Caño Negro Humedales agonizan

Este canal de drenaje se puede observar al borde del camino que conduce al refugio. Los canales de drenaje que construyen los finqueros en

Este canal de drenaje se puede observar al borde del camino que conduce al refugio.

Los canales de drenaje que construyen los finqueros en las zonas aledañas al Refugio de Vida Silvestre de Caño Negro se han convertido en venas de muerte que, a ritmo acelerado, secan uno de los humedales más importantes del país y lo hacen vulnerable a los incendios, comunes en esta época del año.

Esta zona protegida está en la Cuenca Baja del Río Frío en la llanura de los Guatusos (Zona Norte) y es un humedal de importancia internacional inscrito en la Lista Ramsar desde 1991 (Ver recuadro «Lo que no se cumple»).

Las lagunas de Caño Negro suelen poblarse en esta época de aves como el javirú, la espátula rosada y el cigüeñón; muchas incluso migran desde Palo Verde en busca del agua. No obstante, la construcción de canales de drenaje afecta estos ecosistemas desde hace unos siete años. Propietarios de fincas en las zonas aledañas al refugio construyen estas grandes zanjas para absorber el agua de los humedales con el propósito de luego sembrar pasto, introducir ganado o plantar largas filas de naranjales.

Esto se pudo comprobar mediante un sobrevuelo la semana pasada, con la organización estadounidense Lighthawk (Halcón de luz), que trabaja con grupos ambientalistas en toda Centroamérica (Ver recuadro «Desde el aire»).

Lo que se observa son las pocas lagunas que quedan, los parches de los últimos bosques de yolillales y varios canales -de unos tres metros de ancho y cuya longitud varía- que cuadriculan la tierra. Uno de ellos incluso está dentro del refugio, es largo y llega hasta una de las lagunas más grandes. Se van perdiendo los espejos de agua y se ve la huella de los incendios del año pasado.

Luego el camino que lleva hasta el refugio está entre naranjales sembrados en zonas que eran humedales, pues se ven los charcos aislados. Un par de niños vuelven de recoger naranjas con su papá. Casi todos los recolectores son nicaragüenses, el canasto lo pagan a ¢600 y cada familia logra llenar unos dos canastos al día.

«TODO ERA AGUA»

Julio Miranda es el presidente de la Asociación para la Protección, Conservación y Sanidad de los Recursos Naturales (ASOPROCOSARENA), y este es parte de su testimonio.

«Cuando era carajillo aquí habían muchos árboles, no había maleza ni arena, todo era agua, como un solo lago. En la época de desove uno hasta agarraba los peces con la mano, gaspar, guapote, y también tortugas y caimanes. Ahora ya las aves no vienen y la sedimentación va subiendo. Desde 1998 para acá empezaron a matar el humedal».

Miranda contó a UNIVERSIDAD que la comunidad tiene miedo de hablar o de apoyar a quienes denuncian porque después los persiguen. El trabaja criando capullos de mariposas que luego venden a empresas que los exportan a Estados Unidos. «Trabajo en un mariposario y han querido quitarme el proyecto. Un día estaba haciendo un corredor a la casa y rápido me echaron la Municipalidad para impedirlo. Las autoridades sólo actúan en cosas pequeñas».

«Me pongo mal cuando oigo que dicen que ya casi agarran a los cazadores que andaban prendiendo fuego en Caño Negro, porque aquí cazadores casi no hay. Fui el año pasado a apagar un incendio y debía traer agua desde lejos y cargarla en una mochilita».

Para Andrea Corte, también miembro de ASOPROCOSARENA, a Caño Negro sólo le quedan diez años de vida. El Ministerio de Ambiente (MINAE) gastó mucha plata comprando equipo para apagar los incendios el año pasado, pero no ataca el problema principal. Si se rellenaran los canales de drenaje que han construido y el agua volviera a las lagunas, la naturaleza misma seguiría su curso y los incendios se apagarían con el agua, pero no se puede con la tierra seca, afirmó.

Se intentó consultar a Fausto Alfaro, director del Área de Conservación Arenal-Huetar Norte, cómo se preparan para la época de quemas en esta zona, pero su secretaria indicó que estaría fuera de la oficina durante tres días.

También se le consultó al Ministro de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez, pero a la fecha de cierre no había respondido.

EXCUSA PERMANENTE

Por su parte, el administrador del Refugio de Vida Silvestre Caño Negro, Alberto Delgado, reconoció que es ilegal hacer los canales y que según la ley el MINAE tiene la obligación de taparlos; pero carecen del presupuesto y la maquinaria para eso. «Si la decomisamos, no tenemos personal para cuidarla en el sitio, así que generalmente se la llevan los dueños. Tenemos 6 funcionarios para 10.000 hectáreas».

Para miembros de la Asociación, es típico escuchar a los administradores públicos quejarse de la falta de recursos para cumplir con sus funciones; pero señalaron que la Sala Cuarta ha recordado que esta no es una excusa válida; y que si hay pocos fondos, deben ser cuidadosamente invertidos.

Dicha asociación denunció que durante las últimas administraciones del refugio los fondos no se han invertido muy bien, pues se hizo una costosa remodelación en las oficinas y no se brinda información sobre cómo se invierten las donaciones extranjeras ni quiénes son los responsables.

Delgado destacó que en algunos casos sí han logrado cerrar canales, como en el del exdiputado Rigoberto Abarca. «El Banco Nacional prestó el dinero para cerrar el canal y ahora seguimos haciendo inspecciones. También decomisamos maquinaria en abril del año pasado en La Unión, donde está el río Mónico y hay otros casos que todavía están en investigación».

El funcionario explicó la forma en que el MINAE atiende las denuncias. «La gente puede llamar aquí y nosotros vamos al sitio, hacemos la valoración ambiental y llevamos la denuncia al fiscal. Se presenta la causa al juez y si hay suficientes pruebas se va a juicio, luego se determina si se tiene que cerrar el canal. Si el propietario alega que no tiene recursos para rellenar los canales, el Estado debe averiguar si esto es cierto, o si puede intervenir, y mientras el señor sigue sacando agua de la laguna».

Ante esto Isabel Macdonald, de la Lighthawk, apunta que falta agresividad por parte del MINAE para detener a los responsables en el momento de la acción y no cuando el canal ya está construido. «Lo justo es que esos mismos señores vuelvan a llenar los canales que abrieron».

Este refugio tiene la particularidad de ser mixto; es decir, existen propiedades privadas y estatales dentro de una misma área protegida. Delgado informó que tienen un plan de manejo aprobado por la Convención Ramsar y lo están actualizando; para que se pueda aplicar necesitan un reglamento que esperan tramitar este año.

Para esto y para encontrar medidas de mitigación ante el problema de los canales, se integró un consejo científico. Lo conforman Mauricio Protti de la Universidad Nacional; Francisco Solano de la Universidad de Costa Rica; Alfio Piva del InBio; Ignacio Escorriola de la Asociación Ambiental Vida; Roberto Gallardo del Instituto Tecnológico de Costa Rica y los jefes subregionales del MINAE.

FALTA SAGACIDAD

Francisco Solano es geógrafo de la UCR, uno de los fundadores del consejo científico y autor del informe «Identificación y localización del sistema de canales de drenaje del cantón de Guatuso, Zona Norte». Con apoyo del Gobierno de Holanda, la universidad ha estudiado la sedimentación en el refugio.

En entrevista con UNIVERSIDAD explicó que en los últimos 30 años se ha dado una expansión de monocultivos como arroz y naranja en la periferia del refugio. «En ese ímpetu de cambio de uso del suelo y para garantizar una producción más efectiva se activa el proceso de construcción de los drenajes y un proceso de degradación en la cuenca baja del río Frío.»

Las consecuencias de esto son la sedimentación, la pérdida de agua en el sistema de lagunas y que se está afectando el corredor biológico que significa la zona. «Hay consecuencias en lo económico porque la base natural se está deteriorando y los boteros están siendo afectados; en lo cultural por lo que significa la pérdida de humedales para los indígenas malekus que aún viven en la llanura de Guatuso».

Además, como los humedales están en un terreno de depresión y drenan hacia el Lago de Nicaragua, la función hidráulica de los canales es sacar el agua más rápidamente y por eso tienden a reducirse los espejos de agua y estas áreas se están secando.

En su opinión la ley no se está aplicando y falta una visión política por parte del Estado porque los humedales de la zona norte no están acuerpados por una política que los proteja. «El MINAE es la instancia que no tiene la sagacidad ni la capacidad para darse cuenta de esto».

Ha habido dos incendios importantes. Uno en 1998, cuando se quemaron aproximadamente 17.000 hectáreas; y el del año pasado, que acabó con unas 12.000 hectáreas.

«Las quemas del año pasado se relacionan con la drasticidad de la red de drenajes. Son superficiales, se quema la acumulación de materiales orgánicos, hojas, palos bajo la tierra y es como un anafre».

De ahí la premura en detener la construcción de canales y prevenir los incendios, para así también detener el proceso de muerte de las lagunas de Caño Negro.


LO QUE NO SE CUMPLE

La Convención de Humedales se firmó en Ramsar, Irán, en 1971, y es un tratado entre Gobiernos que brinda un marco para la acción nacional e internacional en la conservación y el buen uso de los humedales y sus recursos.

Se entiende como humedal a un amplio abanico de hábitats acuáticos, extensiones de superficies cubiertas por agua, de forma permanente o temporal y que pueden ser de agua salada o dulce.

Cerca de 138 países han firmado la convención, que registra 1.369 sitios de humedales, incluyendo a Caño Negro, con 10.000 hectáreas. Sin embargo, este refugio podría perder esta categoría en caso de que se reevalúe y se compruebe que tiene cambios ecológicos que le afectan. Este es el caso de Palo Verde, un humedal que se encuentra en la Lista de Montreaux e incluye a aquellos sitios Ramsar en peligro de ser destruidos (www.ramsar.org).

Según Julio Montes de Oca, asistente del área técnica de Humedales, agua y zonas costeras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), este acuerdo establece una obligación moral para que cada país conserve sus humedales e insta a que se implementen planes de manejo para conservarlos. Sobre esto pide informes al Ministerio de Ambiente (MINAE).

Por otro lado la Ley Orgánica del Ambiente declara de interés público los humedales y su conservación, «por ser de uso múltiple, estén o no protegidos por las leyes que rijan esta materia» (Art.41). También prohíbe aquellas actividades que interrumpan los ciclos naturales de los ecosistemas de humedales «como la construcción de diques que eviten el flujo de aguas marinas o continentales, drenajes, desecamiento, relleno cualquier otra alteración que provoque el deterioro y la eliminación de tales ecosistemas» (Art.45).


DESDE EL AIRE


Cualquier organización que trabaja en la conservación de la naturaleza puede contactar a Lighthawk al 224-6220 o por medio del correo [email protected]. La página web es www.lighthawk.org.

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