Investigador de la Universidad de Texas: Fondos públicos deben financiar creación de medicamentos

“La industria farmacéutica es como el mago de Oz: todavía fuerte, pero cada día se descubren más datos que la presentan como algo muy

Experto instó a eliminar conflictos de interés entre industria farmacéutica,  agencias reguladoras, médicos, revistas medicas y farmacias.

“La industria farmacéutica es como el mago de Oz: todavía fuerte, pero cada día se descubren más datos que la presentan como algo muy diferente a la imagen que se tenía” (Marcia Angell, Facultad de Medicina, Universidad de Harvard, 2004).

Con esta cita inició el profesor emérito de la Universidad de Texas –Estados Unidos, Antonio Ugalde, su conferencia “De medicamentos para curar, a medicamentos para vender: la transformación de la industria farmacéutica”, la cual impartió el pasado 28 de octubre en la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), en una actividad organizada por el “Programa de liderazgo universitario con desarrollo humano”, de la Facultad de Farmacia.
Para el mencionado académico e investigador -nacionalizado estadounidense y de origen español-, el financiamiento para la investigación y desarrollo de productos farmacéuticos debe provenir del sector público, para que en esta materia prevalezca el  interés por beneficiar la salud de las personas y no que prime el espíritu mercantil de las empresas.
De igual manera, considera que la información que se divulgue sobre los medicamentos   debe  proceder de fuentes independientes y que se debe educar a la población para reducir el uso innecesario de estos productos.
Ugalde tiene un doctorado en sociología de la Universidad de Stanford, en California; ha sido profesor visitante en la Universidad de Nueva México, en la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle –Colombia- y en varias de España; también ha impartido clases desde 1972 en la Universidad de Texas.

Su extensa hoja profesional incluye una docena de libros publicados, así como más de 100 artículos en prestigiosas revistas médicas del mundo y se ha desempeñado como consultor de la Organización Mundial de la Salud, del Banco Mundial, y de las agencias para el desarrollo de Estados Unidos y Canadá.
Para Ugalde, la actual pandemia de la gripe AH1N1 está siendo aprovechada por las empresas farmacéuticas, para –en su afán mercantil- vender vacunas que no todas las personas necesitan (véase entrevista aparte).
El investigador visitó Costa Rica en compañía de la médica internista Nuria Homedes, también profesora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Texas. Juntos elaboraron la exposición que ofreció Ugalde en la UCR.

ACCESO E INVERSIÓN

De acuerdo con lo expuesto por el docente de la Universidad de Texas, existen variadas razones para que los medicamentos no lleguen a todas aquellas personas que las necesitan, entre ellas porque su costo crece más rápido que el Producto Interno Bruto (PIB) de los países.
Otro factor que incide son las patentes, que coadyuvan a la creación de monopolios que permiten la manipulación de los precios, los cuales no corresponden al costo de los factores de producción. A esto se suma la escasez de medicamentos que afectan a personas de bajos ingresos o que combaten enfermedades raras.
Dado lo anterior, no es de extrañar que no tenga acceso a medicamentos esenciales el 79.4% de la población mundial de bajos ingresos y el 20.3% de ingresos medios.
Respecto de la creación de nuevos productos farmacéuticos, los resultados dejan en evidencia el espíritu comercial que mueve a esta industria, la cual da prioridad a aquellos medicamentos que les van a generar altas ventas como el Lipitor (más de $12.000 millones), Neurotin (más de $10.000 millones) y Prilosec (más de $6.000 millones).
De las cuantiosas ventas de las compañías, son relativamente bajos los montos que reinvierten en investigación y desarrollo. Por ejemplo, Ugalde ejemplificó con el caso de la Merck, que con ventas por más de $50.000 millones en el 2002, dedicó para estos  rubros menos de $3.000 millones.
La industria de las medicinas es altamente rentable y si no fuera así, los laboratorios no invertirían grandes sumas en publicidad, como la que hicieron en Estados Unidos en el 2004, por más de $17.000 millones. Casos concretos son los medicamentos Nexium, en el cual la firma Astra Zéneca gastó más de $500 millones en promoción, mientras que para promover el Vioxx la empresa Merck destinó más de $160 millones en el 2000.
Por otro lado, las grandes transnacionales para asegurarse los mercados lo que hacen es firmar contratos con industrias más pequeñas, mediante los cuales adquieren derechos de investigación y comercialización de los productos exitosos que estas logren. Este es el caso de Roche, que compró la exclusividad para comercializar el Tamiflu, medicamento usado contra la gripe aviar y descubierto por la compañía Gilead Sciences, presidida por Donald Rumsfeld, secretario de defensa del exmandatario George Bush.

LOS MILLONES VAN Y VIENEN

Otra pieza importante del engranaje de promoción y mercadeo de la industria farmacéutica, lo constituyen los llamados visitadores médicos, de los que tan solo en Estados Unidos había 102.000 en el 2004, para atender a 870.000 médicos. En América Latina hay aproximadamente uno cada cuatro profesionales médicos.
Otra de las estrategias seguidas por las farmacéuticas para apropiarse del mercado, es pagar viajes de médicos a congresos, pagar publicidad en la literatura de los profesionales y financiarles cursos de educación (en el 2000 patrocinó 314.000), para lo cual gastaron en el 2000 más de $1.900 millones en Estados Unidos.
También se benefician de esta danza millonaria, los médicos que participan en los ensayos clínicos, quienes reciben entre $2.000 y $3.000 por cada paciente.
Otra variante de esta operación de promoción y mercadeo, es el pago a investigadores que escriben artículos en importantes revistas académicas. “Se ha demostrado que esta literatura presenta más ventajas y menos efectos secundarios que la literatura independiente”, señaló Ugalde.
Agregó que “la industria también paga a investigadores por firmar artículos escritos por escritores fantasmas, quienes presentan los resultados favorables a la industria, sea éste el caso o no lo sea. Después la industria imprime miles de separatas y las reparte en los congresos”.
Afirmó que “la gran mayoría de las revistas científicas dejarían de existir si no fuera por las compras de separatas y anuncios de la industria” y lamentó que “la industria promueve el uso de medicamentos para indicaciones no aprobadas”.
Otras prácticas cuestionadas son las ayudas económicas a asociaciones de pacientes, para que estas justifiquen la necesidad de ciertos medicamentos, a la vez que minimizan los efectos secundarios. “En el 2000, Citizens for Better Medicare, un grupo creado por la industria farmacéutica, gastó $65 millones en anuncios sobre enfermedades y medicamentos”, acotó.
Según un estudio citado por el académico, el 94% de los médicos tiene algún tipo de  relación con esta industria, 83% recibieron comidas gratis, al 78% les dieron muestras gratuitas, y al 25% les hicieron pagos por hacer presentaciones o enrolar pacientes en ensayos clínicos.
 El investigador estima que se ha dado una transformación completa del concepto de medicamento para curar, por el de medicamento para vender, y son los empresarios los que sugieren a los científicos cuáles son los productos que pueden generar grandes ventas y con base en eso se investiga.
Por eso es normal encontrar en el mercado medicamentos innecesarios y otros inseguros, que provocan en Estados Unidos más de 100.000 muertes anuales, debido a reacciones adversas.
Asimismo, Ugalde mencionó que una encuesta del 2005 encontró que el 15.5% de los científicos estadounidenses con becas del Instituto Nacional de Salud, declararon haber cambiado el diseño o los resultados de los estudios financiados por la industria, y por presiones de esta.
Otro conflicto de interés se dio en agencias reguladoras como la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, en donde solo el 15% de los técnicos dijo no tener conflictos de interés; en el Reino Unido fue el 25%.


 

Antonio Ugalde: Farmacéuticas se aprovechan de la gripe AHINI


La industria farmacéutica se está  aprovechando de la pandemia AHINI aseguró Antonio Ugalde, experto de la Universidad de Texas en temas relacionados con las multinacionales de medicamentos y sanitarios.
Ugalde visitó recientemente Costa Rica para disertar acerca de la evolución comercial de la industria farmacéutica mundial. De seguido el resumen de una entrevista que le hizo este Semanario.

¿Es posible para la industria farmacéutica lograr un equilibrio ético entre el deseo de vender y el de curar?

-Creo que no, porque está metida dentro de un sistema capitalista que exige la competencia entre ellas y allí es muy fácil inclinarse por lo comercial, a no ser que se impongan reglas muy claras de lo que no se puede hacer, porque de lo contrario se seguirían saltando las reglas hechas, que es lo que está sucediendo.

¿Alguno de estos dos intereses predomina en la actualidad?

-El de ventas, sin duda, por la necesidad de la industria y su modelo; modelo que por cierto la propia industria ha dicho ya que no tiene futuro y por eso se están planteando alternativas, según lo dijo el expresidente de una compañía farmacéutica.

Algunas personas sostienen que la corrupción de algunas empresas farmacéuticas es tanta, que incluso crean enfermedades para luego vender la medicina. ¿Qué opina sobre esta afirmación?

-No podría opinar sobre eso. No he oído nada al respecto.

¿Es posible desarrollar nuevos medicamentos sin la participación de las empresas farmacéuticas?

-Sí, claro. Se están desarrollando ahora nuevos medicamentos sin la participación de las empresas. Hay un grupo: Médicos Sin Fronteras, los gobiernos de Brasil y Tailandia y otras entidades, que están intentando ofrecer medicamentos para enfermedades olvidadas por la industria farmacéutica. La industria de India es muy poderosa y ha dicho que puede elaborar medicamentos a un costo mucho menor.

¿Están cumpliendo las universidades con la enseñanza de principios éticos que privilegien al ser humano sobre los intereses comerciales de la industria farmacéutica?

-Hay tantas universidades que es difícil determinarlo. Pero algunas sí están cumpliendo e incluso algunas ya no dejan entrar a los visitadores médicos y tienen mayores controles.

La industria farmacéutica tiene una participación muy importante dentro de la economía globalizada. ¿Piensa usted que el manejo mundial que se ha hecho de la pandemia del AH1N1 está influenciado por criterios comerciales?

-No sé si está influenciada por criterios comerciales, pero sí se están aprovechando de la pandemia. Creo que la pandemia existe no porque la inició la industria, sino que existe porque la inició una industria norteamericana que produce cerdos en México, en condiciones higiénicas malísimas. Después de esto ha habido muchas etapas hasta llegar donde hemos llegado y sin duda la industria farmacéutica tiene mucho interés en que haya transmisión de la enfermedad y que se venda vacunas.

¿Le parece que se ha magnificado el impacto de esta influenza?

-Esta es una situación muy compleja. Algunos dicen que la Organización Mundial de la Salud no ha manejado bien la enfermedad y que por el momento no hay razón para clasificarla como pandemia, sumado a que la mortalidad es si acaso la mitad de la provocada por la gripe estacional. Otros, en cambio, están asustadísimos. En Estados Unidos si ahora se muere alguien por el AH1N1 sale en un titular de periódico, mientras que antes se moría una persona por la gripe de la temporada de invierno y no era noticia. La pregunta es: ¿por qué está pasando esto?

Dado el desarrollo de esta pandemia, ¿son convenientes las vacunaciones casi obligatorias o masivas?

-Creo que no se justifica. Hay gobiernos –como el norteamericano- que sí lo justifican. Hay poblaciones  con riesgos que quizás sea conveniente vacunarlas, pero en otras es innecesario.

¿Considera usted que los países tercermundistas son el campo ideal de la industria farmacéutica para encontrar “conejillos de indias” para sus investigaciones?

-Sin la menor duda. Estos tienen un potencial infinito de reclutamiento, porque las personas no tienen la comprensión sobre los riesgos de participar. Segundo, porque es la única forma que tienen para acceder a medicamentos que supuestamente pueden curarlas, y tercero, porque sus propios médicos los pueden fácilmente convencer e incluso estos médicos cobran por mandar pacientes para estos ensayos. Las estadísticas acerca de ensayos clínicos que se están haciendo en países de bajos y medianos ingresos, indican que su curva es exponencial, es impresionante.

¿Tiene alguna idea del número de ensayos clínicos que se hacen en América Latina?

-Esa información no existe; en parte porque las agencias reguladoras latinoamericanas no tienen interés en que esto se sepa.

¿Son las vacunas beneficiosas para las personas o simplemente representan un excelente negocio para sus casas fabricantes?

-Las vacunas son fundamentales y útiles para la humanidad. Lo que pasa es que la industria farmacéutica está apostando a las vacunas y en algunos casos estas se quieren dispensar sin necesidad a toda la población. 


 

 

 

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