Un fuerte discurso contra la corrupción, una creciente desaprobación popular hacia la gestión del Gobierno y la caída en las encuestas del oficialista Johnny Araya se suman a una ciudadanía con una fuerte sensación de descontento y a un electorado volátil y muy poco ideológico.
El conjunto funcionó como el combustible que impulsó la candidatura del frenteamplista José María Villalta, desde un modesto cuarto lugar, hasta un virtual empate en la cima de las preferencias. En los últimos cinco meses, su figura como candidato a la presidencia se disparó.
En setiembre, según la encuesta de la firma Unimer, Villalta reunía entre un 2,2% y un 7,8% de las preferencias; dos meses más tarde, su popularidad convocaba entre un 17% y un 22% de los probables votantes.
Una tendencia similar registraron los estudios del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR). En la encuesta de octubre pasado, Villalta aparecía con un 9,7% de las intenciones de voto y dos meses más tarde alcanzaba el 15,7%.
En sentido contrario se movió la candidatura del liberacionista Johnny Araya; su apoyo cayó desde el rango de entre 22% y 27,5% que tenía en setiembre −según las mediciones de Unimer−, al segmento de entre el 14% y el 19% para finales de noviembre.
La caída de Araya también se registró en la encuesta del CIEP que UNIVERSIDAD publicó en diciembre. Según ese estudio, entre octubre y diciembre, descendió de un 24,6% de las preferencias a un 17,4%.
La última encuesta de UNIMER reveló, además, que José María Villalta es el único candidato que recoge más opiniones positivas que negativas por parte de los electores.
Según dicho estudio, un 55% de los encuestados tenía una opinión favorable sobre el candidato del Frente Amplio, un 31% sostenía un criterio desfavorable y un 14% no tenía una posición al respecto.
En el caso de Araya, la encuesta de UNIMER muestra una tendencia inversa; el grupo de gente que tiene una opinión desfavorable sobre él supera a quienes tienen criterios positivos sobre el verdiblanco.
En el estudio de UNIMER, Araya recoge un 57% de opiniones negativas contra un 33% de criterios favorables, mientras que un 10% de los encuestados no ofreció su criterio.
Además, la encuesta reveló que, entre setiembre y noviembre pasados, el porcentaje de quienes afirman que “jamás votarían por Araya” se duplicó, pasando del 15% al 35%.
En cuanto a José María Villalta, la gente que afirmó que “jamás” votaría por él, creció de 0% a 3% entre setiembre y noviembre.
PARARRAYOS
La insatisfacción ciudadana acerca de la gestión gubernamental es un fenómeno en auge y, según el último informe del Estado de la Nación, hoy solo uno de cada cinco ciudadanos cree que al Gobierno le interesa la opinión de la gente común.
Esta opinión de los ciudadanos sobre el interés de los gobernantes por la situación de la gente común es la más baja desde 2008. En aquel momento, el 45% de las personas creían que a los gobernantes les interesaba lo que pensaba la gente común, mientras que a la fecha solo el 19% lo cree así.
El crecimiento del apoyo a la candidatura del Frente Amplio se produce, asimismo, en el momento que −según el Estado de la Nación− el país atraviesa la etapa de mayor conflictividad en dos décadas.
De acuerdo con el estudio, este pico de conflicto social llevaba 22 meses continuos hasta marzo del 2013.
Analistas como Gustavo Araya, politólogo de la UCR, señalan que el discurso y la imagen de Villalta están logrando capitalizar el apoyo de esa fracción de electores que siente una fuerte desaprobación hacia la gestión del Gobierno.
“La indignación que un sector del electorado tiene hacia el Gobierno es captada por el discurso de Villalta. Además, su imagen se percibe como una figura fuerte, vehemente, ajena a los partidos tradicionales, que es lo que las personas no quieren. Su crecimiento también se nutre de que Villalta en sus participaciones recoge la bandera anticorrupción y su partido no tiene un anecdotario de corrupción que pueda ser utilizado en su contra, por lo que se vuelve creíble”, explicó el politólogo.
La politóloga Gina Sibaja incorpora al análisis que el crecimiento de Villalta en las encuestas se alimenta −además del enojo ciudadano− de una disposición al cambio, una necesidad de modificar las razones que le han provocado insatisfacción a los ciudadanos.
“Hay enojo ciudadano pero, además, el país parece listo para un cambio y una parte de esta disposición al cambio la está capitalizando la figura de Villalta, quien recoge un electorado de un sector intelectual y beligerante, que tiene peso en la opinión pública”, detalló Sibaja.
Para la politóloga, la candidatura de Villalta logra reunir, además, a un fragmento de los sectores que se opusieron al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC) que el Partido Acción Ciudadana (PAC) no logra seducir.
VOTO POCO IDEOLÓGICO
La posibilidad de la aparición de un outsider o de un candidato emergente que seduzca al electorado con un discurso alterno al del sistema político tradicional es un fenómeno que los sociólogos del Estado de la Nación anticiparon en su último informe, luego de analizar la debilidad organizativa y programática de los partidos políticos.
“Cuando hay partidos políticos débiles en organización, el sistema tiende a mostrar alta volatilidad, conflictividad entre el ejecutivo y el legislativo, ineficiencia de las políticas públicas y emergencia de outsiders o candidatos antisistema”, indica el Estado de la Nación.
El politólogo Gustavo Araya coincide en que el surgimiento de una figura que la gente visualice como alejada de los partidos tradicionales era previsible.
“José María Villalta, más o menos, concuerda con ese perfil ajeno a los partidos tradicionales, con gran vehemencia, con un discurso confrontativo, firme; parece encarnar esa promesa incumplida que la gente esperaba”, destacó Araya.
Mientras tanto, para la politóloga Gina Sibaja, la enorme cantidad de indecisos (cerca del 50% del padrón) que revelan las encuestas está obligando a los partidos a desdibujarse ideológicamente en los discursos y debates, para tratar de atrapar ese voto indeciso.
“El tipo de racionalidad de los electores está modificando la lealtad partidaria, ya no hay línea de partido, la gente está sedienta de información pero hay más preocupación por cómo resolverá los problemas puntuales que por la inclinación ideológica”, puntualizó la politóloga.
José María Villalta: “La gente quiere recuperar el camino de un desarrollo más equilibrado”
¿Cómo interpreta usted el crecimiento del apoyo a su candidatura?
−Creemos que ese apoyo tiene que ver con las luchas que hemos venido dando en el Frente Amplio, con que la gente ha visto que somos un partido de gente honesta, trabajadora, coherente, que ha estado durante mucho tiempo a la par del pueblo luchando por sus derechos y que se trata del único partido que no tiene cuestionamiento por su financiamiento, que no tiene denuncias por chorizos. Todo eso marca una diferencia abismal. Además, Costa Rica se ha cansado de las políticas neoliberales que nos impusieron hace 30 años.
Nuestro pueblo quiere recuperar la senda de la justicia social, la gente quiere recuperar el camino de un desarrollo más equilibrado, donde se distribuya mejor la riqueza y se reduzca la desigualdad. Ese es el corazón de la propuesta política del Frente Amplio.
¿Cuánto influye en este fenómeno la desaprobación hacia la gestión del Gobierno?
−Influye sin duda alguna, pero no explica nuestro crecimiento porque en otros países ese descontento ha derivado en el apoyo a opciones de derecha; perfectamente la población podría inclinarse por apoyar al Movimiento Libertario o algún otro partido con un discurso populista de derecha.
Sin duda, los graves errores que ha cometido este gobierno, el cansancio que tiene la gente con la corrupción, el desgaste del PLN en el poder −donde se han disparado los chorizos y los problemas−, todo eso influye en que la gente esté más receptiva, pero no explica por sí solo nuestro crecimiento porque esa insatisfacción perfectamente podría haberse canalizado hacia otras alternativas políticas.
Es la primera vez que un candidato de izquierda tiene posibilidades de ser electo como presidente. ¿Hay un giro ideológico en el electorado?
−Sin dudas es un momento histórico, en donde hay un cambio político. En el contexto costarricense nunca se había visto que una opción política de izquierda democrática pudiera tener este crecimiento, pero yo no diría que es un giro ideológico en los términos en que lo quieren plantear los grupos de poder, como en la contradicción ideológica de la guerra fría. Hay una sensibilidad que se viene acumulando desde hace 30 años, de descontento con las reformas neoliberales y un reclamo por recuperar un camino de desarrollo con justicia social. Hay un reclamo en el electorado por el respeto a los derechos de los trabajadores, de mayores oportunidades, de que los gobiernos se preocupen por la parte social y no solo por los negocios de unos pocos. Todo eso está en este cambio. Quienes tratan de plantear que es un asunto meramente coyuntural, meramente de hartazgo con Liberación, invisibilizan eso. Sí hay un giro político, porque la gente quiere recuperar un camino de desarrollo equilibrado que se ha perdido. No es en los términos ideológicos tradicionales, no es que el electorado se afilió a una determinada corriente ideológica, pero sí hay una sensibilidad que está muy marcada.
Recuadro de títulos con fotos
LOS HITOS DEL DESCONTENTO
Según el informe Estado de la Nación, entre junio del 2011 y mediados del 2013, el país vivió unos de los mayores picos de conflictividad de las últimas dos décadas. Estos son algunos de los episodios que los generaron:
La trocha fronteriza
El vuelo presidencial
La refinería China
La concesión de la ruta a San Ramón
El pago a la empresa OAS
Las renuncias del Ministro de Hacienda y del Director General de Tributación
Las cartas de recomendación de ministros para una asesora presidencial
El desempleo
La creciente desigualdad
La pobreza
Nota secundaria:
GRUPOS DE EMPRESARIOS LANZA CAMPAÑA CONTRA VILLALTA
La carta de presentación del grupo Alianza Costa Rica llama a los patronos a «educar» a sus trabajadores en contra del Frente Amplio.
Un grupo de empresarios aglutinados bajo el nombre de Alianza Costa Rica, lanzaron una campaña para que los patronos costarricenses promuevan entre sus empleados el llamado a no votar por el candidato José María Villalta, del Frente Amplio.
Distintos documentos de Alianza Costa Rica circularon entre empresarios, entre ellos una carta y una presentación para que los patronos difundan entre los trabajadores el llamado a no votar por el Frente Amplio.
La carta pide a los empresarios realizar “una labor educativa en el seno de su empresa (…), dado el creciente respaldo a opciones alejadas del tradicional centro democrático que hemos elegido históricamente para guiar el gobierno de nuestro país”.
La misiva lleva la firma y le atribuye el cargo de presidente de Alianza Costa Rica del exembajador en Ginebra y negociador del TLC con Estados Unidos, Tomás Dueñas.
“Conocedores de los desafíos que imponen el aumento de la desigualdad social, pero igualmente claros en la importancia de buscar soluciones al estilo costarricense, apegadas a la democracia y el diálogo, creemos fundamental hablar con los trabajadores para que juntos logremos evitar la caída de Costa Rica en manos de modelos de gobierno imperantes en otros países de América Latina, como el que propone el Frente Amplio”, señala la carta.
UNIVERSIDAD intentó, sin éxito, obtener el punto de vista del empresario Tomás Dueñas; le envió un correo electrónico, lo llamó a su empresa Premium Group Holding Limited y le dejó varios pedidos de entrevista con su asistente Gabriela Rodríguez.
“GUÍA DE MENSAJES”
Dentro del paquete de documentos que circulan a nombre de Alianza Costa Rica, existe una “Guía de mensajes para sector empresarial”, que se propone como un instrumento para compartir con grupos de trabajadores y en reuniones generales para “educar acerca de la coyuntura electoral que estamos viviendo y las graves amenazas que representan las propuestas comunistas del Frente Amplio contra el sector empresarial costarricense”.
Dentro de ese documento se puntualiza:
-“Nosotros, como empresa, queremos motivarles para que participen y voten; pero también, en esta oportunidad, como nunca antes, nos vemos en la obligación de compartir con ustedes nuestra preocupación por el crecimiento del apoyo al Frente Amplio”.
-“El Frente Amplio y José María Villalta proponen mayor intervención del Estado en todas las áreas estratégicas de la producción nacional; esto traería como consecuencia mayores trabas para las empresas, mayor burocracia y menos oportunidades para el crecimiento de los negocios”.
-“El Frente Amplio y José María Villalta proponen la nacionalización de algunas actividades estratégicas, lo cual generará problemas en la eficiencia y calidad de servicios fundamentales. Por ejemplo, proponen devolver al ICE el monopolio de la telefonía, cuando todos sabemos cómo vivíamos antes de la apertura, esperando años para poder tener un teléfono en la casa o un celular”.
-“El Frente Amplio y José María Villalta proponen quitar incentivos a las empresas extranjeras para venir a Costa Rica a invertir y generar empleos decentes”.
El documento finaliza exhortando: “No debemos entregar el país a un gobierno comunista y ver cómo se apoderan de todos y se queda para siempre en el poder”.
DELITO ELECTORAL
El pasado lunes, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) emitió un comunicado de prensa recordando que los patronos tienen “absolutamente prohibido influir en las decisiones políticas de sus empleados”.
El TSE señaló que, según los artículos 70 y 279 del Código Electoral, esa conducta podría constituir “delincuencia electoral”.
El artículo 70 sanciona a quien trate de influir en las decisiones políticas de sus empleados.
El artículo 279 sanciona a quienes traten que los ciudadanos voten por una persona o se abstengan de hacerlo por medio de dádivas, promesas de dádivas violencia o amenazas.
Dicha conducta se agrava cuando es ejercida por un patrono en prejuicio de sus asalariados.
El TSE aclaró que “en la medida en que acciones como las descritas pudieran violar o amenazar violar, la libre determinación de los ciudadanos para decidir su voto, serían revisables por el Tribunal Supremo de Elecciones vía recurso de amparo electoral”.