Al ser las ocho de la mañana, algunos carros cruzaron el portón del costado este y se estacionaron en la parte trasera del jardín; llegaba el personal estable y los funcionarios de confianza que estrenaban su nombramiento en la Casa Presidencial.
A las 8:30 del viernes 9 de mayo, se acercó al portón principal el carro personal del presidente Luis Guillermo Solís, que fue atendido por los agentes de seguridad que ya lo esperaban.
En el interior del edificio, en un semicírculo, el personal lo recibía con aplausos, mientras el flamante Presidente, el número 47 de nuestra historia, saludaba a cada uno.
Hubo unas palabras de bienvenida. Solís les pidió compromiso, buena disposición para el trabajo y lealtad con el Gobierno de la República.
En el inicio de la primera jornada laboral de la Administración Solís Rivera también estuvieron los vicepresidentes, Ana Helena Chacón y Helio Fallas, el ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, y el director de la DIS, Mariano Figueres.
A las 9 de la mañana, el Presidente dio la orden de podar los arbustos que impedían desde la calle ver la Casa Presidencial. La noche anterior, después de la toma de posición, fue a Zapote para recibir al primer jefe de Estado que lo visitaba en la sede de Gobierno, Rafael Correa, presidente de Ecuador.
Esa misma noche, pidió quitar las vallas anaranjadas que parecían aferradas a la acera que bordea esa esquina y que estaban ahí hacía años.
A las 10:30 a.m., cuando apenas se acomodaba en su oficina, llegó la marcha de docentes que acudían a la Presidencia para pedir al nuevo gobierno atención al problema de falta de pago salarial a miles de educadores que estaban en huelga desde hacía cinco días.
Pasadas las once de la mañana, la ministra de Educación Pública, Sonia Marta Mora, anunció que recibiría a dirigentes del magisterio y que juntos analizarían varias propuestas en un intento por levantar la huelga.
La ministra Mora hizo consultas y afinó detalles con el asesor legal del MEP, Mario Alfaro, y ambos recibieron en la puerta principal a los dirigentes del magisterio.
Adentro, una veintena de periodistas, fotógrafos y camarógrafos esperaba el desarrollo de la reunión y aprovechaba para hacer una corta entrevista a alguno de los nuevos jerarcas.
En la calle, los manifestantes notaron la ausencia de las vallas y vieron quedar al descubierto la fachada de la Casa de gobierno.
Llegaron algunos regalos y flores, también el óleo del expresidente José María Castro Madriz, que colgaría en el despacho, según dijo Solís, para que sea su inspiración.
Solís tuvo la visita extraordinaria de sus hijos e hijas que llegaron a conocer su despacho y a tomarse una foto familiar.
A las 2 p.m., afuera poco a poco bajaba el bullicio, se retiraban los educadores. Los conductores tocaban el pito en señal de apoyo a la protesta de los maestros.
A las 3 p.m., se abrió la puerta de la sala donde estaban reunidos la Ministra y los sindicalistas.
Los gremios dijeron a la prensa, que esperaba, que la huelga continúa hasta que todo el magisterio, sin excepción, reciba su salario.
3:30 p.m., la ministra Mora declaró que la negociación seguía abierta e informó de una reunión para este martes, en la que pudiera llegarse a un acuerdo para levantar el paro docente que afecta a cerca de un millón de estudiantes de la educación pública.
La Casa Presidencial volvió a la normalidad en el silencio que quedó al retirarse los periodistas.
En su primer día laboral, la agenda del Presidente fue espontánea. Dispuso con su jefa de prensa, Stephanie González, mantener las puertas abiertas a los periodistas y pidió mejoras en la sala de prensa.
Al cierre de la jornada, a las 7 de la noche, se reunió con el Ministro de la Presidencia para hacer un balance de la jornada.