Las familias de Bambuzal enfrentan un nuevo obst‡culo en la lucha por sus tierras, pues un juez penal de casaci—n anul— una sentencia que los absolv’a del delito de usurpaci—n y orden— hacer un nuevo juicio.
Un grupo de más de 30 campesinos se mantendrán en las afueras de los tribunales de Goicoechea, en respuesta por el cambio del juez agrario que lleva su causa en el juzgado de Guápiles
La disputa por la finca Bambuzal entre la trasnacional bananera Standard Fruit Company y los campesinos de la zona norte continœa sin una resoluci—n positiva para estas familias que mantienen el conflicto legal abierto en dos frentes, el agrario y el penal.
En el ‡mbito penal, segœn confirm— a UNIVERSIDAD el representante legal de los campesinos, HŽctor Monestel, el pasado 4 de marzo un juez de casaci—n anul— una sentencia emitida el a–o pasado en la que se absolv’a a las familias por el delito de usurpaci—n de las tierras y orden— adem‡s volver a realizar un juicio que ya hab’an ganado los campesinos.
Para Monestel esto es «un nuevo revŽs en la lucha de estas personas por su derecho a la tierra», sin embargo, asegur— que los campesinos no se sienten amedrentados y por el contrario «no tienen temor de ir a un nuevo debate pues ahora tienen m‡s pruebas, m‡s argumentos y m‡s moral para ganar el juicio».
«Esta nueva resoluci—n es parte de todo un proceso irregular que hemos vivido. Lo œnico que est‡n haciendo es jugar con el tiempo para cansarnos y matarnos de hambre y desesperaci—n pero no lo van a lograr. Insistiremos en un juicio agrario pronto y cumplido», afirm— Monestel.
MòLTIPLES IRREGULARIDADES
El abogado afirm— que las irregularidades en el proceso legal de este caso sobran y han sido recurrentes a travŽs de los a–os.
La m‡s evidente, para los campesinos, es el retraso del juicio agrario contra la bananera, pues interpusieron la demanda desde agosto del 2002 y todav’a ni siquiera han entrado en la fase de recepci—n de pruebas.
Otra irregularidad, indic— Monestel, ocurri— hace varias semanas, cuando sobresey— una causa penal por usurpaci—n que sirvi— a la Standard para realizar el desalojo de las familias en julio del 2003.
«A pesar de que la denuncia fue declarada en sobreseimiento definitivo, es decir, venci— y fue archivada, lo que segœn el c—digo procesal, absuelve a las familias de todos los cargos relacionados a la causa. El juez orden— que se mantengan las medidas cautelares que estaban unidas a la denuncia, es decir, dej— en pie la orden de desalojo y confirm— que la finca es propiedad de la Standard, lo que desde todo punto de vista es una contradicci—n», explic— Monestel.
Adem‡s, en la sentencia de sobreseimiento, los costos del juicio se cargan al Estado y no a la trasnacional, agreg—.
Monestel considera que es peligroso adem‡s que en la v’a penal se estŽn tomando tantas decisiones sin esperar los resultados del juicio agrario, pues podr’a caerse en una contradicci—n de sentencias que dejar’a al descubierto el manejo irregular del caso de estas familias.
EN PIE DE LUCHA
A pesar de todas las contrariedades, los campesinos de Bambuzal aseguran que no descansar‡n hasta lograr que se reconozca su derecho a esas tierras en las que han vivido y trabajado los œltimos cinco a–os.
Por esa raz—n, un grupo de m‡s de 30 campesinos se mantendr‡n en las afueras de los tribunales de Goicoechea, pues en las pr—ximas semanas esperan que se conozca en esa sede una petici—n para cambiar el juez agrario que lleva su causa en el juzgado de Gu‡piles, y que segœn ellos, se ha aliado a la bananera para retardar el juicio en esta v’a.
El a–o pasado este juez acogi— en menos de 24 horas una apelaci—n de la Standard para evitar que los campesinos regresaran a Bambuzal amparados en una resoluci—n que les levantaba la prohibici—n de acercarse a la finca.
Sin embargo, los campesinos no se desaniman por los reveses sufridos pues los consideran un paso m‡s que muestra el agotamiento de las v’as nacionales para poder elevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en nuestro pa’s, ente en el cual centran sus verdaderas esperanzas para recuperar sus parcelas.
Por ahora, el resto de familias se encuentra en un lote cercano a Bambuzal en espera de poder volver al sitio que aseguran es su hogar.
En este lote se han mantenido los œltimos meses despuŽs de pasar meses refugiados en la Catedral Metropolitana en busca de que se acelerara el juicio agrario, objetivo que a pesar de su protesta pac’fica no lograron.