Leonel Mata (camisa verde), junto a su hermano Uriel: “Nosotros mantenemos la solvencia moral; la económica si fue afectada, pero nunca hemos abandonada la idea de honrar la deuda que tenemos”. (Foto: Katya Alvarado)
Los créditos que contrajeron los empresarios del sector turístico con la banca estatal, para remozar y aumentar la oferta de acuerdo con las expectativas creadas a partir del Plan Nacional de Desarrollo para el sector y formuladas por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), poco a poco entierra a pequeñas y medianas empresas.
En Orosi de Paraíso de Cartago, el mirador y hotel Sanchirí espera que un juez revierta la orden de embargo que pesa sobre las fincas de la familia Mata Sánchez, ya que desde el pasado 13 de mayo, Leonel Mata, gerente de la empresa familiar, fue notificado que tras 20 años al frente de negocio, este ahora le pertenecía al Banco de Costa Rica (BCR).
El desahucio no se ha ejecutado porque, tras conocer la noticia, Mata interpuso una acción judicial, que lo mantiene en ascuas, y le da un respiro aunque sea temporal.
Así como Mata, al menos 30 empresarios de la zona norte del país y de Monteverde −que aumentaron la capacidad hotelera del país− hoy están a punto de perder su patrimonio, debido a que las expectativas de crecimiento en la demanda turística −tal como proyectó el ICT− no se cumplieron.
Desde Orosi, Cartago. Sanchirí inició como una empresa acuerpada por el trabajo de nueve hermanos, y de la cual ahora dependen además 35 familias. Desde su nacimiento, la empresa procuró mejorar el servicio que brindaba y, amparados en los cálculos oficiales, asumió algunos riesgos económicos con la banca estatal, los cuales no han podido honrar; por esta razón, la entidad financiera procedió a ejecutar el remate de las tres propiedades donde se asienta el negocio.
Esas propiedades están valoradas en al menos ¢ 1000 millones; no obstante, el banco las tasó en poco más de ¢ 400 millones. El valor económico de la tierra no es lo que preocupa tanto a Leonel Mata, sino el apego sentimental que tiene por ella, pues perteneció a su bisabuelo. Según sus cálculos, hace más de dos siglos sus antepasados se asentaron en esta zona del país.
Por lo anterior es que la empresa Sanchirí ha intentado llegar a un acuerdo en común con el banco, que −en opinión del empresario− busca apropiarse de la finca. “No nos ofrecieron alternativas; nosotros sí y ellos no las aceptaron”, acotó Mata.
Parte de los intentos de acuerdo, incluyen pagar parte de la deuda mediante la venta de una finca, pero dicha propuesta no ha tenido eco en la entidad bancaria.
CRISIS ENTERRÓ EMPRESA
Tras la apertura de Sanchirí, la familia de Mata inició un proceso de diversificación de la oferta turística, para la atracción de visitantes. Fue así como por medio de la Cámara de Turismo de Orosi, se incorporaron al equipo de trabajo de la zona, que facilitó datos para el Plan Nacional de Desarrollo Turístico, en el cual se preveía un aumento en la visitación, datos que no se cumplieron debido −en gran parte− al estallido de la crisis económica internacional en el 2008, que afectó a la Unión Europea y a países como Estados Unidos.
Poco antes de iniciarse la crisis, el empresario Mata adquirió una propiedad contigua a la suya y contrajo una deuda de ¢ 416 millones. Para su desgracia, desde el 2008 el turismo no crece en la zona y más bien se redujo la visitación, al pasar de 48.000 turistas a un promedio actual de 40.000.
Por las deudas contraídas, por mes pagaba ¢4 millones. Sin embargo, en el 2009 el banco decidió aumentar la tasa de interés y con ello se incrementó a más de ¢6 millones el pago que debía realizar la empresa, situación que se volvió insostenible. Para Mata, “los bancos se deshumanizaron” y esa fue su forma de protegerse financieramente.
Con el aumento en la mensualidad, Sanchirí decidió acogerse a un convenio preventivo y la junta de acreedores acordó este año que las fincas que respondían por la deuda pasarán a manos del banco.
