Germán Serrano: «Mi salida fue por una conspiración contra el INS»

«Se trató de una conspiración contra los seguros de Costa Rica, alguien quieren comerse este jamón. Preparémonos para el ataque que se nos viene

«Se trató de una conspiración contra los seguros de Costa Rica, alguien quieren comerse este jamón. Preparémonos para el ataque que se nos viene por varios flancos», dijo Germán Serrano sobre su despido del INS.

«Es increíble cómo se juntan intereses» afirmó con serenidad pero a la vez con vehemencia Germán Serrano Pinto, expresidente del Instituto Nacional de Seguros (INS), para quien no cabe duda de que existió una conspiración en su contra con el fin de despedirlo de su puesto ante la defensa que hizo para proteger los aseguramientos de tipo social en el país.

El exfuncionario, de larga trayectoria en la función pública como uno de los principales representantes del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) coincidió ante preguntas hechas por UNIVERSIDAD en el sentido de que la oligarquía nacional, encabezada por el precandidato liberacionista Óscar Arias, tuvo que ver con su salida para allanar el camino hacia un inconveniente manejo de ese tipo de monopolio.

Esto se concretaría mediante el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica y Estados Unidos, del cual se le dijo desde que asumió el cargo en 2002, que nunca se negociarían los seguros aunque luego fue sorprendido con que sí habían sido incluidos en dicho acuerdo comercial.

EL MANDATARIO SABÍA

De dicha ocultación hace partícipe al Presidente de la República, Abel Pacheco a quien considera su amigo personal por lo que se siente dolido -según sus propias palabras–, de que manipulara las situaciones con ese objetivo. De ahí que no dudara en poner su renuncia el pasado 19 de abril.

Para Serrano, el mandatario se valió de una reciente polémica divulgada por la prensa en la inversión de ascensores panorámicos en el INS para así «sacarlo del ring» tomando en cuenta los fuertes intereses del sector más conservador empresarial que desea adueñarse de un negocio tan lucrativo como es el de los seguros.

Advirtió que no le extraña que dicho sector de empresarios sea el que impulse desde aquí las presiones para la apertura en términos desventajosos para la mayoría de la población. Las presiones sobre este tema, para él, no provienen solo de los negociadores estadounidenses.

«Así parece, lamentablemente», enfatizó el socialcristiano, quien llegó puntual a su cita en el Semanario, con la convicción personal «de que el TLC debe negociarse dignamente», sin abandonar los principios que hicieron a Costa Rica un país con una estructura socioeconómica más equitativa que otras naciones de Latinoamérica.

Con precisión de detalles, relató a este semanario cómo fue descubriendo que en el resto del istmo el tema respectivo fue negociado diferente y la sorpresiva respuesta de varios expertos quienes le mostraron su extrañeza de que el país hiciera negociaciones por aparte que consideraron desventajosa para la mayoría de la población.

Aceptó que a finales del año pasado, cuando se le revelaron estas sorpresas, el mandatario costarricense le ofreció ser el presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), lo cual rechazó.

Pese a la decepción que lo embarga, medita la elaboración de un informe especial sobre los datos que encontró en Centroamérica, México, Chile y Argentina de cómo estas naciones negociaron más favorablemente el sector de seguros. Estos datos los compartiría con parlamentarios y la prensa.

No descartó ser precandidato por su partido para los próximos comicios, aunque aseveró que es aún temprano para hacer valoraciones de ese tipo.

A continuación una síntesis de la conversación sostenida el 22 de abril con la directora de este Semanario, Laura Martínez, la jefa de redacción, Ana Incer y los periodistas Eduardo Ramírez y Fernando López; este último transcribió y editó la entrevista.

¿Existen empresas del extranjero interesadas en que se dé una apertura completa y ventajosa en seguros?

-Hay reaseguradoras extranjeras que quieren comerse el mercado costarricense, pero no han podido hacerlo por la existencia del monopolio estatal. Sin embargo, han hecho intentos y se han comido pedacitos, como el caso de los aseguradores «transfronterizos» llamados «el hombre del maletín»: entran a Costa Rica, visitan sus clientes, hacen los contratos, cobran y se van.

No estoy en contra de la apertura, sino contra un proceso que podría llamar a mansalva, donde Costa Rica y los costarricenses perdemos todo lo que hemos ganado y le damos un gran negocio a firmas extranjeras de gratis.

¿Es esta la piedra en el zapato para los empresarios?

-Eso es lo que molesta a los empresarios y que no se ha logrado modificar.

¿Es cierto que usted descubrió en la última ronda de negociación de diciembre anterior que el tema de seguros fue incluido en el TLC?

-El Ministerio de Comercio Exterior (COMEX) había dicho que no se incluía la negociación en seguros, pero a última hora el tema sí se discutió.

En Centroamérica me dijeron que en el texto inicial estaba el tema de seguros, lo cual aquí no fue revelado. Recibí una nota de la Asociación Centroamericana de Aseguradores diciéndome: «señor Serrano, vamos a reunirnos en Guatemala para conversar sobre el TLC porque van a invertir las compañías extranjeras y deseamos enfrentar en común esa amenaza».

Entonces, pregunté al COMEX si había finalmente algo con Costa Rica y me dijeron: «no». Poco después le consulté a los centroamericanos y me dijeron: «No participamos del asunto porque tenemos la información del COMEX que hay una decisión de última hora para que Costa Rica maneje diferente el tema y, por consiguiente, nos interesa negociarlo diferente».

Entonces, cuando esto se presenta yo le digo al Presidente de la República: «tenemos que ver con mucho cuidado este asunto. Tenemos que garantizar que se exceptúen los seguros sociales de esta negociación». Me dijo que eso no iba a entrar, pero luego salieron varios boletines de prensa donde se hablaba de que a partir de 2013 habría una apertura total de los seguros, y le volví a preguntar cuáles eran. Dijo que todos los de índole comercial, pero le repliqué que se citaban los sociales y le advertí que nos iban a meter en un enredo.

También conversé con Alberto Trejos sobre esto y me planteó que con el texto que estaba en discusión los seguros no se iban a modificar. Por lo tanto no debían ser motivo de preocupación porque en el tratado se dice que en materia de riesgos del trabajo -que tienen 80 años de existir– no hay obligación de reformar la ley. Sin embargo, el texto del TLC es superior a las leyes y entonces éstas deben cambiarse. Y cuando se habla de todos los aseguramientos son todos, incluido los sociales.

Por tanto, pedí que se hiciera una excepción en el texto y se aclarara: ¨se exceptúan todos los seguros sociales, y entre paréntesis, los de riesgo de trabajo, así como el de invalidez, vejez y muerte» (IVM).

El presidente Pacheco me dijo que le parecía muy bien. Esto lo aseguró en una reunión de Consejo de Gobierno a la que asistí. Estaba Rolando Laclé presente y el mandatario preguntó a los asistentes: «¿estamos de acuerdo?», a lo que dijeron que sí. Sugerí que se hiciera el acuerdo para que lo firmáramos. Trajeron la hoja y cuando la veo decía: «no se incluirán los seguros sociales». Cuestioné por qué no se había hecho la correspondiente aclaración de cuáles eran y Pacheco dijo que era algo que se sobreentendía.

La hoja firmada se la dejó el presidente y aún así hice la aclaración por escrito en la copia que me entregaron, porque es algo que en todo caso está en la Constitución Política.

Allí fue cuando comenzaron los problemas más agudos con Alberto Trejos –el 8 de enero de este año–, porque a la salida del citado consejo estaba el mismo Laclé y Trejos como consta en esta foto (muestra un recorte del diario La Nación publicado al día siguiente). (Ver recuadro adjunto: «COMEX niega que hubo complot»).

Cuando se dio esa omisión pensé si no sería también que estaban pensando en cambiar aspectos fundamentales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). El presidente me dijo que cómo se me ocurría eso. Le aseguré que si no querían cambiarlo era porque alguna hachita estaban afilando.

En todo caso confié en que el asunto había quedado resuelto en los términos que lo hablé y al día siguiente leo en el periódico: «Anabel González desmiente a Serrano», los seguros sociales sí entran en el TLC. Me pongo muy bravo y llamo a don Abel; me dijo que fuera esa tarde para hablar. Insistí en que se aclarara el tema en el texto discutido en Casa Presidencial y me dijo que él entendía lo que allí decía en ese sentido. Enfaticé en que tal vez ya íbamos a estar muertos en 2005 cuando, si no se ponía la aclaración, se podía dar otra interpretación al tema.

A continuación me señaló que estaba exagerando. Me dio risa cuando me dijo sobre lo supuestamente necio que yo estaba, pero le dije que deseaba las cosas estuvieran bien claras. «Dejalo así, dejalo así. Andate tranquilo», me insistió entre bromas.

Tiempo después, cuando fui a la última ronda de negociación en Washington me percaté de que las cosas andaban mal, de que nunca me habían tomado en cuenta.

Pregunté dónde estaban los negociadores para invitarlos a almorzar y hablar con ellos. Quedamos de vernos en un restaurante a cierta hora y solo llegó un representante de la Embajada de Costa Rica en Washington, quien los excusó. Adujo que tenían una reunión muy urgente y no podían asistir, pero que él llegaba como coordinador relacionado con las negociaciones.

En esos días andaban los empresarios, Marco Vinicio Ruiz -coordinador del Consejo Empresarial para las Negociaciones de Centroamérica y Estados Unidos (CONCAUSA)–, entre otros. Me hablaban, no me hablaban, ellos conversaban con los negociadores.

El tema de seguros nunca se discutió en el hotel donde se efectuó la ronda, siempre fue en lugares aparte. En el Cuarto Adjunto se informaban todos los asuntos, pero este tema fue negociado en otros sitios diferentes adonde estaban los delegados de cada país centroamericano.

Al tercer día de estar allí y de ver cómo se manejaban las cosas le dije al diputado Rolando Laclé: «bueno, estoy perdiendo mi tiempo aquí. ¿Cómo es que se van a negociar seguros y a mí no me han dicho nada?». «Voy a hablar con ellos», dijo. Volvió y puntualizó que íbamos a hablar esa noche con Alberto Trejos. Estuve esperándolos hasta tarde y nos reunimos a la una de la mañana. Percibí que estaba perdiendo el tiempo. En un momento dado me dijeron qué sugería sobre riesgos del trabajo y planteé de nuevo mi tesis original. Don Rolando propuso que pusiéramos el respeto a lo que disponían las leyes del país. Por supuesto estuve de acuerdo porque en estas se habla de que los riesgos del trabajo son obligatorios, solidarios y universales.

Pero después pedí el texto que se estaba negociando y me explicaban que todavía no estaba listo. «Es que lo están redactando» y yo decía: «Dios santísimo» …

¿Sentía que el equipo negociador de Costa Rica se escondió de usted?

-Pues esa es mi impresión. Con quienes tuve contacto fue con los empresarios que se encontraban allí. Cuando salió el texto por supuesto comenzaron nuevos problemas. Le reclamé otra vez al presidente Pacheco, a mi regreso, que esto no era lo que habíamos hablado. Llamó a alguien del COMEX para preguntar. Cuando vi que el escrito divulgado en Internet no era el mismo que habíamos discutido, le dije que me estaban engañando, engañando a todo el mundo. Se puso furibundo y exclamó que yo «agarraba el rábano por las hojas».

«Pero dígame, entonces, cuál es el texto verdadero, el que aparece en Internet, una y otra versión, ¿cuál es el válido?». «Es que usted fue muy necio», me respondió.

Esta otra situación se dio en un encuentro con diputados y altos representantes del COMEX en el Restaurante Las Orquídeas, después de la última ronda de negociaciones. Había parlamentarios del PUSC y del Partido Liberación Nacional (PLN).

Por cierto que en esa oportunidad se levantó la legisladora Gloria Valerín -del PUSC– y destacó que yo era el hombre más valiente que había allí.

En son de burla se volvió en cierto momento Alberto Trejos y dijo: «de por sí ese negocio va a ser de los grandes». Allí se deterioraron aún más las relaciones.

¿Es esta la reunión que marca su salida?

-No sé cuál, nunca creí que el presidente se tomara así las cosas. He oído decir que él se deja influenciar mucho por las encuestas, lo cual mata a los dirigentes: «Espejito, espejito…»

Me da la impresión de que el presidente está preso, no se da cuenta de muchas cosas que suceden a su alrededor. Lo noté obnubilado por las encuestas y no descarto que algunos asesores lo tengan «mareado» con ese y otros tópicos.

En todo caso, pienso que no se puede ir contra el verdadero socialcristianismo, no se puede dejar desprotegido al más débil para favorecer, mediante el puro lucro, a un sector privilegiado.

¿Sabe en verdad lo que aceleró mi salida? Averiguar cómo se estaba negociando en Centroamérica y lo que se hizo en México, Chile y Argentina donde también fui. Me reuní con los dueños de compañías de seguros y me cuestionaron cómo habíamos negociado de esa forma el TLC. (…) indudablemente hay intereses porque el mercado del istmo es apetitoso.

Tomando en cuenta esos hechos, ¿considera que hubo una confabulación contra usted?

-Más bien diría que se trató de una conspiración contra los seguros de Costa Rica, algunos quieren comerse ese jamón y, señores, preparémonos porque el ataque que se nos viene por varios flancos. Esto se los dije a funcionarios del INS, el año anterior, en una reunión que tuvimos con posterioridad a los hechos referidos.

Recientemente arrancó una campaña furiosa contra la entidad. «Danza de millones», dice una noticia, por el tema de la inversión que el INS ha pensado hacer en unos ascensores panorámicos. Que gastan en ascensores y no en medicinas, en bomberos. Pero desde 1992 se estudiaba instalarlos con una proyección turística ligada al Museo del Jade que está en la institución.

Luego de un viaje a Argentina me convocó el presidente Pacheco a una reunión el lunes 19 donde me dijo que le había faltado a la verdad sobre ese tema y que por tanto no me iba a renovar el contrato anual bajo el que estamos los presidentes ejecutivos del INS. Causó mi perplejidad porque él antes me había aprobado el proyecto.

Dijo que lo había embarcado y eso le afectó las encuestas. Le expliqué que si no tenía confianza en mí en media hora le renunciaba, que si íbamos a gobernar para la gradería de sol me iba de inmediato. Así fue. Me negó que el TLC tuviera que ver en el asunto.

¿Considera que hay un sector empresarial o económico importante -bancario, industrial, comerciante-que presiona para favorecerse con un TLC negociado a su conveniencia?

-Hay un dicho popular que reza: «cada cual jala para su saco».

¿La influencia del precandidato liberacionista Óscar Arias, de quien se dice juega un papel crucial en un reacomodo en el contexto del TLC y es allegado al presidente, tendría que ver también con su salida?

-Hay indicios de que así sea, no puedo afirmarlo con absoluta seguridad. Pero quien hace la campaña sobre los ascensores es la diputada de oposición Laura Chinchilla quien está totalmente ligada al arismo, de un sector representante de la derecha del país y muchos empresarios ligados a él.

¿Se siente traicionado con lo que pasó?

-Estoy dolido, resentido, decepcionado porque pasen este tipo de cosas, con un Presidente de la República a quien dediqué mi esfuerzo (hace un silencio) … pero a la vez estoy feliz de acabar mis funciones dignamente.

COMEX no responde

UNIVERSIDAD quiso conocer el criterio del Ministro de Comercio Exterior, Alberto Trejos sobre las aseveraciones del expresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros (INS), Germán Serrano, pero no fue posible pese a que se le envió un cuestionario desde el 23 de abril.

El jerarca dijo al diario La Nación del 23 de abril que la salida de Serrano se debía a «diferencias recientes con el Gobierno», pero aseguró que no eran por el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Centroamérica y Estados Unidos.

El funcionario manifestó a ese periódico que había sostenido varias reuniones en las que estuvo presente el exjerarca.

Por su parte, el Presidente de la República, Abel Pacheco aseveró sobre lo dicho por Serrano en cuanto a que no lo dejaron hablar sobre seguros en la penúltima ronda de negociación efectuada en Washigton: «Yo no sé, yo no estaba en Estados Unidos. Lo mandé con todo gusto …ya si no habló …».

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