Papas y cebollas negociados por telecomunicaciones; pollo por seguros
Ottón Solís, excandidato del PAC: «No vamos a obstaculizar con el reglamento legislativo, nuestra arma será informar».
En una jugada política de «jaque mate» para cerrar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Centroamérica y Estados Unidos, el gobierno costarricense le otorgó al sector hortícola los beneficios suficientes como para evitar una eventual alianza con los grupos sindicales y sociales, que expresaron un rotundo «no» a este acuerdo comercial.
En corrillos se afirma que la negociación consistió en negociar «papas y cebollas por telecomunicaciones, así como pollo por seguros», es decir, ceder ante los estadounidenses con una apertura total en los seguros comerciales (vida, accidentes, vehículos, incendios, vivienda y sismos) y en los servicios de Internet, celulares y redes privadas de datos, que representan el 80% de los ingresos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Esta es la principal valoración que hacen sectores consultados por UNIVERSIDAD, luego de que Costa Rica sellara el fin de la negociación del TLC el 25 de enero en la capital estadounidense.
Los productos que lograron mejores condiciones de negociación fueron los del sector hortícola, en particular la papa y cebolla, que quedaron excluidos de una reducción arancelaria, así como el aceite y el azúcar; este último incrementó su cuota de exportación en 13 mil toneladas anuales, además de las 15 mil actuales.
También el sector avícola quedó conforme al negociar una apertura total del mercado de los Estados Unidos, a cambio de recibir 300 toneladas anuales de las partes «negras» del pollo (alas, muslos y otras).
Renzo Céspedes, asesor de la Corporación Arrocera Nacional, manifestó que el sector avícola obtuvo un acuerdo mucho mejor que el del de resto de Centroamérica, «que recibirá inicialmente 26.000 toneladas de pollo estadounidense para el primer año de vigencia del tratado».
El balance negativo está más del lado de los grupos porcicultores que deberán soportar una importación de 1.000 toneladas anuales de carne de cerdo y el acceso libre para despojos comestibles y tocino. Para los productores de lácteos, y sobre todo de arroz, los períodos de desgravación y los volúmenes pueden poner en peligro su supervivencia.
«Si bien las condiciones que pactó el sector arrocero y el de lácteos podrían no tener efectos fuertes a corto plazo, el gobierno deberá hacer un esfuerzo muy serio de defensa del comercio exterior, de la producción y aplicar una administración responsable así como capacitar profesionales», comentó Céspedes a UNIVERSIDAD.
El asesor, que ha seguido en primera fila las negociaciones reiteró que igualmente habrán muchos impactos en el agro nacional por las millonarias distorsiones que causan los subsidios. El productor arrocero estadounidense recibe un 117 % de apoyo, lo que implica vender su arroz a $4 el kilo y recibir $6,30 adicionales de subsidios.
«Esto es condenar a nuestros agricultores», expresó Ottón Solís, excandidato presidencial del Partido Acción Ciudadana (PAC), quien lamenta que durante el proceso de negociación de los productos agrícolas nunca se mencionara el tema de los altos subsidios que reciben los productores estadounidenses frente a los nacionales que carecen de apoyo estatal. Esto, agregó, a pesar de que con la firma del tratado se ofrezcan períodos de gracia y reducción de impuestos a largo plazo para las importaciones agrícolas.
Solís tampoco considera como una buena salida la propuesta de crear un programa de compensación para los productores y las productoras que resulten afectados con el acuerdo comercial, porque una situación similar se dio cuando entraron en vigencia los Programas de Ajuste Estructural (PAE) en la década de los 80. En ese momento se les motivó a abandonar los productos tradicionales (café y banano) por otros más atractivos para la exportación.
DIVIDE Y VENCERÁS
Pero el resultado más notorio de la última negociación fue el canje que se dio para beneficiar a grupos de presión importantes del sector agrícola como los paperos, cebolleros y azucareros, a cambio de aceptar una apertura impuesta en los servicios de telecomunicaciones y seguros.
Esta jugada al final de las conversaciones reduce la posibilidad de alianzas entre los sindicatos, que realizaban conversaciones con diversos grupos de presión y entre los productores avícolas y hortícolas que temían salir perjudicados ante el Tratado.
«Hay un deterioro de la posición de fuerza de los sindicatos, pues las condiciones de cierre de los productos hortícolas disminuyen las posibilidades de presión de este sector junto con los grupos sindicales», explicó Céspedes.
«Divide y vencerás», fue el lema aplicado por el grupo negociador costarricense para Rafael Mora, presidente de la Federación de Sindicatos de Servicios del Sector Público, quien sostiene que la estrategia gubernamental consistió en satisfacer las necesidades de sectores productores de pollo y cebolla para evitar un frente común.
«Ellos todavía no han dado un ‘jaque mate’. Esto tendrá que definirse en la Asamblea Legislativa y en las calles», subrayó Mora.
Doris Osterloff, asesora de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (CADEXCO) está convencida de que los adversarios al Tratado deberán dar razones de mayor peso para explicar su negativa a la negociación porque el resultado final permitió un acceso positivo a ciertos productos en los Estados Unidos.
«Ya no es oponerse por oponerse. Ahora deberán detallar por qué no están de acuerdon con los períodos de gracia o a los de desgravación y explicar los cambios internos que esto generaría al país», comentó.
Luis Salas, secretario general de la Unión de Empleados del Instituto Nacional de Seguros (UPINS) afirmó que el sector sindical valora una estrategia de alianza y oposición al TLC «con o sin esos sectores» mediante los cuales sostuvieron algunos encuentros con anterioridad.
Diversos sectores sociales dieron a conocer recientemente una plataforma de lucha contra la firma del Tratado en la que participan el Magisterio Nacional, las cooperativas, los dirigentes estudiantiles, el Frente Interno de Trabajadores del ICE y algunos grupos como Encuentro Popular, América Nuestra, Asamblea del Pueblo y Consejo de Defensa de la Institucionalidad (CDI).
Para el representante sindical, la última negociación es negativa porque permitirá una competencia abierta en seguros comerciales que tienen 80 años de estar en manos del Estado. A su juicio este cambio implicaría eliminar el subsidio que actualmente se otorga en aquellos casos considerados no rentables para las compañías aseguradoras privadas.
Citó como ejemplo las pólizas a personas con males crónicos o los seguros de autos de modelos viejos e incluso los de vivienda en casas de madera, más vulnerables a incendios.
En materia de telecomunicaciones, Ottón Solís calificó la negociación como la peor de todas debido a que el gobierno entregó uno de los mejores negocios, como el de telefonía celular e Internet, que subsidian tarifas a costos mucho más bajos que los que cobraría una empresa privada en este campo.
Solís opina que tanto los mercados de celular como el de Internet son los que garantizan un mayor acceso de la población a los diversos servicios que ofrece el ICE.
Una apertura pactada
* Seguros
– Se acordó la apertura a la competencia en seguros voluntarios y obligatorios, como el de riesgos de trabajo.
– El 1 de enero de 2008 es la fecha límite para permitir el establecimiento de compañías que ofrezcan todos los seguros. El 1 de enero de 2011 es la fecha límite para abrir los seguros obligatorios.
– Se creará una superintendencia para regular el sector.
* Telecomunicaciones
– La Ley de modernización y fortalecimiento del Instituto Costarricense de Electricidad se deberá promulgar a más tardar el 31 de diciembre de 2004.
– El 1 de enero de 2006 es la fecha límite para promulgar una legislación moderna en el sector –incluida una autoridad reguladora– y también para abrir los servicios de redes privadas de datos e Internet.
– El 1 de enero de 2007 es la fecha límite para abrir a la competencia los servicios de telefonía celular.