Denuncian maltratos en albergue

El albergue La Posada de Belén está ubicado en El Coyol de Alajuela y alberga a 16 muchachas. Varias madres adolescentes del albergue La

El albergue La Posada de Belén está ubicado en El Coyol de Alajuela y alberga a 16 muchachas.

Varias madres adolescentes del albergue La Posada de Belén, manejado por la Conferencia Episcopal, denunciaron maltratos, según un informe del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Pero el representante de la Conferencia Episcopal afirma que ellos investigaron todo y que no encontraron anomalías.

Cuando a principios de este año salió a la luz pública que una de las jóvenes internas en este albergue había sido violada por el cuidador de la finca donde se ubica el centro que acoge a madres adolescentes y embarazadas, empezó la historia. Posteriormente el PANI recibió una denuncia anónima contra la directora y con base en esta encargaron una investigación a la Secretaría Técnica de Protección del PANI, en setiembre del año pasado.

En marzo de este año la Secretaría rindió un informe final y se recomendó la destitución de la directora; pero la Conferencia Episcopal decidió suspenderla de su cargo por unos meses, mientras la Iglesia realizaba su propia investigación.

El presbítero Armando Alfaro, presidente de la junta directiva de la Posada y director del periódico Eco Católico, afirmó que no se comprobaba lo concluido por el PANI, y que por no tener razones legales decidieron restituir a la directora.

 

Este informe fue remitido a Rosalía Gil, presidenta ejecutiva del PANI, quien dijo a UNIVERSIDAD que lo estaban analizando y después se reunirían de nuevo con representantes de la Iglesia para tomar una decisión.

Este albergue funciona desde 1998 y es administrado por la Conferencia Episcopal y financiado en conjunto con el PANI, que supervisa todas estos centros -privados y públicos-. Primero era manejado por monjas; pero cuando se terminó el contrato la Conferencia contrató a la actual directora – en ese puesto desde hace cinco años-.

Todo empezó el 18 de febrero, cuando el PANI interpuso una denuncia ante la Fiscalía de Alajuela contra un guarda del albergue de apellido Oreamuno, sospechoso de abuso sexual contra una de las internas hace tres años, según consta en una copia de dicha denuncia. El juez penal de Alajuela le dictó tres meses de prisión preventiva .

Después el PANI recibió una denuncia anónima que planteó anomalías en manejos administrativos y violación de derechos de las jóvenes, por lo que decidió investigar.

De acuerdo con el «Informe final Investigación Posada de Belén», de marzo del 2004, si bien es cierto las jóvenes internas externaron un sentimiento positivo, de agradecimiento y de conciencia de los beneficios que ellas y sus hijos reciben en dicho centro, también denunciaron otras cosas. Entre estas el informe cita temor a expresar sentimientos negativos o de disconformidad, gritos y frases descalificantes, y temor a que el patronato les quite a sus hijos e hijas.

Con esto último «han sido amenazadas reiteradamente, temor que ha sido infundado por la señora directora, quien desvirtúa el quehacer institucional y lo utiliza como forma de coacción para provocar temor, sumisión e inseguridad en las jóvenes», dice el documento.

Las jóvenes que ya salieron del albergue se quejaron de que la directora las manipulaba, las maltrataba verbalmente y las amenazaba con quitarles los hijos. «Por otra parte se conoció que hubo intentos de organización para denunciar por parte de las jóvenes situaciones irregulares en el funcionamiento, las cuales fueron desestimadas por las autoridades eclesiásticas», continúa el documento.

Una de estas anomalías tiene que ver con la contratación en un mismo período de personal emparentado con la señora directora (su suegro, su actual esposo, su cuñado, su cuñada y su hermana), situación corroborada por las personas consultadas. Ante esto el padre Armando Alfaro confirmó que estas personas ya han sido destituidas.

Otra queja es el control excesivo de la dirección en los espacios terapéuticos e irrespeto hacia los profesionales.

Sin embargo, el informe también señaló cosas positivas, como que el albergue tiene una estructura física moderna, confortable y cálida y «es una alternativa que ha tenido reconocimiento por los proyectos formadores y de capacitación para las jóvenes ingresadas».

El problema son las actas que este incluye, pues es en esas declaraciones en las que las jóvenes relatan de la culpabilización y agresión verbal que recibían y del control y abuso de poder por parte de la directora.

Se conversó con la directora, Martha Arce, vía  telefónica, pero no accedió a dar entrevista y nos remitió al padre Alfaro.

Arce fue suspendida de su cargo mientras la Conferencia Episcopal realizó su propia investigación, pero luego fue reinstalada en un horario laboral de ocho horas en lugar de 24 horas que estaba disponible anteriormente. Asimismo, ella ya no vivirá en la casa dentro de la Posada, afirmó Alfaro.

Otras medidas que la Conferencia Episcopal tomará es que instalarán un comité técnico manejado por profesionales y contratarán el servicio de seguridad con una empresa privada. También exigirán a todos los profesionales que trabajan allí que lleven una bitácora, así como la maestra que les da clases. Les interesa que las jóvenes estudien y se superen.

«Tenía  terror»

Una de las jóvenes que estuvo en el albergue La Posada de Belén contó su historia en una acta firmada el 10 de marzo de este año. Allí ella cuenta sobre su experiencia en la Posada: «me trajo como consecuencia mucha depresión, me puse muy delgada, lloraba mucho por las noches, soñaba constantemente con la Posada, no podía dormir tranquila, tenía miedo aún cuando estaba lejos, algo me decía que tenía que hablar, pero tenía terror constantemente…»


«mi hija está conmigo y está bien, tengo proyectos de seguir adelante, el próximo año entro a estudiar y creo que soy fuerte y valiente y creo que soy buena madre, a pesar de que Martha me decía que no lo era. Las que no son tan fuertes siguen en la Posada, sufriendo, con el miedo de no tener a donde ir, en riesgo de que las echen fuera, siendo maltratadas pero además teniendo que ser agradecidas con Martha porque tienen que decir a la fuerza que ella es buena».

Armando Alfaro:

«Hicimos una investigación seria»

El Presbítero Armando Alfaro, presidente de la junta directiva del Albergue La Posada de Belén, atendió a UNIVERSIDAD el pasado 19 de julio para exponer su punto de vista.

¿Por qué dijo que era un libelo el informe del PANI sobre las anomalías en el albergue?

– Dije que era un libelo lo que mandaron los del sindicato a los medios de comunicación. Sobre lo de la secretaría técnica no he dado ninguna opinión. El sindicato simplemente habla de la violación de una niña en la Posada de Belén, cosa que no sucedió en la Posada, porque eso fue lo primero que fui yo a investigar personalmente. Y no ha sucedido dentro de ésta. Luego el PANI dijo que el violador había sido el cuidador de la finca y habla de una violación hecha en los predios de la finca donde esa niña no tenía ahí por qué andar. El PANI entonces por su propia cuenta, que yo respeto, acusó al cuidador de la finca ante el juzgado de Alajuela. Ahí no tenemos nada que ver. Eso será un juicio y el PANI sabrá si tiene las pruebas para acusarlo.

¿Si fue en los predios de la finca, no está eso dentro de la propiedad?

– Una cosa es la propiedad y otra es la Posada, pero en la propiedad las niñas no andan si no las lleva alguna persona, y la niña dice que ella andaba sola, no sabemos, y acusan al cuidador de la finca, con la única prueba que la niña dice que fue ese señor. Es palabra de uno contra el otro. El PANI quiso decirnos que la habíamos echado, cosa que tampoco es cierta y que la Posada había dado en adopción a la bebé, sin la voluntad de esta madre, cosa que no es cierto. A la chica se le hicieron los trámites de adopción con conocimiento de la oficina del PANI de Alajuela. Unas personas muy nobles adoptaron la chiquilla, con la anuencia de la madre y nosotros ya le probamos al PANI que así fue, que se hicieron todos los trámites y cuando el PANI autorizó la adopción, se les dio la niña.

Esa es una parte pero ¿qué ha investigado la Conferencia con respecto a lo que denunció la Secretaría Técnica?

-La Secretaría  Técnica hizo una investigación. Todo sucedió con una denuncia anónima. La persona habla de esa violación y de la directora que nosotros tenemos ahí trabajando. Suponemos que la denuncia vino de un empleado o empleada pero no sabemos quién es. La queja fue al PANI, no a nosotros. El PANI nos da por medio de la Secretaría Técnica lo que ellos llaman el escándalo de la Posada, en el cual llaman a profesionales técnicos, psicólogos, sociólogos, orientadoras que estuvieron trabajando con nosotros y nosotros despedimos. El PANI nos dio esa investigación como si fuera la verdad pura y nos pidieron expulsar a la directora. Tres meses antes el mismo PANI nos había dicho que todo andaba bien, divinamente. ¿Cómo es posible que nos dijeron eso y ahora dicen esto otro? Si fuera cierto somos culpables nosotros, el personal de la Posada y el PANI, que todo lo veía muy bien. La junta directiva nuestra, ante estas acusaciones y esos testigos, decidió hacer una investigación en donde todo lo que la Secretaría  Técnica ha dicho, resulta que no es tal.

Pero las actas de las declaraciones de las muchachas están autenticadas por un abogado, se supone que son reales…

– El abogado oyó las declaraciones y ellas firmaron. Cuando nosotros llamamos a algunas de ellas, pues resulta que también nos podían afirmar lo contrario.

¿Pero lo hicieron?

– El PANI tiene el documento que nosotros le enviamos y yo no lo voy a publicar porque ellos tienen el resultado de nuestra investigación, después de la cual nosotros decidimos reinstalar a la directora. Toda esa cosa nos ha servido mucho porque volvimos a hacer todo un estudio sobre cómo manejar la Posada.

¿Los dos informes se contradicen entonces?

– Ellos (el PANI) nos hicieron un informe, y otro y otro, donde la Posada era una maravilla y nosotros felices, por supuesto. Después viene este informe y nos dicen que la Posada es todo lo contrario, porque acusan a la directora de ser grosera, de todo lo que usted quiera. Ya nosotros le respondimos al PANI, con un informe y no le voy a decir ‘aquí está’, porque no es a la prensa a quien yo le escribí. Le puedo decir que si esa gente insiste en que el informe del PANI es la verdad, podemos ir hasta acusaciones muy serias, porque allí ponen a la directora…, Ave María…

Entonces es mentira lo que dijeron las muchachas?

– Mire, tendría que ir usted a hacer la investigación porque yo no le voy a decir lo que dijeron ellas. Tenemos el decir de ellas, de las profesionales.

Ustedes también hablaron con las profesionales?

– Nosotros hicimos una investigación seria. El PANI tiene que estudiar lo que nosotros le mandamos. Lo que no queremos es pelear con el PANI ni ser motivo de ningún escándalo.

Ustedes quieren que el albergue funcione adecuadamente, ¿qué pasó entonces con los familiares de la directora que trabajaban allí?

– Bueno, ese sí era un punto interesante. Lo primero que hicimos fue destituirlos.

Mandamos a hacer una investigación muy seria con abogado y todo y en vista de este resultado, sí creemos que debemos hacer cambios, no porque el PANI nos diga, porque el PANI lo único que nos pidió es que destituyéramos a la directora, y así se arreglaba el problema. (…) La directora nos ha parecido una persona buena y si no hubiera servido, hace rato la hubiéramos quitado.

¿A ustedes les parece que ella sí ha servido?

– A nosotros nos parece y al PANI siempre le pareció. Nunca ningún profesional de allí se quejó.

¿Tal vez tenían miedo de que los despidieran?

-Bueno, eso podría ser en una cárcel nazi, pero ahí no.

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