Casi la mitad del electorado (47%) no respalda ningún partido político. Administración Chinchilla afronta la mayor conflictividad social en 20 años. Apoyo a los ciudadanos a la democracia es el más bajo desde 1979.
Unos partidos políticos que han perdido su vínculo con los ciudadanos y enfrentan graves cuestionamientos por irregularidades en su financiamiento; grandes regiones del país bajo una fuerte apatía electoral y una sociedad civil insatisfecha con la democracia, las instituciones y la gestión de gobierno.
Así se conforma la tormenta perfecta bajo la cual se realizarán las elecciones nacionales el próximo 2 de febrero.
Esa es una de las conclusiones que expone el XIX Informe del Estado de la Nación, presentado ayer, donde se indica que las próximas elecciones en Costa Rica se efectuarán en el contexto político más desfavorable desde que se tienen registros.
El informe revela que existe un “desalineamiento partidario” que consiste en que grandes porciones del electorado están alejadas de los partidos o han perdido su identidad partidaria.
El fenómeno se evidencia en que, a junio de este año, casi la mitad del padrón electoral (47%) no se adhería a ningún partido político.
Este alejamiento de las estructuras partidarias ha sido un proceso en desarrollo durante los últimos 20 años. A inicios de la década de 1990, la enorme mayoría del electorado tenía una firme identidad con los partidos Liberación Nacional (PLN) y Unidad Socialcristiana (PUSC).
Según el informe, un año antes de las elecciones de 1994, más de nueve de cada diez electores (94%), decía simpatizar con el PLN o con el PUSC; un 4% no simpatizaba con ningún partido y solo un 2% optaba por una opción diferente a los dos partidos mayoritarios.
El divorcio con el PLN y el PUSC se hizo evidente durante el proceso previo a las elecciones de 1998, cuando el favor por el bipartidismo cayó al 67% y se terminó de consolidar, cuatro años más tarde, en la campaña hacía las elecciones del 2002, con la aparición del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Posteriormente, entre 2004 y 2005, el impacto de las investigaciones por corrupción a los expresidentes Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez, culminaron con la debacle electoral del PUSC en 2006 y la aparición de un escenario multipartidista, pero con una amplia masa electoral sin identidad partidaria.
LA ERA DE LA APATÍA DEMOCRÁTICA
El fenómeno de un electorado que se siente ajeno o desvinculado de los partidos políticos, tiene su correlato en un alejamiento de las urnas de grandes masas ciudadanas que, además, manifiestan una creciente insatisfacción con la democracia y con las instituciones públicas.
Según el informe del Estado de la Nación esta apatía democrática se pone en evidencia cuando se comparan los niveles de participación electoral del último tercio del siglo XX con los actuales.
El nivel de participación cayó en los últimos 20 años, pasando de un 80% a los registros actuales que varían entre un 65% y un 70% de participación electoral.
Esta apatía se refleja en que amplias áreas del territorio costarricense registran muy bajos niveles de participación electoral, fundamentalmente las zonas periféricas, como las áreas costeras y limítrofes.
El capital de votantes activos que le queda al país se concentra en una franja ampliada del Área Metropolitana, que corre de oeste a este, entre las ciudades de San Ramón de Alajuela y Paraíso de Cartago.
Los cantones de Nandayure y Hojancha tienen las juntas receptoras en donde se registra mayor participación electoral y según el estudio se trata de un fenómeno asociado a la longevidad de los ciudadanos que viven allí.
El último eslabón en esta cadena de desencanto e insatisfacción con los partidos políticos es una fuerte caída en la satisfacción que los ciudadanos tienen con la democracia y sus instituciones.
Según el informe, todos los indicadores muestran un descenso en la satisfacción de los ciudadanos con la democracia. Uno de estos indicadores es el índice de estabilidad democrática, que mide la proporción de individuos que consideran como legítimo al sistema democrático de gobierno y mantienen altos niveles de tolerancia política.
En 1980 el índice de estabilidad democrática (medido en una escala de cero a 100) era 66 puntos; en el 2012 ese mismo índice había caído a solo 27 puntos, es decir al nivel de apoyo democrático más bajo desde que se comenzó a registrar en 1979.
EN LA MIRA DE LA JUSTICIA
Las investigaciones que realizó el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) sobre el financiamiento político y las denuncias contra los principales partidos políticos que investiga el Ministerio Público, son otros de los factores que causan enojo y desconfianza entre los electores.
Según los investigadores del Estado de la Nación estos cuestionamientos judiciales refuerzan la mala imagen de los partidos ante los ciudadanos. En una escala de cero a 100, los partidos políticos obtuvieron apenas 31,5 puntos en la confianza de la gente.
Una investigación de UNIVERSIDAD, publicada en octubre pasado, reveló que los integrantes de los partidos −al reclamar la deuda política− habrían repetido conductas que calificarían como intento de estafa, estafa, falsificación de documento, uso de documento falso y falsedad ideológica.
En la pasada campaña, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) distribuyó entre ocho agrupaciones más de ¢14.918 millones y les objetó unos ¢4.769 millones, porque no tenían respaldo o incumplían los requisitos de pago.
Es decir en el 24,5%, casi tres de cada diez colones reclamados, los partidos intentaron meterle un gol a la deuda política.
Programas de partidos políticos fueron un “saco de promesas vacías” en 2010
Javier Córdoba
Los partidos políticos en Costa Rica tienen muy claro cuáles son los problemas que preocupan a la ciudadanía, pero no son tan claros a la hora de plantear las acciones y políticas concretas que pueden llevar a la solución de estos problemas.
El décimo noveno informe del Estado de la Nación realizó un análisis de los programas de gobierno presentados por nueve partidos políticos de cara a las elecciones del 2010, para determinar si las promesas realizadas en campaña estaban acompañadas por una política o acción concreta que pudiese hacerlas realidad.
“Cuando fuimos a ver cuántas de esas promesas están vinculadas a acciones concretas que nos explicaran el cómo se iban a alcanzar, de 2.406 promesas que encontramos, solo 186 tenían políticas concretas, lo cual nos dice que los partidos, en sus promesas programáticas, son solo eso, un saco de promesas. Se quedan en el nivel superficial”, comentó el investigador del Estado de la Nación, Steffan Gómez.
Al detallar sobre la cantidad de promesas sin sustento presentadas por los partidos hace cuatro años, el Estado de la Nación encontró que el Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) y el Partido Acción Ciudadana (PAC) fueron los que lograron el nivel más alto de concreción de sus propuestas.
El PASE solo tuvo un 11% de propuestas sin políticas, mientras que el PAC tuvo un 23,2%.
Los restantes partidos políticos analizados (ver cuadro) no pudieron definir acciones concretas para más del 62,6% de sus promesas, donde el Partido Alianza Patriótica (PAP) destaca por haber presentando 66 promesas, pero ni una sola acción para concretarlas.
En el caso del Partido Liberación Nacional (PLN), que ganó ese proceso electoral, la falta de concreción de las promesas alcanzó un 78,1%.
TRECE MITOS SOBRE COSTA RICA
Mito 1: La política social no tiene efectos sobre la pobreza, la distribución del ingreso y mejores oportunidades debido a la burocracia.
Realidad: La aplicación de políticas sociales disminuye casi un 30% la desigualdad de ingresos medida por el coeficiente de Gini y la educación secundaria es un importante mecanismo de movilidad social ascendente.
Mito 2: La pobreza afecta siempre a la misma población y es una condición que solo puede superarse con mejores políticas sociales.
Realidad: Desde hace años en Costa Rica la pobreza afecta a un 20% de los hogares. Pero no siempre se trata de las mismas personas. De los pobres en 2012, solo el 57% estaba en esa condición un año antes. El factor que explica el paso de un estado a otro es la obtención o pérdida de empleo, por lo tanto para reducir la pobreza se requieren medidas para estabilizar y proteger el empleo, no solo políticas sociales como becas y ayudas.
Mito 3: Costa Rica tiene población altamente educada y calificada.
Realidad: Si bien el 97,6% de la población sabe leer y escribir, la escolaridad promedio es de solo 9 años y la mayoría de los estudiantes obtuvo resultados medios y bajos en las pruebas de diagnóstico del MEP y poco más del 60% de los ocupados y de los que buscan empleo por primera vez no han concluido la secundaria.
Mito 4: La creciente desigualdad de ingresos en Costa Rica es producto de una tendencia mundial.
Realidad: En 2011 18 países de Latinoamérica mejoraron la distribución del ingreso y bajaron la desigualdad, en comparación con los 20 años anteriores. Costa Rica por el contrario caminó en sentido inverso y es el único país de ese grupo en donde la desigualdad aumentó en los últimos 20 años.
Mito 5: Se requiere más tiempo para que los beneficios del sector exportador se distribuyan al resto de la economía.
Realidad: El buen posicionamiento de los bienes que Costa Rica vende en el mundo es una de las fortalezas de la economía, pero la oferta exportable (sin considerar zonas francas) corresponde a productos que han perdido cuotas de mercado en la última década. La brecha entre sectores económicos no se puede resolver con políticas comerciales y de atracción de inversiones, pues tienen su origen en problemas de fondo del aparato productivo.
Mito 6: La mayoría de la población trabajadora tiene empleos formales, en los que se respetan todas las garantías laborales.
Realidad: Solo un 38,8% de los asalariados de Costa Rica disfruta de los derechos laborales que establece la ley, mientras que un 6,5% de los trabajadores no disfruta de ningún derecho laboral.
Mito 7: Mejorar la eficiencia y contener el gasto son suficientes para garantizar la sostenibilidad y solvencia del Estado.
Realidad: Se ha constatado que el gasto público crece a tasas mayores que la economía y los ingresos tributarios, lo que provocó un déficit fiscal crónico. El 70% de los gastos del gobierno son fijos y no se pueden bajar y los ingresos del Estado no compensan el desequilibrio fiscal. Es necesario actuar en simultáneo sobre los ingresos, el gasto y el endeudamiento público.
Mito 8: Crear áreas protegidas y recuperar el bosque hace a Costa Rica un país ambientalmente sostenible.
Realidad: La creación de un sistema de áreas de conservación que abarca el 26% de la superficie del país y el 3% de la zona marina son un logro que se suma a que, en los últimos 30 años la cobertura boscosa aumentó hasta alcanzar el 52% del territorio. Pero debido al incremento de la huella de carbono hizo que cada costarricense consumiera un 11% más de lo que el territorio puede proveerle. Las áreas de conservación por sí solas no garantizan la sostenibilidad ambiental del país.
Mito 9: Costa Rica es un país de energías limpias.
Realidad: Desde hace varias décadas el consumo de energía depende del petróleo (75%). La mayor parte de ese consumo corresponde al transporte, un sector que hace años no muestra cambios sustantivos.
Mito 10: Los conflictos por la tierra se dan solo en zonas privadas, pues las áreas protegidas están consolidadas.
Realidad: Los últimos tres años fueron los más conflictivos en materia ambiental desde los años 90. Las disputas por el uso de los recursos naturales incluyeron las áreas protegidas y de dominio público. La falta de delimitación y políticas de ordenamiento generan desorden y caos. En Guanacaste y Puntarenas el 20% de la zona marítimo terrestre está en manos privadas.
Mito 11: El deterioro de la representación política es causado por el sistema multipartidista.
Realidad: Un estudio realizado por Estado de la Nación señala que los partidos políticos tienen débiles estructuras internas y no llevan registros actualizados de su militancia, y sus activistas en periodos no electorales prácticamente desaparecen. La restitución del antiguo bipartidismo o de uno nuevo no resolvería la poca capacidad de los partidos para vincularse con los ciudadanos.
Mito 12: Aprobando más leyes se solucionan los problemas del país.
Realidad: El exceso de leyes ha sido señalado como uno de los principales problemas del país. Las leyes aprobadas no cumplen con los requisitos de pertinencia y sustento económico e institucional. En la legislatura 2012-2013 solo un 42% de la legislación aprobada fue pertinente para la opinión pública.
Mito 13: El actual diseño del Estado no contiene mecanismos para la buena relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Realidad: En Costa Rica hay 280 entidades con personería jurídica, 81 municipalidades y 8 consejos de distrito. Sin embargo, existen al menos 27 instrumentos para desarrollar colaboración o control político entre el Ejecutivo y el Legislativo.