El pirucho de Julia Ardón desató un polvorín

La exjefa de redes sociales de Casa Presidencial se enfoca en trabajar para lograr tres proyectos: la Fecundación In Vitro (FIV),  los derechos para

La exjefa de redes sociales de Casa Presidencial se enfoca en trabajar para lograr tres proyectos: la Fecundación In Vitro (FIV),  los derechos para las parejas del mismo sexo y el Estado laico (Foto: Harold Leandro).

Es de hablar fácil, sus manos las utiliza para hacer más fácil la explicación de sus ideas, como si necesitara una muleta, cuando la claridad de sus palabras es suficiente para entender que es una mujer comprometida con ideas que son rechazadas por algunos sectores, tan vehementes como ella.

Julia Ardón Morera sabe que sus pensamientos son de avanzada, que causan reacción, pero a ella eso ni la inmuta y defiende sus blasones que ahínco y pasión.
Por eso ríe cuando afirma que, sin intención, tal vez se buscó el escándalo que causó un post que publicó en su perfil de Facebook en el que atacó a la jerarquía de la Iglesia Católica.

“¿No les vamos a decir nada a esos señores de sotanas, encajes y piruchos?”, dijo la exencargada de redes sociales de Casa Presidencial para protestar por la posición del clero contra los proyectos de Fecundación In Vitro (FIV), la unión de parejas del mismo sexo y el Estado laico.

La reacción fue de tal magnitud que esta activista terminó fuera de la casa de gobierno.

“Jamás me imaginé que aquel pirucho provocara tal polvorín”, dijo Ardón el lunes en su casa ubicada en San Pedro.

¿Julia, como se explica su salida de Casa Presidencial?

-En Semana Santa me entero que sacerdotes y obispos usaron el púlpito para oponerse a la fecundación in vitro. Decían que es una técnica que supuestamente asesina niños, e incluso, se habló de que la Iglesia llamaba a orar contra las personas que apoyan el proyecto. Me enojé y escribí en Facebook lo del pirucho.

¿Eso molestó a alguna gente?
-Yo entiendo que herí susceptibilidades de algunos sacerdotes y católicos, pero siento que se hizo el alboroto para hacerle daño al Gobierno. Entonces, medito y me doy cuenta de la magnitud de las cosas, pues llegó a un punto tremendo.

¿Entonces, pensó en la renuncia?
-Estoy segura de que no violé ninguna norma o reglamento, pues no hay nada al respecto, pero sí reconozco que fue un error político en virtud de que yo era una persona observada. Llegué a la conclusión de que no estaba cómoda y encima, no puedo decir nada, entonces, tal vez es que este lugar no es para mí y así se lo manifesté al presidente Luis Guillermo Solís, a quien le tengo mucho cariño. Él me pidió que lo reconsiderara, que eso no era motivo para que renunciara, pero insistí.

¿Alguien influyó en su dimisión?
-A mí el que más me tocó fue (el escritor) Alfonso Chase, a quien le tengo mucho respeto y me dijo de manera muy descarnada: “Julia, reconózcalo, usted no pertenece a ese lugar.

“Entonces, pensé, es cierto, tiene razón Alfonso. Uno tiene que entender dónde tiene que estar. Primero, yo no tenía ni la formación ni la capacidad para ocupar la posición en la que me colocaron, pues yo llegué a Casa Presidencial para otra cosa, no para manejar las redes sociales, aunque cuando me las dieron, quedó claro que iba porque me necesitaban allí y que era transitorio.

¿Se arrepiente de  haber escrito eso?
-No, la palabra no es arrepentimiento. Sí reconozco que no fue la forma adecuada, pues me le fui al cuerpo (a la Iglesia Católica). Tal vez debí hablar de otra forma, hablar de lo que dijeron los sacerdotes en Semana Santa, en especial, en el uso de esos dos adjetivos: estirados y soberbios. Yo los empleé directamente.

¿Se le fue la mano?
-Sí, pues pude haber dicho lo mismo de otra manera más respetuosa.

¿Perdió la batalla?

-Lo que pasa es que el tema de fondo se mantiene, que es la fecundación in vitro. Burlarme del pirucho y las vestimentas de los curas no aportó nada al debate nacional que sigue pendiente para que este país sea más respetuoso de los derechos humanos. Al escribir de esa forma, coloqué la discusión en el terreno de lo banal y por eso fue utilizado para atacar al Gobierno.

¿Cuál es la importancia de las redes sociales?
-En Costa Rica, casi nadie ha entendido que existe esta maravillosa herramienta de las redes sociales. Antes, la única forma que tenía el Gobierno para comunicarse con la gente era la prensa, pero ahora están las redes sociales y con ellas, se evita la intermediación de la prensa, pero este mundo es nuevo y hay una gran ambigüedad sobre el tema.

¿Por qué eso no se ha entendido en Casa Presidencial?

-Porque la gente que está a cargo de tomar esas decisiones no está consciente. Hay gente que lo tiene claro, pero lamentablemente, no es parte, todavía, de los equipos donde se tomarán las decisiones.

¿Qué lecciones deja este caso?
-En el ámbito personal, un sentido de reconocer cuál es mi lugar. Cuando ingresé a Casa Presidencial, olvidé el privilegio maravilloso de ser una voz. En lo colectivo, hay que pensar que si de verdad vamos a asumir el compromiso de cumplir con el cambio que propuso este Gobierno, no debemos tener miedo de decir lo que pensamos.

“Hay que plantearse en qué ayuda que los funcionarios públicos no puedan decir nada porque no es correcto, porque no son las formas, por una cuestión de solemnidad de lo que es la función pública.

¿Una activista como usted tiene poco margen en el Gobierno?
-Eso es parte de los cambios que tenemos que hacer como sociedad, porque si no, las instituciones se nos van a llenar de técnicos y la gente que tiene más compromiso y más experiencia política se quedará por fuera.

¿Este Gobierno no ha cumplido con el cambio?

-Eso me preocupó desde el inicio de esta gestión, pues nos sentíamos inquilinos del poder. Esto es que como las cosas se han hecho durante muchos años de una forma, donde está claro cuáles son las oficinas, los puestos, los comportamientos, los protocolos, las “buenas formas” y que nosotros (el PAC) llegáramos a esos espacios para comportarnos y seguir las formas que diseñaron otros gobiernos que estaban basados en otros premisas, que tenían otros intereses y otra ideología.
O sea, yo lo que no he sentido todavía de este Gobierno es ese empoderamiento que tiene que ver con las formas, pero también con los contenidos. Entonces, el Gobierno puede medio administrar esta cosa y pasar sin pena ni gloria.


Con el activismo en su ADN

Da la impresión de que piensa más rápido de lo que puede hablar. Y por eso acepta que “mete la pata” con gran facilidad.

Julia Ardón tiene su propia definición: “Soy una activista”. Y en ella, esa palabra tiene un significado amplio, pues en su agenda hay muchas luchas en las que emplear todo su tiempo.

Tres son las causas que la tienen como hormiga en tapa de dulce: La Fecundación In Vitro (FIV),  los derechos para las parejas del mismo sexo y el Estado laico.

“Siempre ha sido librepensadora y opinadora. A mí me quitan la voz y me quitan todo”, acepta con resignación.

Alajuelense de cepa y de 52 años, es hija del exdiputado Sergio Erick Ardón, nieta de Alejandro Morera Soto, futbolista cuyo nombre lleva el estadio de Alajuela.
Toda su vida ha trabajado en comunicación, especialmente en publicidad y en fotografía, aunque no le es ajena la fotografía artística y la poesía.

“Me ha gustado mucho la política, aunque no he sido militante activa de ningún partido. Últimamente he estado a la orilla de PAC, pero también apoyé a Eva Carazo como candidata a diputada por el Frente Amplio, me integré de lleno a la campaña del NO  al TLC y contra el referendo. Incluso, la idea del corazón fue mía y fue una experiencia muy curiosa, pues luego el SÍ la copió”.

Viuda del cineasta Víctor Vega, dice tener una familia muy cariñosa y solidaria. Se define como una persona tranquila y sencilla que se vuelve visible para los medios cuando se compromete con sus luchas.

“Creo que alguna gente me ha sobredimensionado, en especial, en los bandos contrarios y me han colocado en liderazgos que no me corresponden y que yo no he asumido”.

Afirma que está en estas lides porque son grandes deudas históricas de Costa Rica. “Mucho antes que otros países, el nuestro tomó decisiones arriesgadas, abolimos la pena de muerte y el ejército, obtuvimos el voto para la mujer, aceptamos el divorcio, etc. Siento que hemos ido olvidando esta historia humanista. La FIV ni siquiera tendría que estar en discusión, pues la Corte Interamericana de Derechos Humanos la falló y solo dos países de toda América, Costa Rica y otro más, no la han aprobado. En el mundo, solo esos dos y los árabes fundamentalistas no la permiten.

“Entonces, hablar de esas cosas me colocan en el papel de “mala”, de “hereje”, de “enemiga” y todo lo que me han dicho. El mundo camina hacia otro lado y Costa Rica se ha quedado atrás, eso me preocupa y ocupa”.

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