Economistas cuestionan cómo Chinchilla empujará el barco sin reforma fiscal

La economía está presentando signos de estar saliendo de la recesión, con “claroscuros” que plantean dudas e interrogantes sobre los alcances de la recuperación

No están claras la velocidad, la dirección, ni las secuelas que quedan de la recuperación.

La economía está presentando signos de estar saliendo de la recesión, con “claroscuros” que plantean dudas e interrogantes sobre los alcances de la recuperación y las secuelas de la crisis.

En el campo internacional, preocupa que no se hayan hecho las reformas institucionales y estructurales de la economía que se dijo al inicio de la crisis que se iban a realizar.

En el ámbito nacional, es preocupante que se siga el rumbo como si no hubiera pasado nada, mientras que el gobierno de Laura Chinchilla que va a asumir el 8 de mayo llega con la misma visión cortoplacista de las últimas administraciones, sin visualizar una agenda de largo alcance para enfrentar el creciente desequilibrio social, el principal problema del país.

Tales fueron algunas de las apreciaciones expresadas durante un foro de economistas sobre los “retos postcrisis” del futuro gobierno, realizado el pasado martes 20 en la sede la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en Sabanilla. Participaron como panelistas Leiner Vargas, catedrático de la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica; Juan Manuel Villasuso, investigador de la Universidad de Costa Rica, y Luis Paulino Vargas, catedrático de la UNED.

Según Leiner Vargas, el principal desafío económico del nuevo gobierno es lograr que la tendencia incipiente de crecimiento económico se consolide como un proceso continuo y permanente, en lo que enfrenta desafíos y dilemas difíciles de superar.
En ese sentido, se declaró pesimista, porque “aunque hay muy buena voluntad en las primeras acciones de la señora presidenta electa, lo que yo miro como economista y como académico es un gobierno tremendamente preocupado e involucrado en resolver la agenda de corto plazo y bastante más olvidado de la agenda de desarrollo de largo plazo.”

Globalmente, en cambio, ve una esperanza en los planteamientos de las potencias emergentes como China, Brasil y otras más pequeñas en varias regiones del mundo, que podrían articular una alternativa a la composición  del mundo actual, y generar cambios en los énfasis de las políticas internacionales y en la dinámica de la economía política global.

Por su parte, Luis Paulino Vargas consideró que efectivamente parece que de momento la recesión está pasando, pero la crisis, que más que la recesión, no ha sido superada.

Ante ello, coincidió que “es preocupante el  cortoplacismo que se observa en la gente de la futura administración de Laura Chinchilla, que plantea seguir haciendo las cosas como si aquí no hubiera pasado nada.”

A su vez, Juan Manuel Villasuso planteó la preocupación que existe acerca de si es sostenible la recuperación que se observa en la producción y en las bolsas, dado que también se ven contradicciones en el escenario, incluso en Costa Rica, donde hay “luces y sombras.”

A su juicio, pareciera que las nuevas autoridades van en la dirección de “chinear” la recuperación económica que se está dando. Para ello tratarían de reducir el déficit fiscal pero no de manera drástica (lo que sería una forma de contraer la economía y de restringir el crecimiento), mantener una tasa básica pasiva de alrededor 8 o 9%, con lo cual si hay un estímulo de la demanda, se incentiva un aumento de la inversión privada y se espera que haya entrada de capitales, sobre todo empréstitos gubernamentales para destinarlos a infraestructura, lo que sería ese un elemento dinamizador.

Pero en definitiva, el analista cree que el próximo gobierno se va a limitar a “administrar las tendencias”, y ello significa profundizar las cosas que se han venido haciendo y que podrían considerarse negativas.


LUIS PAULINO VARGAS

Período de bajo crecimiento

Las economías de EE.UU y europeas están creciendo nuevamente,  y pareciera que salieron de la recesión, pero el panorama no es claro aún.
El desempleo en EE.UU sigue siendo 9,7%, y si se incluye la gente en subempleo el índice sube a 15 ó 16%. En Europa la media del desempleo es de 10%, con casos extremos como el de España, con un  20%, y el problema se manifiesta de manera persistente.
En EE.UU, cuando se supone que la recesión acabó, el problema de la vivienda persiste,  y durante el primer  trimestre del 2010 se realizaron 980.000 desahucios, 7% más que en el último trimestre del 2009.
En Europa está la crisis financiera griega y no se ve que los países europeos tengan claridad de cómo manejarla. Grecia necesita refinanciar $40.000 millones, con todas las consecuencias catastróficas que eso tendría para el euro y toda la Unión Europea si no lo logra. Y está el riesgo de que el coletazo les llegue a  España y Portugal.
Hay un debate mundial sobre el hecho de que la recuperación económica parece estar fundamentada principalmente en enormes déficits fiscales y un endeudamiento público que avanza en forma acelerada. EE.UU está registrando los déficits más altos desde la segunda guerra mundial, y todos los países ricos están mostrando un deterioro en las finanzas públicas, como resultado del esfuerzo gigantesco que se hizo para contener la crisis y para revertir la recesión económica.
Entonces se abre una interrogante sobre las implicaciones de mediano y largo plazo que tendría eso, por ejemplo la presión sobre los mercados y las tasas de interés.
En el caso de EE.UU, aparte del endeudamiento público, está el fenómeno de un altísimo endeudamiento privado. Se estima que para mediados de esta década el endeudamiento privado equivalía a 300% del PIB (solo el endeudamiento de las familias era igual al monto del PIB).
Eso significa empobrecimiento de las familias, a las que se les va a volver imposible mantener para los próximos años los niveles de consumo de años anteriores. Reajustar el presupuesto familiar no va a ser cosa de uno o dos años, y eso puede significar un menor crecimiento de la economía, ya que el consumo es el motor del crecimiento.
Al mismo tiempo, hay un retroceso en lo que EE.UU había alcanzado en los años 80 y se ha vuelto a niveles de desigualdad en la distribución del ingreso similares a los que había antes de la recesión de los años 30.
Otro problema son los enormes desequilibrios en la balanza de pagos entre EE.UU y China.
En cuanto a China, que es una especie de motor gigantesco de la economía, la pregunta es cuánto tiempo podría China mantener sus ritmos de crecimiento, en momentos en que también hay enormes desequilibrios sociales a lo interno.
El interior de EE.UU se ve una sociedad muy fragmentada, y la conflictividad social está en proceso de agudización, amplias masas desempleadas son caldo de cultivo para mayor conflicto e inestabilidad social, sobre todo porque la economía norteamericana está en serias dificultades para volver a dar empleo a quienes hoy no lo tienen.
Por una serie de causas que sería largo explicar, creo que se va a entrar en un período de bajo crecimiento económico en el nivel mundial. O hay una base de crecimiento bajo para pasar una serie de procesos de ajuste que tienen que vivir la mayoría de las economías ricas, o inventan otra burbuja y volvemos a tener ciclos de crecimiento alto, y el costo va a ser una crisis peor que ésta, como lo advertía Paul Krugman (Premio Nobel de Economía) hace un año, señaló Vargas.


JUAN MANUEL VILLASUSO

Gobierno administrador de tendencias

Hay interrogantes acerca de si es sostenible la recuperación que se observa en la producción y de las bolsas, donde efectivamente ha habido una recuperación importante, pero todavía se observan contradicciones.
En Costa Rica, el panorama al que se enfrenta la nueva administración es positivo, con luces y sombras, donde se vislumbra que la economía ya está comenzando a recuperar y entonces lo que hay que hacer es “chinear” esa recuperación.
Tenemos la sombra de la caída de las exportaciones que afectó a muchos productores nacionales y muchas empresas internacionales establecidas en Costa Rica. Pero también tuvo el aspecto positivo del alivio de la balanza comercial, cuyo déficit se redujo de manera importante.
Otro aspecto positivo, que fue reflejo de la crisis y no por políticas del Banco Central,  fue la caída de las tasas inflacionarias. El año pasado el aumento de los precios fue apenas de 4%, índice que no veíamos desde los años 70.
Entre las sombras, hubo una reducción del PIB, que cayó en 1,2%. Eso tuvo impacto sobre el empleo, que es donde la crisis se reflejó con mayor intensidad. Entre el 2008 y el 2009 el desempleo casi se duplicó, pasó de 4,9 a 7,8%.
Por cierto, que el efecto que ha tenido la crisis en ciertos sectores de la sociedad, como un incremento de la desigualdad, fue algo que no se discutió en la pasada campaña electoral, porque al gobierno no le interesaba poner el tema sobre el tapete, y porque los de la oposición fueron inútiles para plantearlo.
En Costa Rica, la crisis sirvió para que se dejara de discutir de estos aspectos más fundamentales de la economía política. En economía hay dos paradigmas, el de la producción y el crecimiento y el de la distribución y la equidad. En Costa Rica nos hemos inclinado en las últimas décadas por el paradigma del crecimiento y la producción y no nos ha interesado mucho la distribución y la equidad. Esa es la discusión de fondo, si es que queremos pensar realmente en un desarrollo equilibrado y sostenible, no solo desde el punto de vista ambiental, sino social.
Si queremos pensar en ese desarrollo entonces hay que pensar en el paradigma de la distribución y la equidad. Y me parece que el tema este gobierno ni siquiera se lo va a plantear.
Todavía no está claro cómo va a ser la recuperación a nivel internacional. Todavía no está claro ni la velocidad ni la dirección de esa recuperación, ni las secuelas que quedan de esa recuperación.
En el nivel nacional si bien es cierto vemos una reactivación de la parte productiva, los temas de carácter estructural que tienen que ver más con esa dimensión de orientación de economía política o de modelo de desarrollo, como quieran llamarlo, y las secuelas que eso tiene desde el punto de vista social, pareciera que no son tema de atención.
No espero grandes cambios, este gobierno va a administrar las tendencias. En el campo económico no vamos a ver mayores cosas, el tema de la reforma fiscal en la que algunos creemos por razones de equidad, sobre todo, ya el vicepresidente electo dijo que no era el momento, lo más probable es que no se va a plantear.
Creo que va a haber un reforzamiento de la estrategia de focalización del gasto social, que es algo que puede ser necesario, pero que en muchas ocasiones atenta contra lo que son programas sociales que permitan superar las situaciones de pobreza y exclusión.
Evidentemente la crisis se quiso utilizar para meter el tema de la flexibilidad laboral, en el plan Escudo que fue una tímida respuesta del Gobierno a la crisis. Ahora viene un elemento adicional de esos cambios que se quiere hacer en la política salarial y en política de empleo público, para que quienes paguen los costos de los ajustes sean los sectores trabajadores.


LEINER  VARGAS

Deberán verse resultados de reformas
Si bien es cierto que pareciera que la crisis económica da muestras de ir saliendo, no así la crisis política global y, por el contrario, lo que podríamos estar viendo en los próximos años es un renacer de los conflictos.
Desde el inicio al explicar las causas de la crisis dije que el problema era que tuviéramos un desajuste institucional global, y que la única forma de corregir ese desajuste era tener el desarrollo de nuevas instituciones globales. Y es ahí donde estoy muy preocupado, porque la agenda del cambio institucional global apenas se ha discutido y la víspera nos dice que la cosa se va a tardar mucho más de lo que uno creía.
Por lo tanto, no se ha resuelto la situación estructural, sino que lo que estamos haciendo es extendiendo el problema para las próximas dos o tres décadas.
Si bien es cierto la economía norteamericana por primera vez desde que empezó la crisis ha tenido en el último trimestre una tendencia positiva en creación de empleo, la popularidad del presidente Obama está en este momento por debajo de los índices históricos de un presidente. Por lo tanto, mi diagnóstico es que, si bien es cierto estamos saliendo de una crisis económica tremenda, el fenómeno se está trasladando hacia el ámbito político.
En Costa Rica, la economía de alguna manera logró ajustarse en la situación de la crisis y mi explicación es porque el mercado laboral soportó buena parte del esfuerzo de la crisis. Entonces aquí no hace falta que los diputados se pongan de acuerdo para aprobar una ley de flexibilidad en el empleo. Aquí los empresarios hacen lo que les venga en gana en el mercado laboral a expensas del Ministerio de Trabajo. Aquí mucha gente perdió la mitad de su salario de un solo golpe entre el año 2008 y el 2009. Muchos se quedaron con trabajos temporales esperando que los recontrataran y aceptaron medios tiempos. En esta “Suiza centroamericana” el mercado de trabajo se ajusta sin ley, y el ajuste más significativo lo sufrió la clase obrera, ni siquiera la clase media.
Mientras tanto, el principal desafío económico del nuevo gobierno es lograr que la tendencia incipiente de crecimiento económico, que tiene la economía, se consolide como un proceso continuo y permanente. Sin embargo, este crecimiento tiene dos situaciones problemáticas. Una es que tiene que darse sin afectar el patrón de los precios de manera significativa. Es decir, sin volver a una tendencia donde la inflación está a más de dos dígitos, algo nada fácil de lograr en la economía costarricense. Desde hace alrededor de 30 años, la economía costarricense no crece a más del 4% sin tener una inflación por encima del 10%. Es decir, hay una clara relación entre la expansión económica y la expansión de precios, esté quien esté en el Banco Central y con cualquiera de los sistemas cambiarios que se haya tenido.
El otro desequilibrio importante es el desequilibrio de la balanza de pagos, pues aquí cada vez que crecemos se expande el déficit comercial, y el gran problema es cómo empatar eso con una situación internacional que es muy volátil.
El segundo desafío que tiene la administración Chinchilla es cómo lograr conciliar una propuesta de no reforma fiscal con un crecimiento en las necesidades de inversión y de gasto público en distintos sectores de la sociedad costarricense.
Y es que la reforma fiscal no fue planteada por ella en la campaña y no se va a hacer, según la agenda de corto plazo del vicepresidente, que es el director del equipo económico.
Entonces el gran dilema es cómo empujar el barco en una economía y en un Estado que requiere gastar en inversión social e infraestructura para sostener el crecimiento, el empleo y combatir la  pobreza.
Otra cosa es que los costarricenses no podemos comer más cuento y tenemos que empezar a ver los resultados positivos de las reformas estructurales que se han planteado por los últimos gobiernos. De lo contrario, los costarricenses vamos a comenzar a echar para atrás en la decisión política que hemos tomado.
El gran problema es si esas reformas, sobre todo la apertura de sectores estratégicos, van a tener al final de cuentas resultados positivos como se nos dijo que habría. Y aquí el claro oscuro es muy fuerte.
Los primeros problemas de la apertura en telecomunicaciones ya están  a la vista de todo el mundo: una situación desacertada en la licitación de las primeras concesiones de telefonía celular. Eso significa que estamos teniendo las consecuencias políticas del debate alrededor de la reforma del Estado, pero no se mira a corto plazo los resultados de ese tema. Ahí tiene el Gobierno una agenda enorme, en cada uno de los sectores.
Entonces, el debate otra vez es una agenda que pone la prioridad en la estabilidad de corto plazo, administrar el Gobierno, gestionar la política económica de corto plazo, para que no se salga de los desequilibrios básicos macroeconómicos del déficit, la inflación, etc. y no apostar a una mejoría de los factores estructurales de largo plazo de la economía.
La interrogante es hasta cuándo una sociedad puede soportar los desequilibrios sociales que tiene Costa Rica.  Qué tan mal tenemos que llegar en la distribución del ingreso, en la inequidad, para que existan las bases institucionales y sociales para  hacer una propuesta de cambio. Lo que estoy planteando es cuánto tiempo vamos a esperar para que esta sociedad se plantee el principal problema que tiene y es el desequilibrio social.


 

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