Ambientalistas costarricenses afirman haber advertido de daños desde antes de que estallara el conflicto con Nicaragua.
Varias organizaciones ambientalistas de Nicaragua rechazan que en isla Calero se esté produciendo un daño “dramático” al medio ambiente, por la construcción de un canal que pretende conectar las aguas del río San Juan con la laguna Los Portillos.
UNIVERSIDAD intentó conocer el criterio de algunos ambientalistas en Nicaragua ante la tala de árboles y el daño a humedales protegidos denunciados por Costa Rica ante organismos internacionales.
Sin embargo, la respuesta que recibió ante las preguntas planteadas por correo electrónico, fue un comunicado firmado por 18 organizaciones ambientalistas, en las que respaldan las acciones del gobierno que encabeza el presidente Daniel Ortega.
“NICARAGUA HA TOMADO PREVISIONES”
UNIVERSIDAD dirigió un correo electrónico al Centro Humboldt de Nicaragua, con preguntas como “¿Preocupa a los ambientalistas en Nicaragua lo que está sucediendo en la zona fronteriza? ¿Consideran que se está causando un daño significativo a la naturaleza con la construcción de ese canal para unir el río San Juan con la laguna Los Portillos?”.
Sin embargo, la respuesta recibida fue un comunicado firmado por varias organizaciones, en el que como primer punto se indica que Costa Rica ha pretendido “negar” a Nicaragua el derecho de dragar el río San Juan.
“Respaldar plenamente la declaratoria de los Poderes del Estado de la República de Nicaragua (…) y rechazamos las pretensiones de Costa Rica con relación al “diferendo limítrofe” que no tiene asidero jurídico”, dice el comunicado.
Las agrupaciones firmantes respaldaron la decisión de Nicaragua de sustraerse de cualquier actividad de la Organización de Estados Americanos (OEA) “que tenga que ver con las intenciones de Costa Rica”.
También se adhieren a la solicitud que haría Nicaragua a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de solicitar derechos de navegación en el río Colorado, por considerar que este río se alimenta “en un 90%” de las aguas producidas en cuencas hidrográficas nicaragüenses.
“NO HAY DAÑO”
Respecto a las denuncias planteadas por Costa Rica sobre daño a los humedales, estos ecologistas aseguran que “Nicaragua ha tomado las previsiones técnicas y ambientales necesarias para asegurar el menor impacto a los recursos naturales y ambientales, producto de la limpieza del río San Juan”.
Las organizaciones dicen rechazar las denuncias del canciller de Costa Rica, René Castro, ante la Convención de Humedales RAMSAR, pues afirman que los humedales mejor conservados en la zona fronteriza, están del lado de Nicaragua, en la Reserva Biológica Indio Maíz, y el refugio de vida silvestre del río San Juan.
Los grupos nicaragüenses hacen un llamado a sus pares de Costa Rica para “mantener la concordia y lazos de amistad que nos unen” y reconocen la lucha de las organizaciones costarricenses ante la amenaza que representa para el río San Juan la mina a cielo abierto que se pretende instalar en Las Crucitas.
Finalmente, respaldan las acciones del gobierno de Daniel Ortega, y le instan a buscar una salida dialogada al conflicto.
Además del Centro Humboldt, el comunicado fue firmado por entes como Fondo Natura, Fundación Amigos del Río San Juan, Club de Jóvenes Ambientalistas, Alianza para las Áreas Silvestres (ALAS), entre otras.
UNIVERSIDAD también intentó tener el criterio de Salvador Montenegro, director del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, pero indicó que no puede brindar declaraciones vía telefónica o por correo electrónico.
ADVERTENCIAS IGNORADAS
UNIVERSIDAD también consultó a personas y grupos ambientalistas costarricenses, quienes se mostraron muy preocupados por la destrucción que realiza Nicaragua con el dragado y la construcción del canal en isla Calero.
Heidy Murillo, presidenta de la Federación Conservacionista de Costa Rica (FECON), aseguró que los grupos ecologistas han estado atentos al dragado del río San Juan desde antes de que se iniciara, e incluso advirtieron que podría traer graves consecuencias.
“Hemos advertido no solo las consecuencias del dragado, sino de los impactos que las actividades ticas tienen sobre el río, y no nos extraña que ahora Nicaragua use esto de pretexto. Pero no se puede tolerar que haya una destrucción solo por aplicar el “ojo por ojo y diente por diente”, afirmó Murillo.
FECON, junto a otras organizaciones y personas, emitió un comunicado el pasado 14 de noviembre, en la que repudia la destrucción causada por Nicaragua en territorio costarricense y pide al Gobierno de Costa Rica que gestione las demandas pertinentes ante organismos internacionales.
“Consideramos importante el retiro del ejército nicaragüense de isla Calero, para que pueda iniciarse un proceso de diálogo que se convierta en herramienta para el mejoramiento de la vida de las comunidades que habitan la zona”, dice el documento.
Murillo aseguró que les alegra que el gobierno de la presidenta Chinchilla se preocupe por la destrucción en isla Calero, y esperan que de manera análoga haga lo propio para evitar los daños ambientales que provocaría el proyecto Crucitas.
Isacc Rojas, integrante de la organización Amigos de la Tierra Costa Rica, expresó que se han mantenido vigilantes ante los hechos en la zona fronteriza, pero evitando el “patrioterismo” y la xenofobia que tratan de inculcar algunos medios de comunicación en el país.
Para Rojas, el país debe revisar sus acciones y reconocer que gran parte del sedimento que hoy se saca del río San Juan, es consecuencia de la extensión indiscriminada de monocultivos en las llanuras del norte y el Caribe de Costa Rica.
El activista recordó que el Gobierno de la presidenta Chinchilla fue el que se dio por satisfecho con las supuestas garantías que dio Nicaragua, de que el dragado no causaría daños, e hicieron caso omiso a las advertencias de académicos y ambientalistas.
Por su parte, el ambientalista Fabián Pacheco aseguró que lo más lamentable de esta invasión militar por parte de Nicaragua, es que ninguno de los dos gobiernos está pensando en cuánto afectan a los miles de nicaragüenses que viven en Costa Rica, al propiciar el odio y xenofobia entre sus pueblos.
Pacheco indicó que los ecologistas se han pronunciado en el tema de su competencia, y reconoció que hay cierto resentimiento con la presenta Chinchilla, por las declaraciones que dio ante la Cámara de Ganaderos de San Carlos.
Chinchilla aseguró que hay quienes pretenden convertir a Costa Rica en un museo de historia natural, impidiendo el desarrollo, lo cual fue tomado como una ofensa directa por parte de los activistas ambientales.
“Qué poca visión política de la Presidenta. En estos momentos en que más se requiere diálogo, ella sale con estos disparates y nos lava la voluntad de tratar de construir algo con el Poder Ejecutivo, como lo veníamos haciendo en el tema de minería”, lamentó Pacheco.
DAÑO SEVERO
El biólogo y profesor de la Universidad Nacional, Freddy Pacheco, aseguró que el daño en isla Calero es “grave y localizable”, pues se están afectando cerca de 15 hectáreas de bosque, que será talado.
Pacheco recordó que en esta zona de humedales se encuentran muchas plantas que colaboran con la fijación de carbono, así como gran cantidad de materia orgánica que sirve de alimento a animales que viven ahí de manera permanente, así como también de especies migratorias.
“No menos importante es el papel de ecosistemas protectores del agua, de reguladores del ciclo hidrológico y mitigadores de procesos erosivos, por lo que aunque es reconocida la conservación de la diversidad biológica, donde destacan las aves migratorias, son invaluables los beneficios ambientales de ese conjunto de áreas silvestres”, indicó.
Pacheco lamentó la posición de algunos sectores en Nicaragua, como la participación del doctor Jaime Incer (Presidente de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua), quien es un experto en la región.
De acuerdo con Pacheco, no se debe confundir el tema ambiental con la invasión militar, por lo que esperaba pronunciamientos más contundentes de algunos sectores contra la ocupación de territorio costarricense.