La indígena Paulina Díaz ha sostenido una intensa lucha contra la corrupción en la zona sur.
Paulina Díaz relató a UNIVERSIDAD la difícil situación que viven las mujeres indígenas de la zona sur.
Invasión de tierras, explotación sexual infantil, corrupción de altas autoridades y amenazas de muerte. Tal vez le parezca que esta lista de situaciones es digna de una novela, pero se trata de la realidad que, según la indígena Paulina Díaz Navas, viven las comunidades indígenas al sur del país.
Años de luchas personales y comunales, han convertido a Paulina en una reconocida dirigente de las mujeres indígenas, pero ahora afirma que su vida corre peligro y el hecho de que le fueran asignados dos policías como custodios ha provocado reacciones adversas en su misma comunidad, Bolas de Buenos Aires de Puntarenas.
LUCHA CONSTANTE
Paulina ha sostenido por mucho tiempo una intensa lucha por recuperar un terreno que pertenecía a su padre, el cual, asegura, fue usurpado por un no indígena del lugar, quien supuestamente habría engañado a la hermana de Díaz para que falsificara la firma de su padre y apoderarse del terreno.
Pero Díaz planteó una demanda y luego de un largo proceso logró obtener el poder generalísimo sobre esa tierra, lo cual sería solo el inicio de los problemas, ya que, según ella sostiene, los terratenientes de la zona pusieron al hermano de Paulina, Arnoldo, en su contra.
Según esta indígena de la etnia Bribrí, las disputas con su hermano han llegado más allá de las disputas legales y alega que él habría intentado atentar contra su vida en varias ocasiones, por lo que ha interpuesto una demanda en su contra, pero su hermano también ha respondido con demandas en su contra.
Paulina comentó que ella siempre ha estado involucrada en los movimientos a favor de los derechos de la mujer indígena, lo cual resulta incómodo para los terratenientes no indígenas, a quienes acusa de mantener un prostíbulo en el centro de la localidad de Bolas y explotar sexualmente a jóvenes indígenas menores de edad.
Sin embargo, sus luchas no son bien vistas por la mayoría, la cual, dice Paulina, viven conformes con la corrupción, la prostitución y el narcotráfico, ya que a muchos les genera ingresos importantes o callan por temor a represalias.
En la red de corrupción, esta valiente mujer señala a varios funcionarios públicos de la zona y una doctora que no quiso facilitarle una ambulancia para regresar a su casa luego de una golpiza que le ocasionó graves lesiones y una ceguera temporal, entre otros.
Es por esto que Paulina Díaz considera que se ha convertido en una figura incómoda para los que ella llama «corruptos», lo que ha provocado una serie de hechos que atentan contra su vida, la de su esposo y sus bienes.
ACUSACIONES FALSAS
Al igual que muchas personas indígenas de la zona sur, en especial las mujeres, Paulina Díaz ha tenido que soportar las constantes invasiones a sus tierras por parte de los no indígenas, quienes incluso se atreven a negociar las hectáreas usurpadas.
Estas invasiones traen consigo otros problemas, como el de la explotación maderera. Según relata esta indígena, existe una porción de su terreno que está dedicada exclusivamente a la protección de bosque, en el cual se encuentran especies maderables como el laurel, chiricano, espabel, guayacán, entre otros.
Pero, ante la indefensión de Paulina, los usurpadores ingresan al terreno para deforestar y extraer madera, para luego presentarse ante el MINAE y acusar a la indígena de talar un área protegida, por lo que ahora este ministerio inició un proceso legal para que ella cancele cerca de ¢1.5 millones por los daños.
Como esta, ya son varias las demandas que se han presentado en contra de Paulina por los más diversos motivos que van desde insultos, hasta una acusación por matar a dos niñas de kínder. Con documentos en mano, Díaz mostró a UNIVERSIDAD cómo en todos estos procesos ha sido declarada inocente.
FALTA DE APOYO
Ante esta situación, Paulina acude a instituciones como el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), el Ministerio de Seguridad e inclusive la Corte Internacional de Derechos Humanos, en busca de ayuda y protección ante las amenazas de muerte que ha recibido, pero solo esta última entidad respondió, obligando al gobierno a poner 2 oficiales como custodia personal para ella.
Según la Viceministra de Seguridad, Elena Chacón, se le dio seguimiento a las denuncias presentadas por doña Paulina, y cuando pidió protección se enviaron dos policías a cumplir esta tarea las 24 horas del día. Además, la jerarca menciona que el ministerio ha tomado medidas para combatir el tráfico de ganado y drogas, así como la explotación sexual comercial de menores en la Zona Sur.
Paulina menciona que en el caso de la Defensoría de los Habitantes «se han tirado la pelota entre el área de asuntos indígenas y la Defensoría de la mujer», y que incluso el representante de esta entidad en la zona, Roberto del Prado, tenía miedo de acompañarla a sacar su expediente ante el técnico del Ministerio de Salud de Buenos Aires, José Luis Jiménez Borbón.
Respecto a estas afirmaciones, Laura Fernández, funcionaria de la Defensoría de la Mujer que ha llevado este caso, explicó que la Defensoría no tiene la potestad de ejecutar acciones concretas, sino un control de legalidad.
Fernández expresó que Paulina Díaz solamente se ha referido ante la Defensoría sobre el temor por las amenazas de muerte por parte de su hermano, pero no ha hecho señalamientos en cuanto a la corrupción de funcionarios públicos.
La funcionaria agregó que se ha enviado una misiva a la Viceministra de Seguridad para que aclare lo concerniente a la custodia personal para Díaz, ya que la comunidad se ha quejado porque en la zona se tiene designado a un policía para una extensión muy grande de terreno, mientras a Paulina se le asignan dos.
Guido Rojas, presidente de la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CONAI), informó que se reunieron con Díaz semanas atrás, por lo que tomaron nota e iniciarán una investigación.
«Existe el problema de que el terreno no está totalmente dentro de la reserva. Hay un conflicto no sólo entre Paulina y los blancos, sino también un problema familiar. También ha manifestado que hay indígenas ultrajadas y violadas. Hay que tener cuidado ya que su vida puede correr verdadero peligro», comentó Rojas.
Por su otra parte, la diputada Laura Chinchilla, quien conoció el caso de Paulina durante su período como Ministra de Seguridad en la administración Figueres Olsen (1994-1998), comentó que se le ha dado seguimiento al caso, pero no está al tanto de lo último que ha sucedido.
RECONOCIDA LUCHADORA
En 1996 Paulina Díaz Navas participó en un programa de la Radio Internacional Feminista, durante el cual relató la difícil situación de discriminación y abusos que había sufrido por defender su patrimonio familiar, así como ayudar a otras mujeres indígenas a no ser víctimas de la explotación laboral y sexual.
Este programa causó tal impacto, que sin darse cuenta, Paulina fue postulada para el Premios a la Creatividad de la Mujer en el Medio Rural, otorgado por la Fundación Cumbre Mundial de la Mujer en Ginebra, Suiza; el cual le fue asignado.
Por esta trayectoria, Paulina ha encontrado varias personas que han colaborado con su causa, como Paulina Chaverri, el abogado Miguel Hernández y el Centro Amigos para la Paz, el cual busca formar una red de apoyo para proteger la vida de esta gran luchadora.