Empresas defienden validez de encuestas, aunque admiten posibles errores

Carlos Paniagua, presidente de la firma Unimer.La credibilidad de las encuestas se puso nuevamente en entredicho tras el sorpresivo triunfo de Luis Guillermo Solís

Carlos Paniagua, presidente de la firma Unimer.

La credibilidad de las encuestas se puso nuevamente en entredicho tras el sorpresivo triunfo de Luis Guillermo Solís el pasado 2 de febrero, al considerar algunas personas que las encuestadoras nuevamente se equivocaron y ninguna acertó a prever el gane del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Las encuestadoras se defienden diciendo que no son las encuestas las que están mal, sino el uso que se les da en los medios de comunicación y por parte de los partidos políticos.

Las encuestas no predicen resultados, sino que son “fotografías” del estado de la opinión pública en un momento determinado, y no hay que verlas individualmente, sino compararlas para observar las tendencias de la campaña, y que estas sí fueron evidenciadas en los estudios publicados, argumentan.

En ese sentido se pronuncia Carlos Paniagua, presidente de la firma Unimer, quien recordó que para las elecciones del 2002, 2006 y 2010, las encuestas de la empresa publicadas en el diario La Nación estuvieron totalmente acertadas en la forma de explicar las tendencias, y que se vieron confirmadas en la votación, por lo que no hubo “noticia” al respecto, pero la gente de esto se olvida.

En la actual campaña, la última encuesta de Unimer, realizada del 6 al 12 de enero y publicada el 16 de enero, lo que dijo fue que habría segunda ronda, que el país se enfrentaba a la posibilidad de que por primera vez una fuerza de izquierda alcanzara la presidencia, y que un tercio de la población insistía en no manifestar su preferencia de voto, precisamente por las fuerzas en disputa que había, señaló Paniagua.

Lo importante –agregó− es ver las tendencias. Por ejemplo, en setiembre, cuando se afirmaba que la elección prácticamente estaba decidida, “nosotros salimos el 24 de setiembre diciendo: todavía no se repartan nada, precisamente aludiendo a esa idea que insistía que todo estaba decidido. El 1 diciembre se publicó el otro estudio diciendo que país no tiene una decisión todavía, se confirma la formación de una fuerza de izquierda importante para desafiar a los partidos tradicionales, y que Johnny Araya no tiene la fuerza que le han venido dando una serie de estudios −básicamente publicados por el mismo partido− para ganar en primera vuelta, y de nuevo decimos que habrá segunda  vuelta”.

“Lamentablemente no publicamos un estudio final (después del 16 de enero) y probablemente como sucedió en el 2010, 2006 y en el 2002, no habría habido ningún problema en explicar adecuadamente las tendencias”, dijo Paniagua.

Sí reconoció que puede haber errores y que por muchos años ha habido problemas con las encuestas, los cuales no se corrigen, “básicamente porque hay encuestadoras que trabajan para los partidos políticos, y si trabajan para un partido es para ayudarle en la campaña”.

Paniagua contrastó los resultados generales con las encuestas de Unimer y del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, que a su juicio fueron encuestas “reales”, que detectaron correctamente las tendencias de la campaña.

Unimer acogió “con entusiasmo” el planteamiento que hizo la Misión de Observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), de revisar la metodología de encuestas utilizadas durante los procesos electorales, como una forma de asegurar a los ciudadanos la transparencia de las mediciones y sus resultados.

La empresa incluso propone que el TSE analice la posibilidad de informar cuáles firmas encuestadoras trabajan para partidos políticos o limitar el uso de estos instrumentos como propaganda partidaria.

Por el contrario, Carlos Denton, presidente de la firma CID-Gallup, rechazó la idea de poner controles a las encuestadoras, porque dijo que Costa  Rica es un país que  garantiza la libertad de expresión.

Destacó que la empresa lleva casi 40 años haciendo estudios de opinión en Centroamérica, con 138 encuestas realizadas en Costa Rica, ha entregado todos los informes y ha recibido una carta de felicitación de la OEA por su labor.

victor-borge-gonzalezPor su parte, Víctor Borge González, gerente de la firma Borge y Asociados, considera que “no se va a lograr nada” con una auditoría de las encuestas. “El trabajo está bien hecho”, y el TSE ya tiene establecidas las reglas del juego. Las encuestadoras deben cumplir con una serie de requisitos para inscribirse y poder publicar encuestas electorales.

Borge subrayó que lo que hace la encuestadora es entregar la información y es el medio de comunicación el que decide qué publica y cómo lo publica. Es el medio periodístico o el movimiento político, el que la utiliza como una herramienta de comunicación que incide en el voto, no es la encuestadora, alegó.

Reconoce que como cualquier herramienta de investigación basada en criterios humanos, existe la posibilidad de equivocación en las encuestas. En este sentido, cree que hay una materia que a las encuestadoras les ha costado medir en Costa Rica y es el voto útil, el cual se mueve incluso el mismo día de la elección, que es lo que habría ocurrido con el crecimiento del PAC en los últimos días.

No obstante, en las encuestas que se publicaron estaban las grandes tendencias de la campaña, salvo en el caso de una encuestadora que “claramente dio resultados distintos y no sabemos qué pasó”. Pero en la mayor parte de los estudios se veía que Johnny Araya, candidato del Partido Liberación Nacional, estaba de primero pero venía decreciendo, mientras que José María Villalta, del Frente Amplio, subía.

En el caso del PAC, que ha sido un fenómeno difícil de medir, se hizo en la empresa  “tracking” (seguimiento) telefónico en la última semana previa a la votación, y había un crecimiento exponencial de ese partido; para el 31 de enero daba un 33,3% de apoyo a Solís y 33,2% a Johnny Araya, aseguró Borge.

TENDENCIAS

Alberto Cortés, director del Centro de Investigación de Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, destacó que las encuestas realizadas por este centro permitieron registrar las tendencias confirmadas al final de la elección.

“El CIEP logró captar las tendencias que se estaban configurando en los distintos momentos de la campaña electoral; de hecho creo que fuimos la primera (encuesta) que señaló el ascenso de José María Villalta en diciembre. Luego fueron las encuestas del CIEP las únicas que registraron el inicio del crecimiento de Luis Guillermo Solís.”

Más importante aun, fue que las encuestas del CIEP siempre evidenciaron la existencia de un importante sector de la ciudadanía que estaba decidida a ir a votar, pero que no quería decir por quién iba a votar o no tenía decidido su candidato”, puntualizó.

“A lo largo de las cinco encuestas que desarrollamos era evidente el descenso de Otto Guevara −no el dato puntual, sino como tendencia− y se señaló el ascenso que estaba teniendo Solís en enero, el estancamiento y leve reducción del voto de Araya, y el estancamiento del voto por Villalta”, recordó.

El equipo del CIEP siempre tuvo el cuidado de señalar que era incorrecto hacer predicciones, pues las encuestas no hacen esto, sino más bien registrar el estado de la opinión pública en un momento particular, comentó Cortés.

Hizo ver que hay un problema con el manejo de la información por parte de medios, que dan la sensación de que están proyectando o prediciendo resultados, lo que es equivocado.

“Nosotros siempre dijimos que en los datos y en la intención de voto debe incorporarse a la población indecisa y la población que se va a abstener, porque esos dos datos son importantes para comprender el resultado final, y con el Semanario UNIVERSIDAD creo que hemos logrado proyectar esa interpretación, que es la correcta”, adujo el académico, quien rechazó acusaciones de un supuesto ligamen del CIEP con dirigentes del PAC (ver recuadro).

A su vez, Carlos Denton descalificó los señalamientos que se le han hecho a CID-Gallup, de haber sido la única encuestadora que siempre colocó a Araya en el rango de 40% de votos, con opción de ganar en primera vuelta, lo que no ocurrió.

“Efectivamente el año pasado tuvimos a Johnny Araya en un 40 o 45%, pero en la primera encuesta que tuvimos en enero de este año ya estaba por debajo de 40% y en los resultados que entregamos a los medios con los que trabajamos −el martes antes de la elección−, ya Araya andaba alrededor de los 30 puntos”, se sacudió Denton.

“Lo que nosotros no vimos −no lo podemos negar, y el periódico donde usted trabaja tampoco− era que Villalta iba a caer a última hora. Nosotros siempre tuvimos a Villalta en segundo lugar, y en una nueva encuesta en enero teníamos a Solís en 12 puntos, pero jamás vimos esos 31 puntos que él sacó”, indicó Denton, refiriéndose a esa encuesta que la firma realizó entre el 21 y el 25 de enero.

En su opinión, “la desdicha” que tuvieron fue que Liberación Nacional tomara la información de principios de enero, cuando Araya estaba en 39 puntos, para hacer una campaña publicitaria con eso, y “fue lo que quedó en la mente de todo el mundo, aunque no era donde terminamos”.

“La verdad es que todos teníamos a Johnny en esos 30 o 35 puntos durante todo el periodo; nadie tenía a Solís tan fuerte como resultó ser, y el único que realmente estaba en desfase fue La Nación (Unimer), que publicó esa cuestión tan rara en diciembre con 22, 20 y 20 puntos para Villalta, Otto Guevara y Araya en tercer lugar, y por el tremendo poder de La Nación como que todo el mundo comenzó a hablar de “las grandes diferencias entre las encuestas”, comentó Denton.

Al preguntársele si su empresa trabaja para el PLN, aseguró que “no estamos trabajando con el partido”. Lo que sí  hay es un ejecutivo de la empresa que les preguntó si podía trabajar con el partido y le dijeron que sí, pero era un asunto particular de él, acotó.

¿Pero hicieron o no encuestas para el PLN? A la pregunta respondió que hicieron una serie de encuestas absolutamente financiadas por la empresa, y tienen una lista de suscriptores que las compran, entre ellos La Nación y el Banco Lafise, que las compró para el propósito del financiamiento.

“Son 138 encuestas nacionales que hemos hecho en el país desde 1979 y vendemos a quien quiere comprar. Acá vino don Luis Guillermo Solís y le dimos los trabajos. Es decir, somos como la pulpería de encuestas”, externó.

La utilidad de las encuestas en el proceso electoral, según el criterio de Víctor Borge, es la información que aportan a los partidos políticos, para que conozcan los sentimientos del elector y para que este exprese la percepción que tiene sobre sus  propuestas.

“Ese es nuestro principal giro: hacemos investigación para estrategia, para que los movimientos políticos conozcan la realidad de lo que está pasando, con el fin de tomar decisiones”, apuntó Borge.


Encuestadores y banqueros

Para Pablo Barahona, profesor universitario y experto en derecho electoral, las encuestas no están mal; lo que sí ve mal y lo criticó la misión de la OEA, es que sean los bancos los que pacten encuestas para determinar cuánto dinero del financiamiento estatal reciben los partidos, con lo que la deuda política se vuelve inaccesible para los partidos de pequeña estructura.

Barahona también echa de menos un control del TSE sobre las metodologías que se están empleando, y para que los ciudadanos puedan acceder a esta información de las encuestas, ya que ahora nada más reciben los resultados y no saben si las preguntas que se hicieron eran sugerentes o estaban amañadas. No se necesita reforma legal para pedirles a las encuestadoras esa información; tanto es así, que el CIEP sí depositó todo en el Tribunal, destacó.

En su criterio, el TSE se está dedicando a cuidar el resultado de la elección, y eso es lo más fácil, aunque tiene mucha complejidad técnica; pero debe haber un mayor compromiso en asegurar a los partidos el acceso a los medios de comunicación, a la deuda política, y cuidar que la voluntad del sufragio no sea amañada, ni esté en manos de banqueros,  encuestadores, o incluso del crimen organizado y de otras fuerzas que los electores ni siquiera estén viendo pasar. “El proceso mediante el cual se conforma la voluntad popular es un tema mucho más de fondo, que el Tribunal no está viendo y la academia no le está exigiendo que lo vea”, lamentó Barahona.


“Acusaciones sin fundamento”

Alberto Cortés, director del CIEP, calificó de infundadas las aseveraciones de que dirigentes del PAC forman parte del CIEP, incluido él y el candidato Luis Guillermo Solís, lo que le restaría credibilidad a las encuestas electorales que se realizan.

“Son acusaciones que no tienen ningún fundamento”, afirmó Cortés, quien adujo que Solís fue el representante de la Vicerrectoría de Investigación en el consejo asesor del CIEP, pero a partir de octubre dejó de serlo, y no ha sido investigador activo de este centro.

Por otra parte, defendió que como ciudadano hizo pública su simpatía por Luis Guillermo Solís, cuando aún no era director del CIEP. Además, negó haber sido jefe de campaña de Solís o parte de su estructura de campaña, como se ha dicho.

Cree que algunas aseveraciones evidencian incomprensión de cómo funcionan los centros de investigación dentro de la Universidad. “Yo no soy el gerente de una empresa, que puede decidir la orientación, contenidos, o interpretaciones que se hacen de los datos. En el caso nuestro, basándose en la libertad de cátedra y de pensamiento, los investigadores tienen sus proyectos; ellos son los que definen el contenido, su orientación, y son ellos los que desarrollan la investigación y presentan los resultados”, aseveró.

El CIEP siempre hace públicos los informes y las bases de datos son exigibles para quienes quieran solicitarlas para desarrollar investigaciones propias, lo cual “evidencia que no estamos ocultando nada, ni haciendo un acto político particular”, añadió Cortés.


Lo bueno y lo malo

Víctor Borge (Borge y Asociados)

No dudo que el trabajo de los encuestadores esté bien hecho; es un estudio científico que ha sido probado no solo en Costa Rica sino en otros países. El error está en tratar de usar las encuestas de opinión como herramientas de comunicación, utilizándolas como parte de la campaña de los partidos tratando de incidir en el voto.

Carlos Paniagua (Unimer)

¿Qué habría sucedido si seguimos con las encuestitas, esas que le daban el gane a Liberación? Unimer lo dice (en diciembre) al país: la cosa no es así. Y se desató una efervescencia extraordinaria, tanto de los partidos como de la ciudadanía, grupos políticos, empresariales y otros; la cosa tomó otro rumbo y comenzó a generarse un interés y una participación mayor de diversos grupos en la campaña.

Carlos Denton (CID-Gallup)

Costa Rica garantiza la libre expresión, todos podemos hablar, y si tratan de decir: les vamos a poner un bozal porque influyen más que un editorial de un periódico, yo voy a ir a la Sala IV, porque comenzar a controlar la libre expresión no lo voy a aceptar.


Últimas cifras de las encuestadoras

Viendo los últimos resultados que publicaron las encuestadoras –sin que sean totalmente comparables, porque los porcentajes pueden estar referidos a universos distintos de electores−, resulta que en la encuesta del CIEP publicada en UNIVERSIDAD el 29 de enero un 33,4% de electores decían no saber por quién votar, un 17,4% daba apoyo a Johnny Araya, 14,4% a José María Villalta, 11,6% a Luis Guillermo Solís (en empate técnico con Villalta) y 7,3% a Otto Guevara.

Por su parte, en la última encuesta de Unimer que publicó el diario La Nación del 16 de enero, Villalta se mantenía en cabeza con 22,2%, seguido en virtual empate técnico por Araya, con un 20,3%; escoltado por Guevara con 20,2%; y Solís con 5,5%. Los grupos de voto nulo, en blanco o no sabe o no responden sumaban 22,4%.

En cuanto al estudio de la CID-Gallup, hecho entre el 21 y 25 de enero, le adjudicó a Araya un 28% de apoyo, a Villalta 17%, a Guevara 14% y a Solís 12%. Los que no votarían por ninguno o no saben o no responden sumaban 25%.


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