Un nuevo intento por asumir las riendas de la educación sexual del estudiantado de la enseñanza secundaria realiza la Conferencia Episcopal al lanzar esta vez los libros «Aprendiendo a querer», los cuales levantaron voces de protesta y de demanda de mayor participación en el proceso de elaboración por parte de las organizaciones de mujeres.
Estos grupos desautorizan a la Iglesia Católica como la instancia para llevar adelante el inconcluso proyecto de las guías de educación sexual, que desde 1993 no se ha podido llevar a las aulas del país debido a las constantes críticas de las mismas autoridades eclesiásticas y contra anteriores autoridades de educación. Igualmente las organizaciones gremiales del Magisterio Nacional y de derechos humanos han pegado el grito al cielo por las constantes intervenciones del clero en esta materia.
El Consejo Superior de Educación (CSE), máxima instancia encargada de dictar las políticas de la educación pública, tiene el documento desde el 17 de mayo, para su análisis. La iniciativa se trasladó hace un mes a la Comisión de Planes y Programas del Ministerio de Educación (MEP) pero sus representantes nada saben sobre el tema o por lo menos no se les ha notificado ni consultado formalmente.
El Departamento de Educación de la Sexualidad del MEP, y la Comisión Interinstitucional, encargadas de hacer observaciones sobre esta materia, desconocen los libros y tampoco han sido consultados para emitir una opinión. Ninguna de las personas consultadas por UNIVERSIDAD ha visto los libros en cuestión. Estos grupos de mujeres y los mismos funcionarios se preguntan si verdaderamente habrá un proceso de consulta o si el Consejo tomará una decisión. Otros hasta cuestionan si los libros no estarán ya listos y empacados, solo esperando el silbato para ser distribuidos en el país.En la acera del frente Wilfrido Blanco, Viceministro Académico de Educación, confirmó que el CSE tiene la propuesta enviada por la Iglesia y que esta instancia será la encargada de definir qué se hará con ese material. También agregó que este órgano decidirá si hay que consultarle o no al Departamento de la Sexualidad del MEP (Ver entrevista).
El Consejo lo integran Manuel Antonio Bolaños; Marvin Herrera, Sandra García, Rubén Salas, Wilberth Pérez, Gloria Paniagua y Nelson Monge.
La representante García, quien además es Decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, señaló que este órgano aún desconoce los libros porque éstos los tiene la Comisión de Planes y Programas, pero que el Consejo tiene orden de enviar este tipo de documentos para su estudio a una instancia técnica. Sin embargo, no pudo confirmar que la iniciativa se hubiese enviado al Departamento de Educación de la Sexualidad del MEP.
Tampoco conoce la propuesta Esmeralda Britton, Ministra de la Condición de la Mujer. «Me imagino que en algún momento la harán llegar a la Comisión Interinstitucional sobre la materia, que funciona en el MEP, y en la que participa el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), para que la estudie».
La Conferencia Episcopal justifica su accionar en que las «Políticas de educación integral de la expresión de la sexualidad humana» del MEP abren espacios de participación a la Iglesia como formadora de personas, según el artículo 75 de la Constitución Política que establece la «confesionalidad católica del Estado costarricense».
Por eso, afirman, presentaron ante el MEP la serie de libros «Aprendiendo a querer», que produjo una organización llamada Alianza Latinoamericana para la Familia (ALAFA) (Ver recuadro ¿Quiénes son ALAFA?).
Según el documento de exposición de motivos de la Conferencia, con fecha 30 de abril, las políticas citadas «sitúan a la Iglesia como coadyuvante del MEP en su ejecución pues desde su experiencia en humanidad, la Iglesia tiene mucho que aportar especialmente en el ámbito de los principios y valores desde los cuales debe enfocarse la educación de la sexualidad».
FALTA EDUCACION SEXUAL
El problema es que la falta de una adecuada educación sexual en el país deja sin respuestas a una población de infantes y jóvenes principalmente, que experimentan embarazos a temprana edad, violencia basada en el género y enfermedades de transmisión sexual como el VIH/SIDA.
Un documento de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) sobre el estado de la educación sexual en el sistema educativo nacional revela que un porcentaje desproporcionadamente alto de enfermedades de transmisión sexual corresponde a personas adolescentes y un importante número de personas con el VIH se contagiaron entre los 15 y 24 años. Según datos de la Asociación de Mujeres en Salud (AMES), sólo un 30% de los jóvenes usó un método anticonceptivo en su primera relación y alrededor de un 45% de los embarazos que se dan en el país son no deseados.
Organizaciones como AMES, que han trabajado también en pro de los derechos de la niñez y la adolescencia, han criticado a la cúpula de la Iglesia Católica, por haber frenado diversas iniciativas para la educación de la sexualidad.
Tatiana Treguear, directora de la organización no gubernamental Fundación PROCAL (Promoción, Capacitación y Acción Alternativa) opina que las iniciativas que se desarrollan en educación de la sexualidad siguen cargadas de concepciones moralistas, basadas en la prohibición y no en una sexualidad responsable e informada.
«Las políticas de educación para la sexualidad aprobadas -aunque no ejecutadas-, usualmente han respondido a los intereses planteados por los poderes eclesiásticos y más conservadores de la sociedad, y por ende resultan alejadas de las necesidades, intereses y realidades de la sociedad».
A su juicio, en la elaboración de materiales persiste la actitud de dejar por fuera de la discusión a las organizaciones de la sociedad civil, que trabajan en el tema.
«Postulamos que una política de educación para la sexualidad debe ser una política de Estado y de gobierno, no de Iglesia».
NADIE LAS HA VISTO
Ninguna de las personas consultadas por UNIVERSIDAD ha visto alguno de estos libros. No obstante, el documento presentado ante el CSE aclara que el enfoque que ofrecen los textos es muy «coherente y serio y preparará a los adolescentes con una visión crítica, como se requiere, para desarrollar su vocación de padres y madres de una familia».
La propuesta incluye temas como el destierro del maltrato y la agresión intrafamiliar, así como del abuso, la explotación sexual y la violencia física con niños, niñas y jóvenes.
También abordan el aumento de los embarazos en adolescentes «desde la dignidad de la persona y su capacidad de autodeterminación». A la vez incluyen los temas de las drogas, la violencia de género, las enfermedades de transmisión sexual y el SIDA.
Durante la gestión de Marvin Herrera, ministro de Educación en 1993, se presentaron las primeras guías de educación sexual, ampliamente cuestionadas por los grupos conservadores de la Iglesia y la sociedad (Ver artículo «Dos proyectos truncados», UNIVERSIDAD, 31 julio 2003). La Conferencia Episcopal demandó su retiro bajo el argumento de que un sector de la población las cuestionaba no tanto por sus contenidos sino por sus ilustraciones.
Ahora sostienen en su carta de presentación que estos nuevos textos tienen un enfoque cristiano pero «dejan de lado información detallada relativa a procesos biológicos del desarrollo del cuerpo humano, y tampoco se ofrecen ilustraciones sobre ellos».
ESPERAN CONSULTA
José Sánchez, asesor del Departamento de Sexualidad del MEP, comentó que ellos se enteraron del tema al consultar el acta del Consejo, pero que no tienen información oficial al respecto. Ahora sólo esperan que se les consulte pero no saben si eso va a pasar.
«Desde el punto de vista formal los libros son una belleza, pero no conocemos los contenidos, especulamos que por el origen que tienen irían en una dirección, pero hay que ver», dijo Sánchez.
Este Departamento es el encargado de operacionalizar las «Políticas de educación integral de la expresión de la sexualidad humana» que se instauraron en el 2001 como parte del proyecto de Relanzamiento de la Educación Costarricense. El personal del Departamento tiene a su vez la tarea de capacitar sobre el tema al cuerpo docente del país.
Aunque las políticas de educación integral en sexualidad recién empezaron a implementarse, las organizaciones de mujeres proponen que se evalúan para ver si verdaderamente trabajan en erradicar prejuicios que perpetúan las inequidades de género en nuestra sociedad. Por eso se recomienda que alguna instancia externa al MEP, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, o la UNICEF, haga una evaluación cualitativa y no cuantitativa de esta capacitación que se está dando a los docentes.
PARA EVITAR ROCES
De acuerdo con estas políticas del MEP existen diversas instituciones que podrían participar como coadyuvantes en la ejecución de estas políticas, no sólo la Iglesia. Se incluyen la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el Patronato Nacional de la Infancia, las universidades estatales y organizaciones no gubernamentales.
Pero en este momento no se le está consultando a la Iglesia, sino que se le está trasladando la responsabilidad del Departamento de Educación de la Sexualidad del MEP, a la Conferencia Episcopal, que es una instancia privada, denunció la Agenda Política de Mujeres.
Maricel Salas, integrante de esta organización, piensa que deberían archivar la propuesta de la Conferencia. «Zapatero a tus zapatos. La Iglesia es la instancia menos autorizada para esto porque el ejercicio de la sexualidad es prohibido para todos sus miembros y en todos los niveles; están dictando cátedra en una materia que no les corresponde».
Entre estas organizaciones hay una percepción de que el MEP ha frenado mucho al Departamento de Educación de la Sexualidad, para no tener roces con la Conferencia Episcopal. «La Iglesia se ha metido dentro de la institucionalidad limitando la promoción de los derechos de la niñez y la adolescencia», afirmó Paola Brenes, de la Asociación de Mujeres en Salud.
En contraposición con un discurso basado en la abstinencia, AMES y PROCAL urgen sobre la necesidad de informar a niñas, niños y adolescentes a través del sistema educativo, respetando sus etapas de desarrollo. Se promueve darles información completa para que ellos decidan si usan o no métodos anticonceptivos, y promover como derechos, tanto la abstinencia, como el ejercicio libre de la sexualidad.
«Al final los jóvenes sí deciden, pero lo están haciendo mal informados», concluyó Brenes.
¿Quiénes son ALAFA?
La Alianza Latinoamericana para la Familia (ALAFA) es una organización internacional no gubernamental que surgió hace diez años por iniciativa de su actual presidenta, Christine de Marcellus de Vollmer.
Su sede está en Caracas, Venezuela, y tiene representaciones en todos los países de América Latina y en Estados Unidos.
El proyecto de los textos de educación sexual se llama Aprendiendo a querer, y lo desarrolla desde el 2000 ALAFA Ediciones, que está en Lima, Perú.
En su página web mencionan que los libros ya se encuentran en 11 países de América Latina, entre ellos Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
Lo que preocupa a algunos grupos es el corte conservador y un tanto radical de esta organización, considerada «un grupo internacional pro-vida», es decir, opuesto al aborto en todas sus formas, así como a los métodos anticonceptivos.
En su artículo «Conservadurismo católico en Argentina», publicado el 3 de mayo de este año, el argentino Edgar González Ruiz, señala que ALAFA de Argentina fue una de las organizaciones autoidentificadas como «defensoras de la familia» que denunciaron el «peligro que constituye para los menores de edad un convenio que firmó el gobierno de Buenos Aires… con la sociedad Gay-Lésbica (SIGLA) para enseñar a niños y adolescentes cómo alcanzar una «sexualidad plena».
Añade que ALAFA se fundó en Caracas por Cristina de Marcellus de Vollmer, esposa del empresario licorero Alberto Vollmer Herrera. Este señor también fue embajador de Venezuela ante la Santa Sede. Ambos suelen participar en actividades tales como las Reuniones del Consejo Pontificio para la Familia.
Fuente: www.alafa.org
Wilfrido Blanco:
«Es decisión del Consejo si lo consultan o no»
El pasado 16 de junio UNIVERSIDAD entrevistó al viceministro académico de Educación, Wilfrido Blanco, quien coordina las políticas sobre educación de la sexualidad, acerca de las guías sexuales.
¿Cuándo se consultará la propuesta que trajo la Conferencia Episcopal, con el Departamento de Educación de la Sexualidad del MEP?
«El Consejo tiene esa documentación y me imagino que ellos van a valorar qué hacer con eso. Si lo consultan o no al Departamento es decisión del Consejo. Incluso pueden consultar a otros profesionales en la materia».
¿Cuándo resolverá el Consejo al respecto? ¿Tiene algún plazo para pronunciarse?
«El Consejo analizará los documentos pero no tiene un plazo determinado para pronunciarse al respecto».
¿Por qué el Ministerio no presenta una propuesta propia que se pueda complementar con la de la Iglesia?
«Nosotros tenemos una propuesta y muy clara. Existen las «Políticas de educación integral de la expresión de la sexualidad humana», que señalan que el tema se debe ver en todas las lecciones de forma transversal, y también estamos haciendo capacitación con los docentes».
Entiendo lo de la política, pero yo me refiero en cuanto a textos, como esta serie Aprendiendo a querer…
«Tenemos también material didáctico, por ejemplo, le doy algunos títulos, «Bases biológicas de la sexualidad», «Desarrollo psicosexual del niño, la niña y los adolescentes, implicaciones pedagógicas», «Propuesta de Educación Integral de la Sexualidad, dirigido a profesores». Todas estas son ayudas técnicas didácticas».
Estos serían textos para los docentes, ¿y para los estudiantes?
«¿Para qué vamos a elaborar material para los estudiantes si ahorita estamos trabajando en la capacitación de los docentes?. Yo no creo en una guía metodológica de la sexualidad, porque tiende a desarrollarse como una receta. Si estas guías se llegan a aprobar serán un instrumento de ayuda, pero aquí han supeditado la enseñanza o desarrollo del tema, a la elaboración de una guía metodológica. Por eso nosotros hemos ido más allá; tener las guías es una cuestión totalmente secundaria pues el tema es mucho más profundo que estas guías. Si estas guías son buenas y bonitas y se pueden aplicar, pues se usarán, pero no puede ser que la guía sea el punto de discusión».
¿Cómo va a hacer el MEP para que unas eventuales guías sexuales no se usen como una Biblia entonces?
«Eso es precisamente lo que yo no quiero, que las agarremos como una Biblia porque cuando los temas o preguntas se salen de ahí y no están en el libro, los docentes se enredan. Cómo vamos a evitar esto? Entregándoles a los docentes más material y capacitándolos, una guía es una ayuda más».
¿Y se ha conversado de esto con la Conferencia Episcopal, entienden ellos esta visión de las guías como algo complementario?
«Los señores de la Conferencia se reunieron con nosotros respetuosamente, es un grupo muy influyente en la sociedad y les respetamos mucho, además ellos tienen mucho dominio sobre el quehacer pedagógico, se ha conversado sobre esto. La no existencia de la guía tampoco nos puede limitar a nosotros».
Ilustración: Montaje fotográfico de Jorge
