María Eugenia Venegas, presidenta comisión FIV: “No podemos tocar un tema de derechos humanos pasando por absolutismos”

Tras el envío al Plenario del proyecto de ley para regular la fecundación in vitro impulsado por el Poder Ejecutivo, la diputada del Partido

Tras el envío al Plenario del proyecto de ley para regular la fecundación in vitro impulsado por el Poder Ejecutivo, la diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC) María Eugenia Venegas, presidenta de la comisión creada para analizar el tema, manifestó que la propuesta debe modificarse en la discusión legislativa y que es necesario tomar en cuenta los textos sustitutivos que se han desarrollado para regular el procedimiento.

El 28 de marzo un dictamen afirmativo de minoría evitó que el proyecto de ley 17.900 se archivara, e hizo que entrara en último lugar de la lista de discusión, como una estrategia para mantenerlo vigente y no tener que colocar una nueva iniciativa desde el inicio.

En entrevista con UNIVERSIDAD, Venegas habló sobre el balance de la labor de la comisión dictaminadora, las expectativas y el camino que seguirá este tema en el Poder Legislativo. Este es un extracto de la conversación:

¿Cuál es su valoración sobre el debate que se dio en la comisión especial de fecundación in vitro, luego de la decisión que se tomó de enviar el proyecto del Gobierno al Plenario?

-En la comisión no hubo debate, porque la dinámica que se instaló desde el primer día fue un cuestionamiento permanente a cualquier decisión que viniera de la presidencia de esta comisión, y a una interminable lista de mociones de orden de consulta a sectores y audiencias, seguidas de la insistente solicitud de uso de la palabra. El señor (Carlos) Avendaño y la diputada (Rita) Chaves, que lo secundó aunque no puso mociones, hicieron uso de esa técnica para ir desplazando el tiempo y que el proyecto no se conociera. Cuando vinieron las personas que pudimos traer a audiencia, fue el único espacio en el que hubo presentación y preguntas de los diputados, pero no hubo debate, solo monólogos.

¿Entonces usted diría que no fructificó el objetivo de la comisión?

-Fructificó que los despachos de siete diputados de la comisión estuvimos trabajando paralelamente en la construcción de un texto sustitutivo, con apoyo de especialistas en las áreas jurídica, filosófica, científica, médica, mujeres y de la Defensoría de los Habitantes;  hicimos foros, un estudio comparado de leyes de otros países, para avanzar y presentar por lo menos un texto que recogiera las observaciones que hacían los diferentes actores.

Al final pudimos hacer otra votación del proyecto, porque el camino que ellos (Avendaño y Chaves) llevaban era de que se enterrara.

¿Qué va a pasar con los textos sustitutivos que se desarrollaron?

-Si hubiéramos llegado al final y dictaminamos todos por unanimidad negativamente, el proyecto se entierra, y si no hay nada Costa Rica se tiene que enfrentar a un juicio (ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos). La estrategia pensada, que tuvimos que construir ahí, fue que dos diputados del Partido Liberación Nacional (PLN) -Annie Saborío y Óscar Alfaro- votaron afirmativamente el proyecto como la única manera de sostener el tema en el Plenario.

El proyecto tiene que ser cambiado; definitivamente no lo aceptaría la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Entonces, las fracciones ya están empezando a trabajar; cada persona tendrá que tomar una decisión no sobre sus principios, sino sobre los de la ciudadanía a la que va esa ley.

Los textos sustitutivos no se pierden. Alicia Fournier (del PLN) -quien presentó un texto más restrictivo-, dijo que lo iba a usar para mocionar. El de nosotros, tenemos dos posibilidades: ponerlo como proyecto de ley para que entre a la Asamblea, o como moción vía artículo 137 (mociones destinadas a cambiar el fondo de un proyecto de ley y que pueden alterar el orden del día para ser conocidas en el Plenario) y afirmar que ese es el texto que requerimos y que hay que estudiarlo y votarlo. Cada diputado puede hacer un texto y proponerlo.

¿Cómo van a hacer para que el proyecto se discuta ahora con las sesiones ordinarias (que inician el 1 de mayo)?

-Este es un tema que la oposición ha tomado con gran responsabilidad, pero el Gobierno es el que tiene que cumplir, y hasta donde ha sido posible, estamos tratando de ayudar;  pudimos haber mandado el proyecto al archivo y que el Gobierno se quedara sin nada, castigado con una pésima imagen a nivel internacional, y esa no ha sido la propuesta.

Creo que hubo un mal manejo de este tema; yo desde el principio le dije a Luis Gerardo Villanueva (presidente de la Asamblea Legislativa) que lo pusiera en una comisión especial, pero lo puso en la de Asuntos Jurídicos, y tuvo que ir a la par de otros proyectos que se estaban conociendo.

No le endosemos esto solo al diputado Avendaño o al PASE; esto es un tema que se debió haber discutido no en este gobierno, que se esperó hasta la resolución de la CIDH para correr con un proyecto. Esta temática no es nueva; tiene desarrollo en muchísimos países, pues han nacido más de 4 millones de niños por fecundación in vitro. Si hay voluntad se saca; doña Laura Chinchilla dice que heredó este problema, pero ella era parte del otro gobierno y su ministra de salud también. Ahora se vieron entre la espada y la pared y en este dilema.

¿Cuáles son sus expectativas en esta discusión?

-Tengo una expectativa que iría en dos líneas: la primera es tratar de que garanticemos al interior de cada fracción una discusión bien informada. Hay desconocimiento de asuntos esenciales, porque el tema pasa por el filtro moral; es muy importante abrirse a leer las posiciones contrarias a la técnica, con todo el matiz religioso y filosófico, así como las más progresistas. Cuando me enfrento como diputada a decisiones de tal envergadura, tengo que hacer ese ejercicio de estudiar y oír lo que dicen los médicos, hacer una interpretación jurídica, para tomar una decisión inteligente, porque aquí están en juego muchas cosas.

La segunda es que este parlamento llegue a tener la posibilidad de un debate de altura en estos temas esenciales a la hora de votar; si esto no se viera, me avergonzaría mucho,  porque en materia de derechos humanos no se puede ir con ignorancia ni oscurantismos, sino con razonamientos, claridad e información. No podemos en una sociedad democrática,  tocar un tema de derechos humanos pasando por absolutismos; eso sería lo peor que nos podría pasar. Yo no voy a votar una ley donde se ponga en riesgo la salud de la mujer, ni una técnica que se tenga que hacer a pedacitos con un costo elevado; hay que estar cerca de las parejas para saber cómo es esto. El escenario del cuerpo femenino es donde se libran las más duras batallas de la autonomía de la mujer, y por eso las mujeres tenemos que decir mucho en este tema.

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