Gobierno no logra reducir la pobreza en el país

La administración de Laura Chinchilla no ha logrado reducir los problemas sociales y económicos de las familias costarricenses, según lo confirman las cifras de

La administración de Laura Chinchilla no ha logrado reducir los problemas sociales y económicos de las familias costarricenses, según lo confirman las cifras de pobreza aportadas por  la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), las cuales revelan que se presentó un leve incremento en el último año, cuando la pobreza promedio pasó de 21.3% a 21.6%.

En total, para el 2011 se registran 92.122 personas de las zonas urbanas en la línea de pobreza, mientras que en el área rural la cifra es de 70.950, para una variación del 4.4% y 4.8% -respectivamente-, en relación con el  año anterior.

De acuerdo con Pilar Ramos, coordinadora de la Encuesta Nacional de Hogares del INEC,  el incremento en la pobreza se asocia a un menor crecimiento de los ingresos en los primeros quintiles de la población; es decir, los más pobres, respecto a la variación interanual de la inflación.

Sobre esto, explicó Ramos, los ingresos per cápita de los hogares, crece en promedio -sin considerar la inflación- un 10.3%, y con una inflación del 5% se traducen en un incremento real de apenas el 5%.

“No obstante, en el 20% de los hogares con menores ingresos (I quintil), ese aumento fue únicamente del 2.5%, lo que no les permite ni siquiera compensar la inflación. Eso implica, no solo que esa población continúa por debajo de la línea de pobreza, sino que se extienda la brecha y severidad de pobreza extrema, de un 6.0%  a un 6.4%”, detalló la experta.

Por su parte, el segundo quintil de la población obtuvo un crecimiento del 5% de los ingresos per cápita; lo que apenas logra compensar en promedio la línea de pobreza y contribuye a engrosar la pobreza total.

Esa incidencia en la pobreza está vinculada con el tema de empleo, y existen evidencias de que la generación de puestos observada por el INEC, no contribuye al mejoramiento de la situación de los hogares con menores ingresos.

A su parecer, es por ello que se ha incrementado levemente la pobreza, con lo cual se refuerza la idea de un crecimiento de empleo fuertemente asociado al sector informal y con más dificultad para incrementar sus horas laborales.

“En términos generales, la incidencia de la pobreza está orientada a una pobreza rural, que alcanza al 26% del total de su población, sobre todo en regiones como la Brunca y la Chorotega, con un 32.7% y un 31.6%, respectivamente”, dijo Ramos.

Las cifras del 2011 reflejan que en materia de pobreza, no hemos logrado disminuir la incidencia y nos ubicamos levemente por encima de los números del año pasado, agregó.

CONFLUENCIA DE FACTORES

Consultado al respecto el economista Luis Paulino Vargas, piensa que en materia de pobreza y ante el leve crecimiento que ha experimentado por cuarto años consecutivo -y sin perspectivas de mejora-, confluyen una serie de factores o tendencias.

“La economía ha estado atrapada en un ciclo de bajo crecimiento económico, lo cual es producto del impacto de la crisis mundial, y en general, de las insuficiencias del modelo neoliberal, evidentemente agotado”, cuestionó Vargas.

El experto aseguró que en ese contexto, y facilitado por la desregulación de los mercados laborales, se ha dado un proceso de precarización y pérdida de la calidad del empleo, así como el efecto acumulado de políticas que privilegian a sectores minoritarios y que debilitan los mecanismos de seguridad y movilidad social, incrementado la desigualdad y pobreza.

Dicha situación ha puesto al país en un proceso difícil de solucionar, pues alcanzar índices más alentadores depende de implementar un proceso de reformulación en profundidad del modelo de crecimiento.

“Tenemos un modelo neoliberal desde hace 27 años, que perpetúa la pobreza y ahonda brutalmente la desigualdad, a la vez que provoca un problema de déficit fiscal estructural. Pero ahora, encima de todo, también ha tocado techo y perdió toda su capacidad para sostener el débil crecimiento económico”, reprochó Vargas.

Llegados a este punto, sostiene el economista, o el país cambia su rumbo o los problemas sociales y económicos seguirán profundizándose.

Estas cifras de pobreza y problemas de empleo demuestran que los programas y políticas oficiales no han dado el efecto que se requiere. “Son aspirinas para la neumonía. Actúan sobre los síntomas, intentando aliviarlos, pero no tocan los factores estructurales, enraizados en las características definitorias del modelo”, advirtió.

Para variar la situación, cree que hay que contemplar múltiples variables, como trasladar la prioridad de las políticas públicas; pasar del apoyo privilegiado a la inversión extranjera directa, a un apoyo diseñado, concertado y aplicado a favor de las compañías nacionales.

Además, indicó Vargas, es necesario impulsar a las microempresas, al igual que a las medianas y pequeñas, así como a los emprendimientos de la economía social. Aunado a esto, incentivar un desarrollo científico y tecnológico más articulado, para incluir mayor conocimiento y valor agregado a la producción nacional.

Otra área fundamental es la recuperación y fortalecimiento de los sistemas de seguridad social y educación, reformar a profundidad la democracia y el sistema de institucionalidad democrática, generar mecanismos de rendición de cuentas, y la participación ciudadana real.

Asimismo, estima que se podría aplicar una estrategia más sólida y coherente de seguridad y soberanía alimentaria, la renegociación de tratados comerciales, la redefinición de nexos comerciales y financieros internacionales, con la finalidad de reducir la vulnerabilidad ante economías centrales y diversificar las relaciones, con un énfasis especial en América Latina.

EMPLEO EN RIESGO

Para María Elena González, subgerenta del INEC, el tema de empleo está intrínsecamente vinculado a la pobreza.

De acuerdo con su criterio, el desempleo creció de manera leve en relación con el 2010 y se ubica en un nivel cercano al 8%, afectando especialmente a las mujeres, quienes siguen teniendo más dificultad que los hombres para encontrar un trabajo.

En las remuneraciones de la población ocupada se determinó que el ingreso promedio en la ocupación principal crece en términos reales 3.25% y este incremento es de 7.7% en el sector público, y 1.4 % en el privado. No obstante, para los trabajadores por cuenta propia cae 4.2%.

“Hay evidencias de que la generación de empleo observada, no contribuye a un mejoramiento en la situación de los hogares de menos ingresos, por lo que se incrementa levemente la pobreza. Con lo cual se refuerza la idea de un crecimiento de empleo fuertemente asociado al sector menos formal, y con más dificultad para incrementar sus horas laborales”, puntualizó González.

Esto implica que en promedio hay un deterioro en los indicadores de calidad del empleo, ya que hay una menor cantidad de horas trabajadas, una mayor proporción de ocupados en subempleo.

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