Fútbol y política: radiografía de un país que busca el cambio

La Fuente de la Hispanidad fue el escenario natural en donde política y fútbol se fundieron en una sola imagen. (Foto: Katya Alvarado).Toma 1.

La Fuente de la Hispanidad fue el escenario natural en donde política y fútbol se fundieron en una sola imagen. (Foto: Katya Alvarado).

Toma 1. 6 de abril de 2014, noche: Una multitud confluye espontáneamente sobre la Fuente de la Hispanidad. Un sentimiento común parece atravesarlos. Están exaltados, emocionados, orgullosos, incrédulos de lo que están viviendo. Se pellizcan para verificar que no es un sueño. Gritan, se abrazan con conocidos y desconocidos, ondean banderas y parecen haber recuperado −de una manera inesperada− la confianza en el futuro. Luis Guillermo Solís acaba de ganar las elecciones nacionales y el Partido Acción Ciudadana (PAC) liquidó un ciclo político de 60 años.

Toma 2. 24 de junio 2014, mediodía: Una multitud confluye espontáneamente sobre la Fuente de la Hispanidad. Un sentimiento común parece atravesarlos. Están exaltados, emocionados, orgullosos, incrédulos de lo que están viviendo. Se pellizcan para verificar que no es un sueño. Gritan, se abrazan con conocidos y desconocidos, ondean banderas y parecen haber recuperado −de una manera inesperada− la confianza en el futuro. Bryan Ruiz, de cabeza, sorprendió al veterano arquero italiano, Gianluigi Buffón. Costa Rica liquidó a dos campeones del mundo, domesticó a un tercero y logró pasar a octavos de final como líder invicto del “Grupo de la Muerte” en un mundial luego de 24 años de espera.

Dos acontecimientos diferentes, el mismo escenario y el mismo protagonista: una sociedad que expresa una fuerte intención de cambio. El espíritu de una época que cataliza desde el fútbol la necesidad de una ciudadanía ávida de triunfos.

Las probabilidades de que un desconocido en la política como Luis Guillermo Solís, venciera en las urnas al heredero del oficialismo, Johnny Araya Monge, proveniente de una de las familias políticas más tradicionales del país, eran tan bajas como las que tenían Joel Campbell y Bryan Ruiz, Óscar Duarte y Marco Ureña, de quebrar las porterías de Fernando Muslera y Gianluigi Buffón.

Ambos fenómenos aparecen conectados por un elemento común: la recuperación de una  autoestima colectiva que busca superar, en lo deportivo y en lo político, ciclos cuyo potencial de crecimiento lucía agotado.  

Para el filósofo e investigador del UCR Alex Jiménez, una de las tendencias que cruzaba la convivencia en el país era la desconfianza.

El estudio del PNUD, “Aprendiendo a vivir juntos, convivencia y desarrollo en Costa Rica”, analizó, en 2013, distintos patrones de convivencia como sociabilidad, pluralismo, afiliación y democracia y detectó que los niveles de desconfianza en el país eran altos y superiores a los del resto de América Latina.

“Esa sensación de desconfianza es lo que parece estar disminuyendo, la idea de confiar más en el grupo, de  atreverse al cambio político o de ver a una Sele que trabaja en equipo, donde sus vínculos pasan por confiar en el grupo parecen estar atravesando este espíritu de época”, reflexionó Jiménez.  

Esa sensación de cambio y de renovada confianza fue detectada también por la Escuela de Estadística de la UCR donde se elabora el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), que mediante una encuesta interroga a personas de diferentes sectores sociales sobre su percepción de la economía, si planean comprar bienes, si están empleados o desempleados o si van a contratar personal.

Según este estudio, la confianza de los consumidores en la economía del país creció 12 puntos entre noviembre del 2013 y mayo del 2014. En una escala de cero a 100, en mayo de este año el ICC se ubicaba en 49,8 puntos.

UN RESPIRO

Los dos fenómenos, el político y el deportivo, parecen funcionar como una suerte de respiro o alivio para una ciudadanía que venía impregnada de eventos públicos cargados de frustración, como la reparación del puente de la platina, la trocha fronteriza, el fracaso de la concesión de la ruta a San Ramón o la eliminación de la Sele para el campeonato de Sudáfrica 2010.

Para el analista de la UCR Gustavo Araya, esos sentimientos de desilusión, reclamo e indisposición ciudadana encontraron una forma de renovarse, “la desilusión encontró una ilusión, el desaire encontró esperanza, el momento es de revivir un humor que venía cediendo. Lo político y lo deportivo coinciden con un momento de optimismo”.

Según Araya, la imagen del presidente Solís vestido con la camiseta de la Sele, metido en la multitud en pleno festejo en la Fuente de la Hispanidad es altamente simbólica. “Al ver esa foto pensé que algo pasó en Costa Rica, hay una forma diferente de relacionarse. Lo que hizo fue muy distinto de haber puesto una pantalla gigante para que vean el partido, o de felicitar a los jugadores mediante un mensaje: es un escenario completamente diferente en donde se rompe el protocolo al que antes se sujetaban los mandatarios”.

RENOVAR EL IMAGINARIO

Lo político y lo deportivo se conectan, además, en la necesidad generacional de una juventud que quiere vivir sus propias gestas, que necesita superar las historias del pasado, de “Los chaparritos de oro” de los Panamericanos, de  Italia 90´, de la guerra del 48´, de la creación de la CCSS y del ICE.

Para el comunicador Carlos Sandoval se está produciendo una renovación del imaginario social. “Yo diría que hay una reinvención de las referencias en lo político y en lo deportivo. En esta reinvención hay una serie de valores que aparecen como la preparación, el trabajo en equipo y liderazgo”.

La necesidad de reemplazar los golpes de suerte por la estrategia y el trabajo constante parece uno de los elementos nuevos que aporta con claridad el trabajo de la Sele en este  mundial de Brasil 2014.

El periodista deportivo Arnoldo Rivera ejemplifica el tema con una cita del recién fallecido Alberto Cañas: “Don Beto decía que la gente aquí creía que el país se arreglaba mágicamente el 8 de mayo al mediodía, cada cuatro años, con el cambio de presidente. Esta Sele lo que demuestra es lo contrario, es compromiso de trabajo, un buen líder como Pinto y un grupo de jugadores que sabe interpretar lo que su líder quiere y lo respalda con tres años de trabajo serio. Eso es lo que cambió”.

En lo deportivo y lo político la postal de época muestra una Costa Rica que busca, que intenta, que quiere ingresar en las grandes ligas o regresar a  ellas, a espacios de convivencia y desarrollo social que fueron su identidad y su rostro por décadas.

La roja, el fútbol y la Hispanidad son por estos días el relato del país, el pegamento, la emoción que cohesiona a una Costa Rica que sueña y apuesta al cambio.

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