En entrevista con UNIVERSIDAD, el Ministro de Hacienda, Jorge Wálter Bolaños, afirma que el Gobierno busca acabar con el déficit fiscal sin afectar los programas sociales ni la inversión pública.
El Ministro de Hacienda afirmó que la propuesta de sus antecesores es «una buena base» para comenzar a discutir con la sociedad. A su lado la redactora María Flórez-Estrada.
Decidido a lo que llama «sanear las finanzas públicas», el ministro de Hacienda, Jorge Wálter Bolaños, inició una campaña para promover la reforma fiscal recomendada por una comisión de ex-titulares de esa cartera.
En la siguiente entrevista, realizada el 31 de mayo, expresó que «no existe evasión fiscal en el sector bancario y financiero», al que califica como un sector «muy puro» (para un contraste, leer sus declaraciones en la edición 1480).
Manifestó la necesidad de combatir la evasión en las aduanas y en la economía informal, así como la subfacturación. También de ampliar el número de contribuyentes y de hacer progresiva la estructura tributaria.
Aseguró que la reforma no reducirá la inversión del Estado para combatir la pobreza ni para desarrollar el país. No atender a lo que la sociedad tenga que decir sobre aquella, es un lujo que la administración no puede darse.
De seguido un resumen de la conversación:
Hasta hace poco, usted era vicepresidente de finanzas de H. B. Fuller, una de las 500 empresas más grandes del mundo. Eso dice mucho de su capacidad para manejar las finanzas. Pero, un Ministerio de Hacienda no puede ser solamente técnico, debe incluir consideraciones políticas, tomar en cuenta las relaciones en la sociedad. A la gente le gustaría conocer su pensamiento sobre cómo debe manejarse este Ministerio.
-Hay dos ejes. El primero es técnico-administrativo, mantener a esta maquinaria funcionando eficientemente: las aduanas, la Tributación, la Dirección de Hacienda, todos los órganos. El otro es tratar de «vender» a la población que tenemos un problema en el ámbito fiscal, que es real y urgente.
Se requiere de mucha capacidad de diálogo con los diferentes frentes: periodistas, estudiantes, empresarios, cooperativistas, sindicalistas, para llevar un mensaje que las personas entiendan y que tenga credibilidad.
Siento que mi debilidad en alguna medida es no haber estado en el campo político anteriormente. Es una debilidad que pretendo subsanar participando en el Consejo de Gobierno y en el Consejo Económico.
Utilizo mucho de mi habilidad de planificación, de ver a largo plazo. Como trabajé para una empresa muy grande, una de las destrezas que me parecen vitales es poder ver 20 años hacia delante.
Usted se trasladó a vivir a Minessota, Estados Unidos, en 1990. Y regresó en 2002 a ocupar este puesto. Una investigación de la UCR sobre el impacto de las reformas en esa década, concluye que el país no se deterioró tanto como otros de América Latina, porque mantuvo una manera muy propia de hacer las cosas. Pero el estudio sí registró que la credibilidad de la gente en el futuro está muy deteriorada. Por ejemplo, estudió en la UCR, pero hoy un estudiante no tiene seguridad de que encontrará trabajo, de que podrá tener un futuro incluso para sus hijos. Entonces, le toca ser Ministro en una Costa Rica distinta.
-Creo que el hecho de ser costarricense es lo que le da a uno las raíces para entender ese cambio en la mentalidad. Cuando era estudiante, los tiempos eran peores. Tuve que dejar mi carrera de química, la primera que comencé a estudiar, porque no tenía dinero para los pases ni para pagar un laboratorio. Trabajaba en un restaurante los fines de semana, porque mis padres no me lo podían dar.
Hoy muchos estudiantes tienen esa misma vida. Pero hoy hay diez veces más empresas y posibilidades de trabajo. Está en la voluntad de uno sentir que el país te da oportunidades y que hay que perseguirlas. Fui el primer costarricense y el primer latinoamericano que ocupó una posición como esa en una empresa multinacional. Y nadie me lo regaló, porque fui pobre; los vecinos me regalaban los cuadernos. Y eso te dice que uno puede si uno desea. Costa Rica nos ha dado la oportunidad de educarnos en la secundaria, en la universidad, en un clima de paz. Mientras que otros países se debatían en la lucha, Costa Rica iba adelante.
Justamente esta investigación demuestra que en Costa Rica había movilidad social. Si usted trabajaba y se esforzaba, podía entrar a la UCR, graduarse, tener un trabajo, seguridad social, futuro. Pero en esta década, la pobreza está estancada en el 24%, inclusive subió un poquito de 2001 a 2002. La «pobreza dura» no ha retrocedido, y aumentó el número de familias que corre el riesgo de caer en ella. Entonces, algo está pasando, quizá tenga que ver con el tema de cuánto contribuye cada sector a financiar las posibilidades de movilidad social.
-El programa de Gobierno de Abel Pacheco está basado en una creencia fuerte de que debemos luchar por el bienestar y la calidad de vida de la población y todo lo que esté encaminado a reducir la pobreza. Ese es el propósito de todos los ministros.
¿Cómo lograrlo? A través de un plan de saneamiento de las finanzas públicas. Soy el mejor defensor del bienestar y la calidad de vida de la población, porque si logramos sanear las finanzas públicas, tendremos los recursos para redistribuirlos.
A veces la gente dice que en el Gobierno hay un grupo social y otro grupo económico. Yo digo que no hay tal, que quien piensa así está equivocado. No puedo ver al país en el sentido de solamente cobrar impuestos, sin pensar en cómo redistribuimos ese gasto para reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida.
El problema es cómo se arreglan las finanzas públicas. Se pueden afectar programas sociales o de inversión pública, o se podría lograr que los sectores más rentables de la economía contribuyan de una manera más progresiva, traer un poco de justicia a la estructura tributaria.
-Una cosa que quiero dejar clara es que la estrategia es la de no afectar a ninguno de los programas sociales del país. Si nos falta dinero, debemos recortarlo primero en aquello que no es social. Esto es un compromiso ineludible.
¿Incluido el concepto de la inversión pública?
-En cuanto a la inversión pública, no me preocupa porque todavía tenemos un recurso, el endeudamiento o lo que se llama la concesión de obra pública. Por ejemplo, una represa eléctrica, una carretera, un muelle. Existen formas de financiarla que no implican quitarle dinero a salarios o a programas sociales. Lo grave sería financiar con deuda pública salarios que pagamos hoy, porque se trasladarían a la futura generación los salarios de las personas que hoy comieron. Allí sí tendríamos un problema muy serio de expectativas, la gente no va a sabría si va a tener salario en el largo plazo.
Las reformas tributarias derivadas del informe de los ex-ministros de Hacienda, tienen dos parámetros: los conceptos de equidad y progresividad. Equidad es que todos paguen, ampliando la masa tributaria. Si usted hoy paga 10%, seguirá pagando eso, pero si hay alguien que está pagando cero, tendrá que pagar el 10%. Porque todos reclamamos recibir los servicios del Estado, pero unos piden recibirlos sin contribuir a la sociedad. Eso no es justo.
El concepto de progresividad significa que en cuanto más gana, más debe contribuir. No es correcto que personas que ganan muchísimo terminen pagando igual que cualquiera otro que gane menos.
Si este plan pasara, generaríamos más desarrollo y esto significaría más empleo. Mi intención es convertir un círculo vicioso en uno virtuoso. Hoy tenemos un déficit crónico que nos produce más deuda, esto significa tasas de interés más altas y más inflación, y esto, a su vez, menos ingresos para el fisco, menos desarrollo económico, y más pobreza. Al sanear las finanzas públicas, reduciríamos el déficit y produciríamos más desarrollo, más empleo y mejores condiciones para la población.
En UNIVERSIDAD publicamos una nota sobre la evasión fiscal que se produciría a través del sistema financiero, por ejemplo, a través de la banca «off shore», y de la incapacidad de la Superintendencia de Banca y Seguros (SUGEF), de tener una idea clara de cómo funcionan los grupos financieros. Con el cambio que se propone, de pasar del impuesto territorial al mundial, ¿será realmente posible controlar a quienes tienen empresas afuera o sus operaciones en la banca «off shore»?
-Personalmente no creo que en el sector financiero haya evasión. Creo que en el país sí la hay, pero no en ese sector. Esto se lo digo porque yo estuve en la Junta Directiva de un banco costarricense y créame que la SUGEF es uno de los elementos de control más estrictos. Ojalá que el Gobierno pudiera tener más SUGEF que le ayuden en otros campos. Es increíble lo que estas personas hacen para proteger a los ahorrantes, los préstamos y al sistema financiero. Honestamente le digo, por experiencia propia, que es un campo muy puro.
Ahora, las «off shore» son legalmente permitidas en el país. Si alguien se aprovecha de eso porque está legalmente permitido, pues debe hacerlo. Eso no está mal, es legal. Pero si existe una gran evasión fiscal en el campo de las aduanas, hay contrabando. Hay personas que se aprovechan de que no hay puertos de control en algunas partes. Me informaban que en la zona limítrofe con Panamá hay 20 pasos y no hay puestos aduaneros. No puede usted poner un puesto a cada rato, son caros, no tenemos los recursos.
También hay un problema de influencias. Hay personas que se prestan a solicitar favores a algún funcionario. Tenemos muy buenos funcionarios pero siempre hay una manzana podrida.
Otro tema de evasión que se da muy corrientemente, es el asunto de la subfacturación. Hay países que te dan dos facturas cuando uno compra algo. Una tiene un precio muy bajo, para que uno la utilice para pagar los impuestos, y otra tiene un precio muy alto, para efectos de no pagar impuesto de renta. Esto me hace pensar en la necesidad de tener una cultura de impuestos, que la gente entienda que es un honor y una responsabilidad ciudadana pagarlos.
Evasión también existe por parte de personas que pueden aprovecharse de debilidades de la ley, lo que se llama «elusión»: como no está legislado, está permitido. Este proyecto mejora sustancialmente el Código Tributario para cerrar los portillos. Porque, perseguimos un caso, y cuando llegamos a los juzgados, no tenemos la fuerza de la ley para ganar el pleito. Es un problema. Todo el régimen sancionatorio es perjudicial para el país.
También hay evasión en la economía informal. Personas que no están registradas, no pagan impuestos. Ponen una tiendita hoy, mañana la cierran, mañana la ponen por allá, y van girando. Esto es un problema enorme en todos los países latinoamericanos.
Pero, en América Latina la informalidad ha crecido precisamente como consecuencia de un mayor desempleo, en muchos casos por los recortes del gasto público y como resultado de las reformas estructurales aplicadas.
-Lo que dice es correcto, es un factor. Pero también hay muchas personas que prefieren irse a la informalidad porque tienen muy claro que no pagar impuestos es una especie de cosa consentida. No estoy hablando del que es informal porque está desempleado, sino de toda una economía informal.
Como usted puede ver, sí hay evasión en el país que debemos perseguir, además de reforzar nuestra Policía Fiscal.
Una de las recomendaciones del FMI, que ya se ha aplicado en Guatemala, es la de fijar el déficit fiscal al 1% del Producto Interno Bruto. En Costa Rica ya hubo un intento, cuando el entonces diputado Miguel Ángel Rodríguez, presentó el proyecto de «Garantías Económicas», pero no prosperó. En Estados Unidos, se ha tratado de hacer, pero ni allí ha habido el consenso, porque básicamente implica quitar al Estado instrumentos de política económica, por ejemplo para reactivar la economía cuando hay recesión. ¿Usted que opina de esto?
– No creo que hablar de porcentajes sea el tema por el cual podamos abordar esta pregunta. Lo que tenemos que hacer es tener disciplina financiera. ¿Cómo puede ser posible que tengamos leyes que fuerzan al gobierno a incrementar los gastos si no tenemos los ingresos suficientes? Este tipo de medidas, como fijar un porcentaje, buscan introducir disciplina financiera, para que los países se organicen y no causen impacto sobre la misma sociedad.
El déficit es un concepto muy importante examinar. En Costa Rica tenemos gastos que son el 130% de los ingresos. En 2002 eso equivale aproximadamente al 3.9% del PBI. ¿Cómo es que yo lo financio? Tengo que ir a captar los ahorros de la población vendiendo bonos, y para que sean atractivos, subir las tasas de interés. ¿Quién se ve afectado? Primero el Gobierno, que debe gastar más, pero también usted. Si uted tiene una tiendita y quería financiar su inventario, si usted quería comprarse una máquina de coser…
Las mujeres ya no solo cosemos…
-…Podría ser una imprenta… un vehículo de transporte… si usted quería renovarlo, ya no va a poder hacerlo. Entonces, muchas de estas medidas no hay que verlas como imposiciones. En Europa, con la comunidad, el requisito para la incorporación de todos los países fue que se pusieran en orden. Porque si yo soy una manzana podrida, pudro a todos los demás.
Algunos países han recurrido a dolarizar para introducir disciplina financiera. Ojalá que no existieran estos límites sino que la gente fuera responsable.
Sabemos que hay una enfermedad y tenemos la habilidad de curarla. Estamos en un clima de paz, podemos hablar y dialogar, «vender» las ideas, explicarles a otros lo que está pasando. Y eso es lo que me alienta, pensar que hay una gran oportunidad de estructurar esa Costa Rica mejor, no para la próxima elección, sino para la próxima generación.
Pero, ¿les interesa conversar para luego aplicar su plan, que ya lo tienen definido, o están realmente escuchando a la gente y dispuestos a cambiarlo si la gente no quiere determinada forma de hacer las cosas?
-Un lujo que no nos podemos dar es no dialogar y no escuchar las sugerencias. Tampoco decir que no. Porque si lo que yo tengo es oposición por oposición, es lo más irracional, significa que no entendió el problema. Estamos completamente abiertos al diálogo. Si hay una medida que sea mejor, ¿por qué no la vamos a tomar? El problema es cuando se dice que no, ¿y entonces qué? Al fin y al cabo quien pierde es solo Costa Rica.
Por eso estoy visitando a todos los grupos con el objetivo de que estén preparados, porque pronto debe darse el diálogo. Primero es vender la idea, la difusión del problema, para que nos encamine a las soluciones. Hay un proyecto de ley que es muy bueno, está muy bien estructurado. Pero, como ha dicho el Presidente de la República, la idea es utilizarlo de base para enmendarlo y mejorarlo si es necesario.