Afirma que 90% de los puentes han superado la mitad de su vida útil y requieren de un mantenimiento preventivo que no se da.
Al menos 100 puentes por los que transita la población costarricense estarían en alto riesgo de colapsar, como el que se cayó el pasado 22 de octubre sobre el río Tárcoles, cuando un autobús con 38 personas pasaba sobre la estructura.
Esa es la estimación de Guillermo Santana, ingeniero del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme-UCR), quien el pasado 23 de octubre presentó un estudio sobre el estado de los puentes en todo el territorio.
Santana explicó que en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) existe un registro de 1450 puentes en todo el país, el cual aún no está terminado.
De estos, el Lanamme tomó una muestra de 418 puentes para valorar su estado, el año de su construcción y sus diseños, si es que aún están disponibles.
El análisis de los datos apunta a que la mitad de estas estructuras tienen más de 50 años; mientras que otro 40% ha cumplido ya los 30 años desde su construcción. Ello significa que el 90% de los puentes está cerca o ya ha cumplido su vida media de uso.
Además, el especialista mostró su preocupación por el hecho de que desde hace más de una década, el MOPT no actualiza los datos de “Tránsito Promedio Diario” (TPD), por lo que hoy se usan solo estimaciones de este indicador para saber la carga a la que están sometidos los puentes.
Estas estimaciones no consideran los cambios y obras que se hayan añadido a las rutas, como es el caso de la Circunvalación; por lo que el dato de TPD es aún más inexacto.
A esto se suma el hecho de que Costa Rica pasó de tener solo 60.000 vehículos en 1973, a 1.239.796 en el 2009; mientras que la inversión en las carreteras y su adaptación al nuevo parque vehicular ha sido prácticamente nula.
“Existen más o menos unos 500 puentes con fuertes daños estructurales, de un inventario de más de 1300. El envejecimiento de los puentes es muy claro”, afirmó Santana.
PELIGRO LATENTE
En su análisis, Santana advirtió que existen puentes que podrían sucumbir ante diferentes factores, como el ubicado sobre el río Torres en San José, conocido como el de “Los Incurables”.
Santana calificó la condición de este puente como “crítica” y asegura que de producirse otro sismo como el que sacudió Cartago en 1910, la estructura podría colapsar fácilmente.
“Es un puente sesgado, está inclinado con respecto a la ruta, las vigas están inclinadas y no cuenta con suficiente apoyo en los bancos de asiento; así que la posibilidad de desplazamiento es grande para este tipo de estructura y el espacio para poder trasladarse es muy pequeño”, afirmó.
Otro puente muy dañado es el que se extiende sobre el río Chirripó, en la carretera a Limón, el cual ya había colapsado tras el terremoto ocurrido en esa provincia en 1991.
Puentes como el ubicado sobre el río Abangares en la ruta 1 (hacia Liberia), el paso sobre el estero Mata de Limón en Esparza y el puente Juan Pablo II en La Uruca, muestran daños leves; este último con el agravante de que está en uno de los puntos más transitados del país, con un promedio diario de 81.631vehículos.
Con “daño generalizado” se calificó a la estructura sobre el río María Aguilar en Curridabat (Ruta 2, hacia Cartago); así como al tendido sobre el río Virilla en la Ruta 3, que comunica La Uruca con el sector de La Valencia.
¿QUÉ PASÓ EN TÁRCOLES?
Según el análisis preliminar de Santana sobre lo ocurrido en el puente que colapsó en el río Tárcoles, donde perdieron la vida cinco personas, la falta de mantenimiento y la sobrecarga hicieron que la estructura sucumbiera cuando pasó ese autobús el jueves 22.
Según Santana, todo el peso de la estructurar recaía sobre los cables, los cuales según testigos, cedieron en forma simultánea al momento del accidente y esto provocó la caída sin que el autobús se volcara.
El ingeniero explicó que el puente tenía mucha flexibilidad, y con el paso de los vehículos se provocaba un “onda” que repercutía directamente sobre los cables, y de ahí pasaba a los soportes.
“Esa flexibilidad del tablero debe minimizarse poniendo cerchas. La gente se quejaba de esa onda, es una flexibilidad innecesaria. Esa onda es llevada por los cables a los apoyos y estos se ven sometidos a mayor fatiga”, afirmó Santana.
Para el experto es necesario revisar todos los puentes que como éste fueron construidos en la época de 1920; aunque ello no significa que se vayan a caer todos en un lapso de 15 días.
“Es un diseño viejo, pero es obvio que los criterios de diseño siempre deben tener un factor de seguridad cuando recibe mayores cargas. El problema aquí es el mantenimiento”, dijo Santana.
RENUNCIÓ LA MINISTRA
La presión sobre la ministra de Obras Públicas y Transportes, Karla González, provocó que presentara su renuncia el lunes 26; mientras al cierre de edición el mandatario Óscar Arias aseguró que hablaría con ella para que se mantuviera en el cargo.
También la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP), emitió un comunicado en el que insta a González a permanecer en su cargo.
“La gestión de la ministra González y de esta administración en el tema de infraestructura ha sido fundamental para recuperar el retraso que como país hemos tenido en los últimos 20 años”, dijo la UCCAEP.
MOPT conocía estado del puente desde el 2006
El ingeniero del Lanamme Guillermo Santana considera que los $15 millones ofrecidos por el Gobierno no alcanzan para solventar el problema de los puentes; y aseguró que el MOPT conocía de los problemas del puente sobre el río Tárcoles desde el 2006.
¿Cada cuánto tiempo se debe revisar el estado de los puentes?
– Cada dos años se debería ir con inspectores a revisar cables, vigas, grietas, concreto, ver si faltan accesorios como barandas, o placas.
Hay estructuras que son muy críticas o importantes, si se rompe el cable colapsa la estructura. Entonces hay que tomar acciones correctivas inmediatas, porque nada se hace con el dictamen.
En el puente que se cayó el 22 de octubre, el cable venía fallando desde hace tres o cuatro años, y el mismo Alcalde de Turrubares alertó sobre esta situación, él estaba urgido de que se arreglara.
¿El MOPT realiza este tipo de evaluaciones?
– No, eso es uno de los problemas. El puente que colapsó fue calificado como “en mal estado” desde el 2006, pero no hubo ninguna acción correctiva. Si el Estado solo puede revisar los puentes, pero no está en capacidad de arreglarlos, hay una gran carencia.
Para evaluarlos no se requiere de ingenieros, aquí en el Lanamme capacitamos gente para que haga los reportes y los pasen a los ingenieros. Eso baja los costos.
¿Alcanza con los $15 millones que anunció el Gobierno para arreglar los puentes del país?
-Quizá para mantenimiento curativo alcanzará para cierto número de puentes. Aquí lo que se requiere es de un verdadero trabajo preventivo, que al igual que en el caso de la salud, siempre es más barato prevenir que curar. Pero ahora hay una urgencia que está relacionada con factores externos a los puentes, como la imagen del Gobierno. El problema es que dentro de un año ya nadie va a pedir cuentas sobre esto.