promoviendo a ídolos como María José y viendo los toros de la barrera, los Arias, en su laberinto, desempolvan la propuesta de convocatoria a una constituyente que no ha sido idea suya, pero que podría servirles para mantener sus privilegios y hasta perpetuarse en el poder. No olvidemos, como decía Martí, que “…la tiranía es una misma en sus varias formas, aun cuando se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes…”
Quede patente en estas líneas, que el Comité Cívico de Occidente, desde 2004, aprobó una propuesta de convocatoria a Asamblea Constituyente, la cual ha sido remitida a muchas organizaciones y personas, y su resumen publicado en el Semanario (ver edición del 10-3-2005); mas la convocatoria nuestra comprende como requisito fundamental la más amplia y transparente participación de las bases organizadas del pueblo.
¡Sólo el pueblo ayuda al pueblo!