Encuestas realizadas por la Universidad de Costa Rica y por la Universidad Nacional indican un aumento de la desconfianza de la población costarricense hacia los partidos tradicionales
A escasas dos semanas para que la ciudadanía acuda a las urnas para escoger al nuevo Presidente de la República, los partidos políticos realizan ingentes esfuerzos por llevar a sus filas a personas indecisas en momentos en que las encuestas de opinión realizadas por empresas comerciales para los medios de comunicación no dan un ganador seguro para los comicios del 3 de febrero.
Mientras tanto, el desencanto de los electores hacia los partidos políticos tradicionales y el deterioro en la credibilidad de sus dirigentes, son parte de la respuesta del apoyo que los partidos emergentes muestran según esas consultas de opinión.
Dos estudios diferentes realizados por la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional, muestran el desencanto de los electores y la necesidad de nuevas formas de acercarse a los votantes..
DIFERENCIAS
Mientras los habitantes del Area Metropolitana de San José (AMSJ) que pertenecen a los sectores más empobrecidos, son más optimistas en relación con su situación personal y familiar para este año y con un nuevo gobierno, quienes tienen ingresos medios y altos y viven en el Gran Area Metropolitana (GAM), son más pesimistas al respecto.
Así lo evidencian los resultados de una encuesta telefónica realizada en el GAM y otra realizada en forma personal en el AMSJ entre el 15 y el 18 de noviembre pasado por el Instituto de Estudios Social en Población (IDESPO) de la Universidad Nacional, cuyos resultados se divulgaron en la tercera semana de diciembre anterior.
Según el IDESPO, 600 personas mayores de 18 años residentes en la GAM fueron consultadas vía telefónica y otras 300 residentes en el AMSJ fueron visitadas personalmente.
Con un error de muestreo máximo del 4%, los datos revelan que uno de cada tres consultados con ingresos medios y altos, considera que la situación económica será peor. Esta percepción solo se reporta en uno de cada cuatro de quienes tienen menos ingresos.
Las encuestas indican que el abstencionismo será menor que en las pasadas elecciones cuando llegó al 30%. Sin embargo, el 25% de los consultados telefónicamente y el 19% de los visitados personalmente, aún no había definido por quién votarían. Entre los argumentos que esgrimen quienes dicen que no votarán están: la falta de credibilidad en los políticos y el desconocimiento de los planes de gobierno.
Las encuestas indican que aunque hay una marcada preferencia en apoyar con el voto para diputados a los partidos mayoritarios, el porcentaje es mayor entre quienes reportan menos ingresos. Así, el 54% de los más pobres dijo que votaría por partidos tradicionales, mientras que el 22% de los residentes del GAM manifestaron que apoyarían a un partido emergente.
El desencanto por la campaña electoral se corrobora con la respuesta del 43% de los consultados en el AMSJ y el 53% de los entrevistados en la GAM, quienes opinaron que la propaganda y la campaña en general los motiva poco a votar. «Ofrecen y no cumplen», «desconfianza del pueblo», «los discursos no son creíbles», son algunas de las razones señaladas por las personas consultadas.
En relación con los aspectos que más influyen para escoger al candidato, las personas de más bajos recursos señalaron la propaganda en los medios de comunicación, las encuestas y debates; mientras que en las de ingresos medios y altos lo que más influye en su decisión son las posiciones de los partidos frente a los problemas nacionales y el desenvolvimiento de los candidatos en los debates.
AUMENTA PERCEPCION NEGATIVA
Por su parte, el documento «Estado de la Opinión Pública Costarricense» elaborado por la Escuela de Matemática de la UCR, realizado sobre la base de 14 encuestas anuales para medir las estructuras de la opinión pública en el país, evidencia un aumento en la percepción negativa de la población hacia los políticos y sus actuaciones en la función pública.
El estudio recoge los resultados de encuestas realizadas entre 1988 y 2001, en las cuales se consultó una muestra representativa de la población nacional, usando el método de cuotas, donde los tamaños de las muestras variaron de mil a 1.500 individuos.
El cuestionario se aplicó a ciudadanos costarricenses mayores de 18 años, en sus lugares de residencia y definiendo cuotas por sexo, amas de casa y estudiantes en 92 distritos del país.
Cerca de 500 conflictos señalados por las personas consultadas fueron clasificados en grandes temas: política nacional, política internacional, economía, seguridad ciudadana, justicia, privatizaciones, familia, trabajo, medicina, vivienda, urbanismo, enseñanza, religión, agricultura, ganadería, pesca, medio ambiente, transportes, moral, problemas sociales, ciencia, información, alimentación y consumo.
Según el estudio, el Estado ha abandonado sus funciones primordiales tales como la seguridad ciudadana, la gobernabilidad, y la educación.
Aunque se reporta una disminución anual en la percepción negativa sobre la situación general del país, el año pasado, seis de cada 10 consultados manifestó su oposición a la frase «el país está mejorando».
Adicionalmente, el 62% de los consultados asoció la política con la corrupción y tres de cada cuatro consultados en el 2001 consideraron que «la corrupción penetró todos los poderes». Sólo el 10% se opuso a tal afirmación.
En cuanto a la democracia, la encuesta revela que la población mantiene un concepto muy restringido de ella, pues el 55% de las personas consultadas el año pasado consideraban que la democracia se asocia con acudir a las urnas cada cuatro años. En 1998 el 48% de los consultados tenía esa misma percepción.
En cuanto al no voto, una de cada cuatro personas consultadas el año pasado consideraba que no acudir a las urnas, es una forma de protesta.
No solo la labor del gobierno se percibe como negativa, también la administración de justicia, la Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa. Estas instancias son señaladas como responsables de la administración de la buena convivencia en sociedad, que pareciera ha dejado de funcionar.
Al compararse el concepto de los costarricenses sobre la funcionalidad de la Asamblea Legislativa se comprueba un aumento en las opiniones negativas, pues mientras que en 1988, el 28% consideraba que ese poder no servía para nada, en el 2001 el porcentaje aumentó al 58%.
En ese mismo período el porcentaje de quienes pensaban que los diputados legislaban en beneficio propio, solo varió del 72% al 75%.
También los gobiernos locales son percibidos en forma negativa, pues en 2001, el 90% de los consultados estuvieron en contra de la frase «las municipalidades cumplen con su trabajo». En 1990 el porcentaje que se manifestó en contra de esa expresión fue del 67.3%.