Ya lo han venido diciendo algunos columnistas en Nicaragua, críticos y afines de las gestiones del gobierno de Daniel Ortega y de su famoso canal: ¿qué pasaría si a alguien se le ocurre crear un canal seco en Costa Rica?
Si en Centroamérica hubiera dos o más canales, sería un entorno que abarataría el comercio internacional entre el Atlántico y el Pacífico. Y como reza el popular dicho, “¡la papa caliente está en Costa Rica!”Mientras que un canal oceánico le costaría a los nicas unos $50.000 millones, en Costa Rica un canal seco rondaría alrededor de los $7000 millones (cifras según medios locales).
Además, no hay que ser muy docto para afirmar que un tren de carga, como los que mueven mercancías en Canadá o en EEUU, se mueve mucho más rápido que un buque en el Canal de Panamá.
Costarricenses, ¿quién saldría ganando, un canal seco o uno interoceánico? El razonamiento de este servidor no obedece a una profecía, sino a la lógica geopolítica y económica que debe de orientarnos. El pragmatismo nos desafía: hoy debemos decir sí al puerto de APM Terminals en Moín, mañana a un gran canal seco que compita con otros en el itsmo, pero que nos beneficie a todos.
Reto al Gobierno de la República, al ministro Carlos Segnini y a nuestro Presidente, el excelentísimo Sr. Luis Guillermo Solís Rivera, a revolucionar nuestra infraestructura a nivel internacional. ¡Llegó el momento de acabar nuestro penoso rezago, y hacer de Costa Rica uno de los países más desarrollados en materia de logística y de comercio internacional!
Por eso, el soberano de Costa Rica (el pueblo) eligió el cambio, el de la nación brillante y sobresaliente a nivel mundial, la que requiere un canal que revolucione nuestro país y nuestra región Centroamericana.
¡Que nadie nos robe el mandado!